Revista Salud y Bienestar
Estuve a punto de caer en la tentación cuando vi cómo el mantenedor del supermercado colocaba en la nevera unas tartas de queso recién hechas, detrás de los donuts de chocolate. Me alejé de allí deprisa con mis yogures blancos, mi bolsa de pan integral, mi lechuga y mis dos cajas de leche desnatada.
Cuando yo no hacía la compra, era todo más fácil, porque yo no tenía la responsabilidad de seguir una dieta sana. Pero ahora tengo que preocuparme de comer frutas y verduras todos los días y de no abusar de los azúcares refinados.
-¿Me puedo tomar un donut para merendar? -preguntaba antes, cuando quería hacer trampas.
-Claro, hijo, no seas tonto, tómatelo si te apetece -me respondían, y entonces me comía tres o cuatro.
En la cola del Mercadona, me pregunté con cuánta frecuencia me podría permitir este vicio de los dulces a partir de ahora.
Foto: Extraño escaparate de una tienda de ropa durante las rebajas.