Chris Peckover presenta en esta 49ª edición del Festival de Sitges, Safe Neighborhood, su segundo trabajo como director. Una película ambientada en plena época navideña que transita entre la comedia, el terror adolescente y el thriller.
Un cruce entre una versión adulta de Solo en casa con un inicio muy parecido a Scream, en clave de comedia, la película nos ofrece un festín de violencia en proporciones justas y totalmente acertadas. Un producto selecto y estilizado con un toque mainstream, que bebe directamente del terror adolescente y el slasher.
No hay lugar más peligroso que un tranquilo barrio americano en una blanca noche navideña. Si no, que se lo pregunten a Ashley, la niñera del hijo de los Lerner, que deberá defender al pequeño de unos desconocidos que han irrumpido en la casa. Pronto, la chica descubrirá que no se trata de un asalto al uso.
Safe Neighborhood es una película que sorprende muy gratamente al espectador y, llegados ya al ecuador del certamen, no me pesa lo más mínimo afirmar que es la mejor película del Festival que he visto. Dudo mucho que en los pocos días que quedan, surja alguna opción mucho mejor.
Desde luego, hay que tener cuidado cuando te hablen de la película, con un simple detalle que alberga el guión escrito por Zack Kahn, te puede chafar toda la sorpresa que nos depara el film australiano. Un pequeño golpe de efecto que hará que te sorprenda muchísimo.
La genial puesta en escena y, sobre todo, la dirección de los actores, nos obsequia un producto de calidad en aspectos técnicos. Los tres jóvenes protagonistas; Luke, Garret y Ashley, interpretados por Levi Miller (Pan: Viaje a Nunca Jamás), Ed Oxenbould (La visita) y Olivia DeJonge (La visita) hacen de un film que reutiliza la misma fórmula que otros clásicos del terror teen, una contundente, bien elaborada y disfrutable película.
Quizás, Miller, adquiere un mayor protagonismo en el desenlace, pero hay que reconocer que los tres actores lo bordan. Entre Ed y Olivia nace una química especial después de haber trabajado juntos en la película de Shyamalan, La visita. Y eso se nota en el resultado, que es tremendamente creíble.
La banda sonora de Brian Cachia aprovecha algún éxito navideño como el Christmas Carols en versión un tanto oscura, del estilo Trans-Siberian Orchestra y ambienta muy bien con una partitura propia que otorga intensidad al conjunto.
La película va in crescendo y se va descontrolando poco a poco en cada nueva situación que están tremendamente bien realizadas.
El desarrollo de la película consigue atraparte hasta su desenlace brillantemente divertido. Sin llegar a ofrecer algo realmente grotesco, contiene alguna escena escabrosa para un producto de esta categoría, como la del bote de pintura.
En general el resultado es un tanto descafeinado por su impresión humorística, pero también tiene su punto terrorífico si trasladamos las situaciones al mundo real.
Desde Rare Exports, film que también pasó por el certamen en 2010 y ganó el premio a Mejor película, la única vez que he compartido plenamente mi opinión con la decisión del festival, que no veía una película tan ambientada en la época navideña tan bien hecha y digerible. Altamente recomendable.