Sagardi potenciará su expansión internacional en 2012

Grupo Sagardi abrirá en 2012 tres nuevos restaurantes en Ámsterdam, México y Oporto con socios inversores que se sumarán a la reciente apertura de Santiago de Chile. Su apuesta no se basa en la franquicia ni en la concesión de licencias sino en el desarrollo de joint venture con socios locales donde Sagardi es el socio industrial mientras que el local solo es inversor.
Sagardi es una empresa familiar, creada en 1996, formada hoy por una veintena de restaurantes centrados en torno a la cocina vasca tradicional popular (con una decena de las marcas entre las que destacan Sagardi, Orio, Irati, Euskal Etxea, Golfo de Vizcaya), un par de hoteles y una empresa de catering. Los locales están distribuidos por Barcelona, Madrid (2) y Valencia (3) en España.
Descartada la apuesta del crecimiento mediante el sistema de franquicia, todas las operaciones de crecimiento se han desarrollado con capital directamente aportado por los socios. “La franquicia no es un sistema que sea compatible con la restauración de calidad” explica el fundador y presidente de la cadena de restauración, Iñaki López de Viñaspre.
Este alavés, antropólogo de formación, afirma que “estamos creciendo con líneas de financiación externa, principalmente ICO”.
Viñaspre explica que su estrategia de crecimiento pasa fundamentalmente por la expansión internacional bajo la enseña Sagardi sobre todo en capitales europeas como Bruselas y París. “Además estamos intentando abrir el mercado de Estados Unidos entrando por Nueva York”. Hoy mismo está en esa capital intentando cerrar acuerdos.
La expansión internacional se inició con la marca Sagardi, en 2008, abriendo un restaurante en Andorra y otro en Buenos Aires que tiene un pequeño hotel adyacente, un nuevo concepto de alojamiento singular, Sagardi Loft Osteria.
“En España utilizamos más el criterio de oportunidad centrándonos en Madrid y Barcelona principalmente donde están apareciendo locales a precios asequibles en buenos emplazamientos”.
Abrir un nuevo restaurante le supone al grupo en torno a un millón de euros que se genera con la reinversión de los beneficios ya que la empresa no reparte dividendos.
El negocio generó 36 millones de euros en el último ejercicio con una fuerza laboral de 600 trabajadores y una estructura central de 60 personas más. Viñaspre recuerda el lema de la empresa: “es obligatorio que todo el mundo se traiga la cabeza al trabajo”.
La propiedad de la matriz, Sagardotegui SL, se la reparten junto al fundador, Iñaki (54% del capital), su hermano Mikel (director general para España), Octavio (director financiero) yTxema Retana (diseñador industrial que se encarga del diseño interior de los nuevos locales).
Sobre lacrisis tiene claro que está podando el sector por la mitad pero en su caso “sufrimos una caída de un 10% en la facturación de 2009 pero estabilizamos las ventas en 2010 y repetimos negocio en 2011”.
La poda de la crisis
Viñaspre es de la opinión que en el último ciclo expansivo el sector se pobló de muchos aficionados, con un volumen de intrusismo relativamente alto, creándose una burbuja que ahora la crisis está podando “de manera transversal, está afectando a todos los niveles, desde el fast food a la alta restauración. Y es que el sector en España ha padecido históricamente una atomización muy grande de las unidades de negocio y con modelos de gestión muy primarios”.
Viñaspre señala que “están desapareciendo conceptos poco definidos y que se ha producido una compactación donde dominan los grandes y los medianos grupos. Los restaurantes individuales suponen y asolo un 20% del total”.
Para sobrevivir es primordial una acurada gestión que en el caso de Sagardi es muy directa. La gestión empresarial del grupo se sustenta en un sucinto decálogo que creó en su día el fundador: alta especialización; valor de la marca; identificar el capital; gestión diaria de la cuenta de explotación; ir a buscar al cliente; no al low cost; adaptarse; momento de crecer; mantener el prestigio: y cumplir las normativas.
Otra de las iniciativas de Sagardi pasa por ligar acuerdos con productores alimentarios. Es el caso de la joint venture desarrollada con la familia Torres propietaria de las bodegas del mismo nombre, para desarrollar La Vinoteca Torres de Barcelona. “Es el inicio de un posicionamiento de marca enogastronómica que creemos que tiene largo recorrido”.