Revista Cultura y Ocio

Saipán y Tinián : Japón hacia 1944

Por Joaquintoledo

Escrito porJoaquín Toledo, especialista en historia del mundo, historia antigua y  con amplia experiencia en investigaciones sobre conflictos bélicos.

Los años de 1942 a 1943 sumaban desastrosas derrotas para los japoneses desde Midway hasta Guadalcanal, y que dieron como resultado un golpe en seco para sus ansias de conquista. Luego los ahora todopoderosos estadounidenses avanzaban triunfantes tomando las islas Salomón, Gilbert y Marshall en la península de Nueva Guinea. La intención de los americanos era clara, le arrebatarían a los nipones, isla por isla hasta llegar al mismo Japón, además había un acaecido un hecho decisivo: los americanos asesinaron a Yamamoto, el gran almirante japonés, y que fue reemplazado por Mineichi Koga. Entonces, el siguiente paso llevó a los aliados al perímetro defensivo del imperio nipón constituido por las islas Carolinas, Palau y Marianas, territorios que habían sido adheridos ya desde la Primera Guerra Mundial como recompensa por colaborar con los aliados, por ello los estadounidenses esperaban una fiera resistencia sumada a bases y fortificaciones bien establecidas.

Los japoneses empiezan a recibir grandes palizas
Del bando nipón las cosas no iban nada bien. Las tropas japonesas para 1944, tal cual sus aliados alemanes, peleaban sólo para defender a su país lo más que pudiesen, ya no para ganar la guerra, hecho que se había convertido a todas luces en una utopía. Ahora sólo les restaba defenderse con la esperanza de conservar al emperador en el trono y de recibir cierto trato piadoso de parte de los occidentales. El plan de los estadounidenses era totalmente contundente, sólo se aceptaría la rendición incondicional de Japón, nada más. Se ideó un plan en el cual MacArthur avanzaría rumbo a las Filipinas, para cumplir su promesa de retorno a este pueblo, mientras que Chester Nimitz atacaría las Islas Marianas, que de ser tomadas por los aliados permitirían establecer unas bases aéreas cada vez más cercanas a Japón y a Tokio. Los japoneses, a propósito esperaban un ataque sobre las Carolinas y para ello orquestaron todo un plan basado en la Operación A-Go, de carácter dizque ofensivo, aunque ya nada podía hacerse frente a la gigantesca flota aliada. En cuanto al mando en Japón, después de que Koga falleciera en un accidente de avión, fue reemplazado por Soemu Toyoda.

La batalla en Saipán
El 11 de junio acaecieron algunas incursiones aéreas sobre la isla y otros puntos de las Marianas al norte, hecho que sorprendería a los japoneses y les causaría terribles y nefastas bajas en su aviación estancada en tierra, fundamental para el desarrollo de la batalla del Mar de Filipinas que acaecería unos días después. En sí, sólo era el preludio, pues el 13 de junio de 1944 los acorazados aliados bombardearon la isla defendida por 31 mil japoneses. Después de un par de horas en el que se calcula cayeron más de 160 mil proyectiles, no causaron grandes daños o bajas más allá de la destrucción de algunas minas, los marines sabían que lo peor estaba al desembarcar como era típico de los japoneses. Luego de dos días de intensos bombardeos, el 15 de junio de 1944 300 vehículos anfibios llegaron a tierra desembarcando a 8 mil marines, no obstante la artillería nipona consiguió hundir casi 20  transportes. Hacia el anochecer se logró tomar las playas y se empezó la toma de la isla rumbo al interior. Los japoneses contraatacaron en un ataque suicida en el que se lanzaban a los americanos como carne de cañón, blancos fáciles para estos.

Al día siguiente desembarcaron más marines y en el anochecer los japoneses volverían  a lanzar un contraataque que resultaría  en fracaso. El ataque sobre Saipán no era esperado por los nipones, por lo que se entiende lo desesperado de su acción. Pese a ello, la Operación A-Go debía ponerse en marcha, ya no al sur, sino para salvar Saipán dando el todo por el todo.


La batalla por el Mar de Filipinas y la toma final sobre Saipán

Iniciada el 19 de junio la batalla por el Mar de Filipinas resultó en un auténtico desastre para los orientales. Estos habían conseguido reunir con gran esfuerzo nueve portaviones, cinco grandes y cuatro ligeros; cinco acorazados  y casi 680 aviones de los cuales unos 250 estaban en bases terrestres, lo que significaba que los japoneses confiaban mucho en su ataque combinado de fuerzas aeronavales y terrestres. Finalmente, este se dio pero los americanos apostaron una fuerza mayor, compuesta por 15 portaviones, siete grandes y 8 ligeros, además de 7 acorazados y otros 80 de todos los tipos, 28 submarinos y casi mil aviones. Los nipones atacaron en diversas oleadas y recibieron muchísimas bajas. Al ser resistidos los estadounidenses lanzaron su respectivo contraataque generando así que sus enemigos pierdan 3 portaviones, y 395 aviones, casi la mitad de su flota operativa, ellos por su parte solo 123 aeroplanos. Era un desastre para la flota, que por cierto se debió retirar humillada y de ahí en más ya no operaría como una fuerza conjunta ofensiva sino de apoyo o meramente logística, declarándose en franca inferioridad con respecto a la americana.

Mientras tanto en Saipán, unos sorprendidos japoneses combatían con los americanos cuerpo a cuerpo. Tras el anuncio de la destrucción de la flota y la huida de esta, los nipones perdieron toda esperanza de vencer, estaban listos a luchar hasta el último soldado. En la isla el comandante Saito organizaba a sus tropas y alrededor del monte Tapotchau se preparaba para resistir hasta el final. Día tras días el avance de los americanos era realmente tortuoso, pues estaban a merced de la artillería nipona, de los francotiradores, minas y trampas. La armada y la aviación apoyaron, sin embargo los peligros eran constantes. Los combates cuerpo a cuerpo eran totalmente salvajes y se daban hasta el último hombre. Casi siempre eran los estadounidenses los que salían airosos, ya que los nipones, aunque valientes, carecían totalmente de cualquier estrategia a la hora de avanzar, rodear o defenderse y practicaban los ataques tipo samurái lanzándose a sus enemigos como si de kamikazes terrestres se tratara.

Los americanos aceptaron el reto, como nada podían hacer para sacar a los nipones de sus escondites, los lanzallamas se convirtieron en una pieza fundamental para acabar con los nipones escondidos como ratas en madrigueras, ya que ni con granadas o artillería abandonaban sus posiciones. Si bien el lanzallamas también podía hacer estallar a quien lo porte con un solo disparo, por lo general siempre iban bien cubiertos. Además, para el bombardeo y transmisión de comunicaciones, los yanquis usaron a soldados navajos, que les permitieron utilizar un código que los nipones no podían descifrar. En un acto cruel hacia el final de la batalla y cuando la derrota era inminente ante un fuerte avance de los occidentales, los japoneses, habiendo convencido a los civiles de la isla que los yanquis eran bárbaros que los torturarían y masacrarían, se generó todo una especie de suicidio colectivo. No se pudo detener semejante masacre que el mismo pueblo nipón se impuso por influencia de los militares y políticos.

La rendición oficial se produjo el 9 de julio aunque Sakae Oba, un capitán japonés, resistió en la montañas con 46 de sus hombres hasta el 1 de diciembre de 1945, cuando se rindieron y la guerra mundial llevaba ya varios meses de terminada. Hay que aclarar que 29 de los 31 mil nipones, murieron, y nueve mil de ellos por suicidio ritual…Saipán, después de ser considerado un inmenso cementerio, se convirtió en una importante base aérea para continuar la guerra contra Japón.


Acto Segundo: Tinian

Luego de la conquista de Saipán, el siguiente paso para asegurar la posición sobre las islas Marianas estaba situada a 6 km al sur de la primera mencionada y su nombre era Tinian. Con artillería pesada ya establecida en Saipán se dispararon unos 25 mil obuses para machacar la posición de los japoneses en el nuevo objetivo. A continuación se introdujeron las napalm o bombas incendiarias a partir de 26 de junio de 1944 y junto con los cruceros se bombardeó la isla, incluyendo la urbe Tinian Town, la más importante. La aviación nipona, al igual que en Saipán, también había sido mermada e inutilizada. Casi un mes después de bombardear la isla, el 24 de julio de 1944, 415 vehículos anfibios desembarcaron en la parte norte de Tinian. Los japoneses defensores eran ya escasos, aprox. unos 9 mil hombres sin embargo opusieron la misma resistencia que en Saipán atacando durante la noche y desde agujeros, árboles y cuevas, lo que hacía en extremo difícil hallarlos, convirtiéndose el lanzallamas nuevamente en el arma preferida de los yanquis. Luego de nueve días de de combates, y con un mejor uso combinado de tanques y artillería, se había tomado casi toda la isla. El 31 de julio se intentó un ataque suicida que no hizo mella en los yanquis, al día siguiente los últimos japoneses cometieron suicidio ritual, otros se rindieron…y otros resistieron hasta el final de la segunda guerra mundial aplicando la táctica de guerra de guerrillas. No obstante, el 1 de agosto oficialmente se dio por concluida la batalla…pero…el último japonés se rindió en 1953, ocho años después del final de la guerra.

Ese mismo año Tinian también se convirtió en una importante zona de aeródromos, despegando los primeros aviones con misión el 24 de noviembre, consolidándose como la mayor base aérea del mundo con 50 mil hombres y cerca de 1000 aviones.


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