La nigromancia, al ser considerada magia negra, suele estar asociada a personajes negativos, como los antagonistas, y suele ser más una habilidad que una característica definitoria. Pese a que suelo moverme mucho en el género fantástico, no me he tropezado con muchos nigromantes en mis lecturas. Ahora mismo, solo se me ocurren dos personajes secundarios (uno en Las fuentes perdidas y el otro de La última primavera) que no son villanos prototípicos, pero sí figuras negativas. Por eso me llamaba la atención la saga de La tumba sellada, un mundo donde los nigromantes campan a sus anchas y casi siempre ocupan posiciones de poder.
En segundo lugar, había oído decir que la novela tenía un importante componente LGTBI. La lucha de este colectivo por conseguir representación en todos los géneros literarios está siendo ardua, pero da sus frutos. Poco a poco los personajes LGTBI han ido abandonando la etiqueta de tabú, para aparecer esporádicamente como reivindicación y, al fin, conseguir el protagonismo que merecen sin que su condición sexual les defina. Esta revolución empezó en la literatura romántica, pero de cada vez recuperan más espacios y es más frecuente encontrar a personajes que pertenecen al colectivo en cualquier género, incluso en literatura fantástica, aunque aún queda mucho trabajo por delante.
Tanto el primero como el segundo son motivos más que válidos para añadir la saga a mi montón de pendientes, pero no son lo suficientemente poderosos como para animarme a empezarla, y menos tras la decepcionante experiencia de conocer a la autora en el Celsius 232 de 2022. Fui a una presentación suya y me pareció una persona cercana y alegre. Lo que no me gustó fue su fandom: gente que gritaba y aplaudía emocionada cada palabra, como si estuvieran ante una estrella del rock, y que monopolizaron la charla, obligando a la autora a responder a preguntas absurdas e insustanciales. Además, hicieron tanto énfasis en el tema queer, que esperaba encontrarme con una novela rompedora, cuando en realidad es solo un elemento más (que es lo que debería ser) y no el tema central.
El verdadero motivo por el que he decidido leerlo ahora es que un amigo de G que ha empezado a adentrarse en el mundillo literario hace poco, se enamoró de la saga y convenció a G para que leyera la novela. Para poderla comentar libremente con ambos, yo también me he animado. No ha sido todo lo que esperaba, ni mucho menos, pero pienso darle la oportunidad de resarcirse y en unas semanas empezaré el segundo.
Título: Gideon la NovenaSaga: La tumba sellada
Autora: Tamsyn Muir
Editorial: Nova
Formato: tapa dura con sobrecubierta
Traducción: David Tejera Expósito
Nº de páginas: 549
Ilustración de cubierta: Tommy Arnold
Publicación: 10/9/2019
ISBN: 9788417347970
Sinopsis:
El Emperador necesita nigromantes. La nigromante de la Novena necesita una espadachina. Gideon tiene una espada, unas revistas guarras y ninguna paciencia para tonterías con los muertos vivientes.
Después de haber sido criada por profesoras antipáticas y osificadas, sirvientes vetustos y una infinidad de esqueletos, Gideon está lista para abandonar una vida de servidumbre y un más allá como cadáver reanimado. Mete su espada y sus revistas guarras en la maleta y se prepara para su audaz escapada. Pero su némesis de la infancia no piensa dejar que se libere así como así.
Harrowhark Nonagesimus, reverenda hija de la Novena Casa y extraordinaria bruja de los huesos, ha sido convocada. El Emperador ha invitado a los herederos de cada una de sus leales casas a una prueba mortal que someterá a examen su inteligencia y sus habilidades. Si Harrowhark Nonagesimus tiene éxito, se convertirá en una sirviente inmortal y todopoderosa de la Resurrección, pero ningún nigromante ha sido capaz de conseguirlo sin la ayuda de su caballero. Sin la espada de Gideon, Harrow fracasará y la Novena Casa terminará por desaparecer.
Y hay cosas que es mejor dejar muertas.
Opinión:
El inicio de esta novela es bastante trillado dentro del género: el Emperador decide elegir a nuevos lictores y para ello convoca a la Morada Canaán a los primogénitos de las nueve casas, junto al Caballero Capital de cada Casa. Debido a la dimisión de su caballero, Harrow, heredera de la Novena Casa, obliga a Gideon a acompañarla como su nueva caballera, pese a la enorme rivalidad que hay entre ambas. Dejando de lado que cada Casa se encuentra en un planeta distinto y que Harrow es capaz de crear ejércitos de esqueletos a partir de un solo cartílago, la novela no tendría nada de particular. Ahora bien, nada más llegar la novela deja un poco de lado el componente fantástico para tontear con el thriller: sin ninguna pista para obtener el título de "lictor", encerrados en el planeta sin posibilidad de escapar ni de contactar con el exterior y con la única compañía de tres sacerdotes enigmáticos y sus sirvientes esqueletos, crecerán las tensiones entre los dieciséis miembros de las nueve casas, una situación que irá empeorando a medida que mueren asesinados unos a uno en misteriosas circunstancias.
Que conste que estoy completamente a favor de las novelas que experimentan con el género en el que se enmarcan, cruzando los límites para incorporar elementos de otros géneros, pero aquí ambos se queda a medias. Por lo que respecta a la fantasía, la novela cuenta con un mundo muy rico e interesante: nueve casas con relaciones políticas tensas, un dictador que afianza su poder gracias a los lictores y al Séquito, además de una sociedad que coexiste con los nigromantes, figuras que ocupan casi todas las posiciones de poder y cuyos poderes difieren según la casa a la que pertenecen. Como la Novena Casa lleva años aislada del resto, la excusa para ir descubriendo el mundo poco a poco junto a Gideon era perfecta. El problema es que Gideon decide no poner de su parte, no solo porque no muestra ningún interés en la política exterior o los poderes nigrománticos, sino porque pasa gran parte de la novela haciendo voto de silencio por imposición de Harrow.
He pasado gran parte de la novela confundida porque no entendía las relaciones entre personajes (la mayoría se conocen desde hace tiempo), cuál era su papel político, cómo funcionaba la relación nigromante-caballero, en qué estaba especializada cada casa, qué son los lictores... Este desconocimiento no sería un problema si no fuera porque todos los personajes dan esa información por conocida y hablan de ello con normalidad. Por ejemplo, en un momento hay una revelación y un personaje afirma "Eres ocultista. Una maga liminal. Pensé que eras animafílica" y la otra responde que nos había estado engañando todo este tiempo. Os juro que ninguna de las dos palabras había aparecido antes en el texto y no tengo ni idea de lo que significa ni lo uno ni lo otro.
No solo la configuración sociopolítica no está explicada (no sabemos siquiera cómo son los demás planeta y sabemos muy poco del planeta del que proceden las protagonistas), sino que la magia es todo un misterio para el lector (que no para los personajes). Defiendo la teoría de "mostrar antes que contar", pero siempre dentro de unos límites, porque hay cosas que tienen que explicarse sí o sí, intentando que no resulte artificial. Al principio, pensaba que las habilidades de todos los nigromantes eran las mismas que las de Harrow, construir esqueletos a partir de huesos, pero no, resulta que cada nigromante está especializado en un campo concreto. Vemos muy poco de los poderes de cada uno y eso es un problema porque el lector no tiene claros cuáles son los límites. Seguramente en el siguiente libro detallarán la nigromancia, pero ya será tarde, porque era necesario entenderlo aquí.
Esas no son las únicas razones por las que me he sentido desorientada mientras leía. Estamos ante una novela muy atmosférica. No solo los personajes se encuentran en un ambiente oclusivo, sino que el castillo en el que residen parece propio de una pesadilla: los sirvientes son esqueletos, todas las habitaciones llevan siglos abandonadas, muchas zonas del edificio parecen a punto de derrumbarse, hay un laberinto de puertas y habitaciones vacías, unos sótanos lóbregos llenos de sangre y restos humanos donde se realizaban misteriosos experimentos... Una de las escenas que más me ha impactado es cuando, en una habitación cerrada, Gideon despierta, ve un mensaje escrito con sangre en el techo y al desviar la mirada se percata que la persona que dormía a su lado ha sido desmembrada y atravesada por púas de hueso. Muy chungo todo y aun así, no es todo lo impactante que podría ser porque las descripciones son un desastre.
Nunca me había encontrado una novela en la que hubiera tal exceso de descripciones y aun así, fuera incapaz de imaginar nada. La obra se fundamenta en la descripción para crear la ambientación, pero la autora no sabe describir. Normas tan básicas como que, al entrar en una habitación, antes de hablarnos de la mesilla de noche, destaques que las paredes están recubiertas de hueso, por ejemplo. Las descripciones son muy confusas porque faltan detalles y el lenguaje no es lo suficientemente imponente. La novela tiene la ambientación gore de Cotrina, pero se pierde por no dominar el lenguaje. Que no pasa nada si hay una descripción ambigua; el problema es que todas lo son y la novela es principalmente descriptiva.
Ojo, que la novela hace alguna cosa bien, como usar una terminología anatómica muy concreta o comparaciones relacionadas con la oscuridad del mundo y los huesos. Otra cosa que me ha gustado es la experimentación formal. Por ejemplo, hay dos adolescentes muy tímidos que, cuando hablan por lo bajinis, usan diálogos en letra más pequeña. Otro recurso interesante son los diálogos dentro de diálogos (estos últimos entre paréntesis), para indicar que un personaje está hablando al mismo tiempo que otro.
«Pero continuaba con su labor de punto que llegaba hasta el suelo, el rostro recio como un puño cerrado y los hombros tan contraídos que se le notaban todos los tendones, tanto que parecía que de un momento a otro fueran a restallar al desprenderse de la articulación acromioclavicular» (terminología anatómica muy específica)
«—He sido muy comprensiva —dijo su nigromante, que le prestó a su última afirmación el mismo caso que a un excremento que Gideon acabara de expulsar en mitad del pasillo. Después cogió los guantes de las manos inquietas de Gideon y volvió a ponérselos—. Me he entregado a la apatía mientras tú te relacionabas con todos los raritos que hay en la Morada Canaán. (—¿Estás llamado raritos a los demás precisamente tú? —dijo Gideon). Pues se acabó. Ahora tenemos menos cosas que ocultar, pero muchas más que perder. »
Estos detalles aportan identidad al texto, pero eso no quita que haya muchos problemas con el estilo narrativo, en algunos casos en el original (como el uso de comparaciones extrañas y fuera de lugar) y en otros por problemas de traducción. He comparado ambas obras y la versión en castellano deja mucho que desear: equivalentes inexactos, cambio arbitrario de verbos dicendi, menos espontaneidad en los diálogos y uso de expresiones más largas, entre otras cosas.
«Iba ataviada con una chaqueta y unos guantes muy voluminosos, lo que le daba el aspecto de un malvavisco clavado en cuatro mondadientes de distintos tamaños» (comparación rara)
«Su respiración sonaba como unas natillas al caer por un conducto de aire acondicionado» (comparación rara)
Otro elemento problemático del estilo narrativo (aunque se ve intensificado en la traducción) es el exceso de referentes anafóricos. La narración se refiere a un mismo personaje en una escena de tantas formas distintas, que a veces no sabía si se refería a otra persona. Fijaos en este ejemplo:
En este fragmento se refiere a Harrow de cuatro maneras distintas, a Gideon de dos maneras y a Dulcinea de tres maneras. Entiendo que es para no resultar repetitivo y que no usa pronombres para evitar confusiones, pero es que es confuso igualmente porque tanto Dulcinea como Harrow son nigromantes, así que "la nigromante" podría referirse a cualquiera de las dos. He hecho una pequeña recopilación y en la narración el texto se refiere a Gideon de ocho maneras distintas (Gideon, Grilldeon, la Novena, la caballera, la caballera de la Novena, la caballera de Harrow, Nav, Gideon Nav) y a Harrow de trece maneras distintas (Harrow, Harrowhark, Harrowhark Nonagesimus, Harrow Nonagesimus, Nonagesimus, la nigromante, la nigromante de la Novena, la nigromante de Gideon, la heredera de la Novena Casa, la reverenda hija, la adepta, la dama de la Novena, la dama de Gideon). Absurdo. Y eso sucede con todos los personajes, aunque en su caso, no es tan exagerado. Aquí podéis ver dos ejemplos en los que es confuso:«Se dirigió a la puerta de piedra negra seguido por Harrow, ambas caballeras y los cinco esqueletos que la nigromante de la Novena había exigido de manera categórica poder levantar mientras subían».
«Los dedos de los pies de Gideon encontraron un punto de apoyo, y la Novena se irguió con el pecho metido en el agua y la carne de gallina debido al frío».
No lo he mencionado hasta ahora, pero la narración es en tercera persona focalizada en Gideon, cuyos pensamientos se intercalan de vez en cuando en la narración en forma de discurso indirecto libre. Seguir los pasos de Gideon es muy poco interesante porque se limita a ser una observadora muda y no tiene iniciativa propia. Mientras la mayoría de los demás personajes van descubriendo cosas, Gideon (y con ella, el lector), se queda en la inopia.
Aunque tenía interés por saber más cosas del mundo, la trama central que gira en torno al misterio de los asesinatos no podría importarme menos porque ni conocemos de verdad a los personajes ni Gideon se dedica a investigar. Hasta que llegan a la Morada Canaán todo iba viento en popa. Entonces, la novela se estanca, suceden los asesinatos y hay dos batallas finales. En teoría, la parte en la que se estanca se dedica a conocer y profundizar en los personajes, pero no es así porque sus conversaciones son triviales. La mayoría me han parecido interesantes... justo antes de morir. Es una lástima que cuando su personalidad empieza a relucir sea justamente en la escena en la que mueren. Hay un par a los que se les da algo más de papel, pero la novela ya iba demasiado avanzada como para que me importaran. Así, tenemos escenas tan absurdas como a Gideon traumatizada por la muerte de alguien... cuyo nombre no conocía hasta pocas horas antes.
Como veis, de los secundarios tengo poco que decir porque no he tenido tiempo de encariñarme con ellos. Es normal no confiar en los demás, y no pido que todos los personajes sean como Magnus, el único que se abre desde el principio, pero a penas sabemos nada de ellos, solo hay una pequeña caracterización. A eso hay que sumarle que la mayoría son veinteañeros y los que no lo son, aparecen muy poco, así que todos están en una misma fase de madurez. Claro que es una sorpresa cuando se revela quién era el traidor y hay algunos giros con los personajes, pero eso se debe a que no sabías nada de ellos, así que la revelación tampoco supone una sorpresa como tal. Más que pistas hay detallitos que, si te entretienes en juntarlos, justifican las revelaciones finales, pero yo como mínimo, necesito que me dejen las cosas un poco más claras.
Harrow está desaparecida gran parte de la novela, investigando por su cuenta, pero aun así, podríamos considerar que es coprotagonista debido a la relación que tiene con Gideon. Al parecer se odian profundamente (en teoría Harrow la maltrataba y Gideon deseaba sinceramente su muerte), pero yo no he visto más que rivalidad y admiración. Es por eso que cuando su relación se hace más estrecha y hablan las cosas, no me ha parecido que el cambio de dinámica fuera tan abismal. No se construye bien la relación que tenían en su infancia (no hay ninguna escena del pasado, solo menciones a jugarretas) y el fuerte vínculo que se supone que han forjado al final de la novela no me ha parecido tan poderoso como la autora nos quiere hacer creer. La escena de la piscina está muy bien, pero le falta impacto, y antes de eso hay muy pocas dinámicas entre ambas. Que Harrow se vaya a hacer cosas por su cuenta me ha parecido un error. Eso sí, es un personaje que promete (es mucho más seria, curiosa e inteligente que Gideon), por lo que tengo ganas de saber más de él.
Gideon es vivaracha, despreocupada, bromista, sarcástica y tiene pocas aspiraciones. Lo más interesante del personaje es su labia, pero no podemos disfrutar de ella porque finge cumplir un voto de silencio durante gran parte de la novela y la narración no nos muestra sus pensamientos. Es la principal fuente de humor de la novela, pero son muy pocas las ocasiones en las que me ha hecho gracia porque es un humor absurdo propio de la generación Z que a mí no me hace ni pizca de gracia. Lo cierto es que me ha recordado muchísimo a la autora, como si se hubiera plasmado en el personaje.
(La mayoría de veces no me hacía ninguna gracia)
«Gideon volvió a tirar de la escotilla, como si hacer una de las cosas más inútiles que podía hacer en ese momento fuese a darle pena a las leyes de la física que la mantenían cerrada.»
«La gravedad quedó un poco aplacada por las manos que habían empezado a formarse bajo ella antes del golpe, que consiguieron reducir la gravedad de su caída de "necrológica" a "terrible"»
(Otras veces, el humor estaba bien)
Por otra parte, Gideon es lesbiana y eso está tratado con absoluta normalidad. Ni es un tema central de la novela ni tiene una relación con alguien, ni nadie lo menciona como si fuera algo destacable. Su identidad sexual está clara desde en principio, no es que se esconda bajo ambigüedades (lee revistas de mujeres desnudas, nunca se fija en los hombres, pero sí que describe el cuerpo de las mujeres con todo lujo de detalles, se la nota nerviosa ante una chica guapa, etc.), pero tampoco hace de ello una bandera y lo exhibe ante todo el mundo. Me gusta que su interés quede claro con detalles y no que lo grite a los cuatro vientos y sea tan obvio. Es por eso que me sorprende que lo que más destaca la gente de esta novela, es que Gideon sea lesbiana. Quizás hay tan poca representación en literatura que no sea romántica, que esto suponga toda una revolución, no lo sé.
El final me ha parecido un caos debido a los problemas con las descripciones. Pasan cosas, todas muy chungas y aunque me he enterado, no he sido capaz de visualizar nada. Imaginad mi confusión, que mueren dos personajes importantes y yo solo me enteré varias páginas después y porque lo releí varias veces. Es un final acorde con el tono del resto de la novela, por mucho que me pese, y lo bueno es que promete que Harrow será la protagonista del siguiente libro, así que tengo la esperanza de encontrar algo distinto.
En conclusión, es una novela prometedora, pero que le falta mucho por pulir. No te dejes seducir por el reclamo comercial de "nigromantes lesbianas en el espacio": yo caí de cuatro patas y al final me he llevado una decepción. Sí, hay nigromantes y el mundo es muy interesante, pero falta mucho worldbuilding, explicaciones tanto sociopolíticas como sobre el funcionamiento de la magia. Sí, la protagonista es lesbiana y es algo que está muy bien integrado en la narración, pero no tiene ninguna relevancia para la historia. Sí, viajan en una nave hasta la Morada Canaán, pero más allá de eso, que no dura más de un par de páginas, no se vuelve a mencionar el espacio. A eso hay que sumarle la traducción regulera y que a la narración le falta pulido, tanto por las descripciones indescifrables (que abarcan la mayor parte de la novela y no son capaces de recrear una atmósfera gótica), como por las comparaciones extrañas como por el abuso de referentes anafóricos. Por suerte, el misterio y el humor de Gideon, solo en algunas ocasiones, ayuda a digerir una trama de asesinatos donde los muertos solo te importan en la escena anterior a su muerte. Pese a todo, Harrow promete mucho como protagonista, así que leeré como mínimo el siguiente.
Cosas que he aprendido:
- El recurso de los paréntesis para indicar que dos personas hablan al mismo tiempo y el de la letra pequeña para mostrar timidez son muy visuales.
- Cómo normalizar un personaje LGTBI.
Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:
PUNTUACIÓN...2'5/5!
Primeras Líneas...