Puente romano e Iglesia de Santiago
Es difícil explicar lo que se siente al cruzar el puente romano que se refleja en las aguas del Tormes a la vez que contemplas a las catedrales de fondo. Ahora peatonal, siempre fue la puerta de entrada en la ciudad. Sorprende como este puente a pesar de su ajetreo, las envestidas del río, y los intentos de demolición ha aguantado el paso de los siglos desde la época del emperador Trajano, y ser paso obligado de la Vía de la Plata, con origen en Mérida y final en Astorga. Puente que tantas veces cruzó el Lazarillo de Tormes. Puente muy querido por los salmantinos que lo llevan en el escudo de la ciudad. Puente en el que se celebra, desde el siglo XVI, en sus inmediaciones la famosa y concurrida fiesta del Lunes de Aguas, en la que se come el típico hornazo charro.
En el comienzo del puente te encuentra un verraco de piedra que representa la estatua más antigua de la ciudad y el Lazarillo de Tormes que también tiene su estatua. Cruzar sus más de 300 metros y los 26 arcos da una idea de la longitud del monumento, que te permite el encuentro con gente que pasea, hace deporte, va de compras o de asuntos varios. Pasear por el puente es saborear la ciudad en la distancia, solo tienes que atravesarlo y ya estás en el centro monumental de la ciudad.
Volveremos cuando podamos.
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CURIOSEANDO POR SALAMANCA - ALFONSO SANTAMARÍA DIEZ