Revista Insólito

Saldaña y su mercado de los martes

Publicado el 15 mayo 2024 por Monpalentina @FFroi

Lo que para nosotros, habitantes de cualquier pequeño pueblo de la comarca, llegaría a significar en aquellos años de nuestra niñez y adolescencia en un pueblo, el mercado de los martes de la localidad de Saldaña, quedará grabado para siempre en nuestra memoria. Marcándonos hasta tal punto que, muchos de nosotros, a pesar del tiempo transcurrido, los martes los seguimos identificando y asimilando con el mercado semanal de Saldaña. Porque Saldaña y los martes siempre irán unidos en nuestras vidas para el resto.


Y es que, en aquellos años, en Saldaña encontrábamos prácticamente todo lo que necesitábamos para nuestro día a día en el pueblo; que en realidad tampoco era mucho. Y los martes, como si de un cuento mágico se tratase, se hacían realidad nuestros deseos, al quedar cubiertas muchas de las necesidades perentorias surgidas en los días anteriores. Porque el mecanismo se repetía una y otra vez y casi siempre ocurría que el deseo se cumplía. Que un día se precisaba algún útil de la casa, tipo electrodoméstico menor o el propio menaje de la misma, se esperaba al mercado del martes en Saldaña para adquirirlo. Que se necesitaba la reposición de alguna herramienta de las de uso en las labores agrícolas, se adquiría el martes en Saldaña. Que los escolares necesitábamos algún libro o algún útil para la escuela, tipo bolígrafo, lapicero, libreta..., se lo encargábamos el martes a aquel miembro de la familia que se desplazase a Saldaña a estos y otros menesteres.

Y así, muchas circunstancias de la vida y necesidades de los vecinos del pueblo giraban en torno al martes y el mercado de Saldaña. Desde estar pendiente de la hora en la que pasaba el coche de línea que nos acercaba hasta él, hasta priorizar las necesidades familiares en función de poder adquirirlas el martes siguiente en el mercado. Pasando por utilizar el día de mercado para permitirse un pequeño descanso o relax respecto a las faenas agrícolas diarias y, de paso, tomar contacto y cambiar impresiones sobre los devenires del campo con otras personas de la comarca.

Y con qué ilusión y ganas esperábamos los chavales el regreso a casa, una vez finalizada la jornada escolar de la mañana, del miembro de la familia que aquel martes se había trasladado a Saldaña y llevaba nuestra particular lista de encargos: adquirir el nylon, los plomos, los anzuelos y el corcho para la nueva caña de pescar; o los reteles para poder salir a pescar cangrejos con los amigos en breve; las libretas y los bolígrafos que nos había ordenado llevar la maestra a la escuela al día siguiente -consciente también ella de que el martes nos los adquirirían en Saldaña-; la peonza nueva o la cuerda necesaria para hacerla bailar y que sustituiría a otra ya vieja y deshilachada; los cordones nuevos para los zapatos que volveríamos a vestir en las próximas fiestas, y los caramelos y dulces de rigor que siempre sabíamos nos llegaban cada martes que alguien de la familia acudía al mercado de Saldaña.

Esos sí que eran los auténticos y verdaderos Reyes Magos para nosotros.


Saldaña y su mercado de los martes

Una idea de Javier para Curiosón


Volver a la Portada de Logo Paperblog