Con la llegada del otoño y el cambio de hora que tendrá lugar muy pronto, los parques se vacían y los niños empiezan a quedarse en casa a diario.
Sin embargo debemos saber que respirar aire puro, la visión del cielo y el contacto con la naturaleza son cosas muy importantes para la salud de nuestros hijos.
A veces no somos conscientes de la importancia de estar al aire libre, tan acostumbrados como estamos a estar siempre entre cuatro paredes con aire acondicionado en verano y calefacción en invierno, pero el ser humano necesita estar al aire libre y está programado para ello.
Por esto se está viendo que últimamente hay muchas personas con déficits de vitamina D (que se recarga fácilmente estando un rato al sol cada día) y se ha prescrito por protocolo una suplementación de esta vitamina a todos los bebés (tomen leche materna o artificial).
Asimismo, mucha gente tiene problemas de salud por nuestro estilo de vida sedentario y de interior, desde problemas articulares, musculares, aumento de las alergias e infecciones o problemas cardiovasculares.
Los bebés deben poder estar al aire libre desde que nacen y esa creencia de que no pueden salir de casa durante los primeros meses no tiene ningún sentido.
Si un bebé está bien abrigado puede salir de casa incluso en invierno o cuando llueve y se beneficiará del sol, de respirar el aire más limpio, reforzará sus defensas y su inmunidad y se sentirá más animado.
Y ya no sólo hablando de salud, es que los niños (aunque a veces no se den cuenta y no quieran salir de casa) necesitan salir para desfogar su energía, correr, saltar, trepar y jugar.
En casa no es posible jugar con energía y con un esfuerzo físico importante, por tanto necesitan salir para sentirse mucho mejor físicamente y emocionalmente.
¿No te ha pasado que tu hijo lleva todo el día en casa y está nervioso y enfadado todo el tiempo? porque necesita salir de casa con urgencia y aunque sea media hora se va a beneficiar de ir al parque.
¿Y si llueve?
Si llueve también se puede salir con chubasquero y botas de agua. De hecho saltar en los charcos es una de las actividades favoritas de nuestros hijos, sólo tienes que tener en cuenta que cuando termines de jugar es conveniente volver rápido a casa a daros un baño caliente para no estar mojado y con frío.
Si son bebés se puede usar un portabebés para que vayan más protegidos o bien un plástico de lluvia para el carrito (pero el niño debe salir también de esa burbuja).
Un paseo por la playa si vives cerca, por el monte o incluso pasar un rato en el parque, recarga las pilas y la salud de nuestros hijos.