El título que da nombre a esta película no solo quiere referirse a la lucha por la esperanza y a la increíble actitud positiva que adopta Guido en el campo de concentración nazi en el que se hallaba prisionero junto a su hijo. Este título pretende trasladarse también a la realidad del espectador y supone así el deseo de lograr la felicidad, de intentar aceptar los problemas, errores y aspectos negativos de la vida misma y vivir siempre con una actitud esperanzada.
Aunque el tema de esta entrada no es La vida es bella, esta película sí tiene mucho que ver con el viaje que Rocío y yo hicimos el jueves al campo de concentración nazi Sachsenhausen, pues en él pudimos descubrir los mismos lugares aterradores que salían en dicho filme. Y cierto es que nos causaron una fuerte impresión.
Hacía ya mucho tiempo que me apetecía trasladarme al pequeño pueblo de Oranienbrurg (muy cercano a Berlín) para visitar este famoso campo de concentración y por fin me decidí esta semana en la que, por cierto, estoy de vacaciones. Si bien es cierto que la visita a un campo de concentración es en cierto modo un trago un tanto duro de digerir y muchos prefieren prescindir de este tipo de excursiones, yo pienso que es una ocasión única de ver en primera persona (y no solo en las múltiples películas que se han hecho a este respecto) solo algunos recuerdos de las atrocidades cometidas en la era hitleriana (1933-1945).
Para poder explicar detalladamente nuestro viaje voy a dividir esta entrada en diferentes apartados. Aunque voy a escribir cosas generales, si queréis entrar en mayores detalles solo tenéis que visitar esta página web de los Apuntes del viajero. La he leído y creo que complementa bastante bien todo lo que voy a contar.
VOCABULARIO IMPORTANTE
Estas son solo algunas palabras relacionadas con los campos de concentración nazis:
Antisemitismo: Doctrina o tendencia de los antisemitas (enemigos de la raza hebrea, de su cultura o de su influencia).
Ario: Se dice del individuo perteneciente a un pueblo de estirpe nórdica, supuestamente formado por los descendientes de los antiguos indoeuropeos.Barraca: Caseta o albergue construido toscamente y con materiales ligeros.Cámara de gas: Recinto cerrado herméticamente que se llena de gases tóxicos para ejecutar a una persona.Campo de concentración: Recinto vallado en el que se recluye a prisioneros políticos o de guerra, generalmente aislado de núcleos urbanos.
Crematorio: Perteneciente o relativo a la cremación de los cadáveres y materias deletéreas.Genocidio: Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad.
Gestapo: Policía secreta nacionalsocialista alemana responsable de la seguridad interna del III Reich, fundada por Goering en 1933. Se convirtió en el aparato represivo por excelencia del régimen.
Holocausto: Gran matanza de seres humanos.
Torre de vigilancia: Lugar desde el que se controlaban a los presos de un campo de concentración.
EL RECUERDO DEL PASADO
Muchos se preguntan el por qué de conservar todavía en Alemania lugares como campos de concentración que rememoran las atrocidades cometidas en el pasado. ¿Por qué no borrar un pasado turbio que ensucia la imagen de un país? ¿No es molesto para los alemanes tener en cada rincón de sus ciudades motivos que se relacionan con un pasado brutal?
Imagen de la película El niño con el pijama de rayas.
Ciertamente todo tiene una explicación y Berlín, en concreto, con sus museos y demás motivos que se ven en la ciudad se caracteriza por esa gran capacidad de mostrar abiertamente los hechos pasados con el objetivo de pedir perdón, rendir homenaje y aprender de los errores. Tal vez pueda aplicarse aquí lo que el filósofo y escritor Santayana explicaba en más de una ocasión, y es que quienes no pueden recordar y analizar el pasado están condenados a repetirlo.
A continuación, voy a poner fotografías de algunas placas que se encuentran en Bayerischerplatz, una antigua zona judía que pertenece ahora al barrio berlinés de Schöneberg. Estas placas, juntos con otros muchos motivos que se pueden ver en la ciudad, son solo un ejemplo que demuestra una vez más esa capacidad de los alemanes de recordar y mantener el pasado presentes en sus ciudades.
Dice: Los médicos judíos no pueden ejercer nunca más.
Dice: Prohibido que los judíos se bañen en el lago Wannsee.
Dice: Prohibido que los judíos visiten cines, teatros,
óperas y conciertos.
Dice: En Bayerischerplatz, los judíos solo pueden sentarse
en los bancos marcados con amarillo.
SALIDA BERLÍN-SACHSENHAUSEN
Como ya comenté anteriormente, salí a ver el campo de concentración de Sachsenhausen acompañada de una amiga el jueves de esta semana. Este famoso campo se sitúa en la localidad de Oranienburg y es muy sencillo llegar allí desde Berlín. Desde la famosa Potsdamerplatz, por poner un ejemplo, solo se tardan 48 minutos (véase captura de pantalla con una muestra de itinerario):
Para desplazarse allí desde Berlín solo se necesita un billete de la la zona C. En caso de que ya se disponga de uno de las zonas A y B, bastaría con comprarse un billete de conexión que cuesta tan solo 1,60 €.
LLEGADA A SACHSENHAUSEN
Una vez que el bus 804 nos dejó delante del campo de concentración, la lluvia nos acompañó hasta el puesto de información. Allí cogimos dos cosas indispensables para nuestra ruta: un buen plano y una audio-guía que solo costó 3€ y fue para nosotras una gran fuente de información. Por suerte, pudimos conseguir todo en español para no perdernos detalle.
La entrada es gratuita y los horarios son estos:
Del 15 de marzo al 14 de octubre: todos los días de 8:30 a 18:00 horas.
Del 15 de octubre al 14 de marzo: todos los días de 8:30 a 16:30 horas.
Los museos cierran los lunes.
Como recomendación, y aunque yo he visitado este lugar a comienzos de otoño, yo recomendaría ir allí en los meses de primavera o de verano. Es un lugar ya muy triste en sí y no estaría nada mal que acompañase la luz del día y unos bonitos rayos de sol.
- Construido por los nazis en 1936.
- Se conoce con el nombre de Gedenkstätte, que significa lugar conmemorativo.
- Objetivo: liquidar masivamente a opositores políticos, judíos, gitanos, homosexuales, posteriores prisioneros de guerra y a los testigos de Jehová.
- Número de muertos aproximados: 30.000
- Si alguien intentaba huir, se ahorcaba al prisionero frente al resto de personas reunidas.
- Los prisioneros sufrieron hacinamiento, inanición y trabajos forzados.
- Los castigos podían ser muy duros. Algunos prisioneros tenían que hacer el "saludo de Sachsenhausen", donde un prisionero en cuclillas tenía que mantener los brazos extendidos al frente.
- Uniforme del prisionero:
PLACAS
Dice: Zona neutral. Te pueden disparar inmediatamente sin avisar.
Placas conmemorativas.
Una de las placas del campo.
Una placa conmemorativa de la República de Austria
a los prisioneros del campo.
Una de las placas que se pueden ver en el interior de uno de los museos del campo
en el que se rinde homenaje a la vida de este pequeño judío.
ZONAS EXTERIORES
Especie de bosque que se ve a la llegada.
Entrada al campo.
Las letras de la puerta significan: El trabajo os hará libres.
Barracas.
Entrada a una de las barracas. Todas ellas estaban numeradas.
Una de las torres de control.
ZONAS INTERIORESCamas.
Una de las prisiones.
Sala de enfermería.
Zona de aseo en un barracón.
Más aseos.
REPONIENDO FUERZAS
Y después de quedarnos con un mal trago tras las casi dos horas de visita de Sachsenhausen, cogimos un taxi en dirección a la estación de Oranienburg y allí le pusimos una sonrisa al día con un un clásico Happy Meal. Sin duda, la visita valió la pena y se la recomiendo a toda cabeza inquieta que quiera poner a La vida es bella un toque de realidad.
No veo la miseria que hay, sino la belleza que aún queda(Ana Frank)
El modo en que un hombre acepta su destino y todo el sufrimiento que éste conlleva, la forma en que carga con su cruz, le da muchas oportunidades (incluso bajo las circunstancias más difíciles) para añadir a su vida un sentido más profundo. Puede conservar su valor, su dignidad, su generosidad. O bien, en la dura lucha por la supervivencia, puede olvidar su dignidad humana y ser poco más que un animal, tal como nos ha recordado la psicología del prisionero en un campo de concentración. Aquí reside la oportunidad que el hombre tiene de aprovechar o de dejar pasar las ocasiones de alcanzar los méritos que una situación difícil puede proporcionarle (Viktor Frankl).