Las catedrales de Salamanca y "Ieronimus".-
Salamanca dispone de un peculiar tesoro que se aprecia cuando vas llegando a la "ciudad dorada". Un conjunto único formado por dos catedrales que se dan la mano, cada una con dos estilos bien definidos.
La catedral Vieja
La catedral Vieja es románica, con bóvedas de transición al gótico. Destaca por su peculiar cimborrio, conocido por Torre del Gallo, cubierto de escamas y coronada por la veleta del gallo. Goza esta Vieja catedral en su interior de capillas y antiguas salas capitulares, pinturas murales y el claustro que forma un conjunto de extraordinaria belleza de lo que parece se concibió como una fortaleza almenada compuesta de dos torres, la Mocha y la de las Campanas, que identifican a esta catedral de los siglos XII y XIII.
La Catedral Nueva
La Catedral Nueva de estilo gótico está adosada a la Vieja, contó con la promoción de los Reyes Católicos, y en ella intervinieron maestros arquitectos de la categoría de Juan y Rodrigo Gil de Hontañón, Juan de Álava, o los hermanos Churriguera. En las portadas de la Catedral Nueva destaca el estilo plateresco, que junto con la Universidad es el no va más de este estilo que dibuja las figuras y las labra como un impresionante tapiz de piedra. Destaca la fachada principal de la Catedral Nueva con magníficos relieves platerescos y soberbias esculturas de los siglos XVI y XVII, que provocan la sorpresa y admiración de quien contempla tanta belleza tallada en las piedras de Villamayor de Armuña. No menos interesantes son las portadas labradas en la misma piedra, que todo el mundo admira, incluido al moderno astronauta, añadido de la restauración de 1993. De gran interés y categoría son también las portadas del crucero. En el interior de la Catedral Nueva destaca el Coro de los Canónigos, considerado uno de los mejores conjuntos barrocos españoles. La Capilla Mayor cuenta con una fastuosa bóveda policromada y dorada y dieciocho capillas que circundan la iglesia, con un crucero espectacular por su luminosidad y amplitud; con el Patio Chico y las sacristías, auténticos museos. No se puede entender la belleza de esta catedral sin admirar la espectacularidad y amplitud de su órgano en el que a lo largo de los siglos actuaron los mejores músicos.
Ierónimus
Ierónimus, es la novedad de la visita a las catedrales y permite una escalada real por las Torres Medievales de la catedral y ascender a los cielos de la seo Nueva para contemplar la Vieja, además de los cielos de la ciudad y todo su casco urbano tras recorrer todo el perímetro de la catedral nueva. Admirar desde los cielos tanta belleza hace que te sientas dueño de una esencia única, el espíritu divino se apodera de mi mente, no me puedo explicar cómo surgen esas sensaciones mágicas, todo es hermosura lo que tengo a mi alcance.
Disfruto en cada escalón cuando subo y alcanzo nuevas alturas en esos escalones de fácil ascenso, capaces de no atormentar mi corazón, ni provocar cansancio en la subida a los tejados de esa Catedral Nueva y bella, que permite casi tocar la bella y Vieja. Se sube sin tortura esos escalones que te llevan al encuentro de la primera sala, antigua estancia carcelaria de la que se podía entrar, pero no salir. Un amplio aposento en el que se exponen en vitrinas piezas de gran valor, legados y tallas de belleza inusual. Las maravillas están a nuestro alcance, un descanso sentados en los bancos, y la contemplación de tanto arte nos anima a seguir la escalada ya cercana para coronar los tejados y descubrir esas torres inmortales, como son la Torre Mocha y la de las Campanas, y divisar el interior de la catedral desde las alturas. Es un lujo pasear por los tejados de la catedral.
Transitamos por esos pasadizos en otro tiempo secretos que nos llevan a contemplar desde los cielos, como si fuéramos un dron toda la hermosura de la iglesia, sus retablos y órganos, sus bancos, columnas, capiteles y todo el esplendor de este monumento único a vista de pájaro. Increíble perspectiva en la que gozan los sentidos, un balcón privilegiado desde el que no te cansas de admirar lo que hay debajo. Impresionante y único, como divisar los tejados de ambas iglesias, toda Salamanca, desde el centro a los extrarradios, además del río Tormes y sus puentes. Nada escapa a los ojos del turista, sorprende la estupenda torre gallonada de la catedral vieja, que tenemos tan cerca, que casi tocamos. Tocar las campanas es el siguiente reto, más altura, más belleza, en un día que invita a disfrutar de esa tarde que se alarga, en la que Salamanca se tiñe de color rojizo, ese que provoca el sol en sus piedras extraídas de las canteras de Villamayor de Armuña, un espectáculo precioso y único, como lo es un recorrido nocturno por Ierónimus.
PRÓXIMO CAPÍTULO: UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
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