Revista Comunicación

Sáhara, moneda de cambio

Publicado el 15 diciembre 2010 por Ciberculturalia
Sáhara, moneda de cambio
La Unión Europea, con la aquiescencia del Gobierno Español, da por resuelto a la par que zanjado, el grave incidente ocurrido con el desmantelamiento, ilegal, ilegítimo y brutal, del campamento de los saharauis en El Aaiún. 
Mientras, los papeles de Wikileaks desvelan que  en el año 2006, el ministro Moratinos propuso  convertir el Sahara en una autonomía dentro de Marruecos. Según el ministro consistiría en  "una solución similar a la que España ha dado a Cataluña".
Esta es la realidad que nos cuentan los cables Wikileaks, de las embajadas de Estados Unidos en Madrid, en Rabat y en Paris.
El que ahora la Unión Europea y el Gobierno Español quieran olvidar, con rapidez y sin ambages,  el último episodio cometido por el Gobierno Marroquí contra los saharauis, no hace más  que confirmar  cuáles son las prioridades de Europa y de España. Primero, y siempre, Marruecos.
Para suavizar las relaciones, se ha firmado un nuevo acuerdo agrícola y pesquero entre la Unión Europea y el reino de Marruecos.
Para Marruecos, el convenio le es muy beneficioso porque  aumenta los cupos de tomate que el país magrebí vende a los países comunitarios con arancel bajo y  también ofrece cesiones a las importaciones de otras frutas y verduras marroquíes.
Para los europeos, el pacto es ventajoso sobre todo para sus exportaciones de productos transformados, como conservas, lácteos y cereales, al mercado del país norteafricano.
Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo con este convenio ya que este  arreglo preocupa especialmente a los productores de zonas españolas como Almería, Murcia, Canarias o la Comunidad Valenciana, pues temen la competencia desleal por el incremento de importaciones marroquíes a bajo precio, que coinciden con las frutas y verduras españolas en el calendario de comercialización.
Por si tuvieramos alguna duda en el interés de calmar a Marruecos,  la jefa de la diplomacia española, señora Jiménez, ha afirmado que "ningún suceso va a alterar la relación entre la Unión Europea y Marruecos".
Para que queremos más. Campo libre. Ningún traba, valladar o similar ante el reino de Marruecos,  que visto lo visto, y ante las declaraciones sustanciosas de la señora ministra,  seguirá  violando, cuanto y cuando le plazca,  los derechos humanos más básicos del pueblo saharaui. 
Nos queda la denuncia. Y esa no la abandonaremos.  Suponer, ya suponíamos. Ahora lo sabemos y se puede contrastar con documentos. Por ello necesitamos muchos Wikileaks en nuestra vida. 
Con razón los poderes fácticos están preocupados con la libertad que ofrece Internet.  Aunque yo últimamente me pregunto ¿por cuánto tiempo nos dejarán disfrutar de este espacio sin censura?
Sáhara, moneda de cambio

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