Estando de vacaciones no hay que dejar de cuidarse y tenemos la obligación de estar siempre divinas de la muerte, bueno no es que tengamos la obligación es que nos gusta estar monas siempre.
Y como no tenemos ganas de hacer nada, estamos todo el tiempo en la calle y no queremos perder tiempo os voy a recomendar una solución para las manicuras y pedicuras: la permanente (no es que os vayais a hacer rizos en los dedos, no, es que se llama así).
No tiene nada que ver con las uñas de gel, que me parecen espantosas (sin ánimo de ofender al que le gusten). Se trata de que te pinten las uñas y te dure más o menos quince días, y siempre perfectas. Es una maravilla la verdad.
La he probado varias veces y me encanta, porque consigues tener siempre las uñas impecables y eso es un gustazo. El único inconveniente es que dependo de llamar al centro dónde las hago y que me den hora. Eso para mi es un jaleo porque luego ese día me surge algo y no voy. Intento aprovechar cuando voy a la pelu y hacérmelas a la vez, así no tengo que perder más tiempo, y la pelu es sagrada.
Cometí el fallo de comprarme un kit para hacerlas en casa y para mi no sirve eso, no sé hacerlas bien y mira que disfruto pintándome las uñas, que me encanta. Pero así no. Para casa soy tradicional (en este temaaa ehhh). Si sois mañosas os recomiendo estos kits, sale más barato (a pesar de la inversión inicial) y no tenéis que andar pendientes de pedir hora y eso.
En fin, que me las voy a hacer el día antes de irme de vacaciones, de un color mono que pegue con todo (que luego no me puedo poner según que ropa, que soy así de tonta), bueno igual me la hago francesa que en verano queda muy bien (tengo que tomar una decisión importante como véis). Y no me pienso preocupar de las uñas hasta que vuelva.
Voy a ser una persona libre e independiente desde el punto de vista de la manicura, que de lo demás también.
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