Revista Opinión
Salen muchos corruptos. Y muy pocos corruptores
Publicado el 28 octubre 2014 por Manuhermon @manuhermon
Todo
se inunda de corruptos en los medios de comunicación, que nunca muestran a los
corruptores. La verdad hay momentos en que uno grita ‘paren el mundo que me bajo’, pero ante la insistencia de la prensa
en mostrarme casos, personajes y personajillos del mundo político, mi educación
intelectual me obliga a plantearme preguntas más allá de la evidencia, porque
dudo mucho de que la esencia coincida con la apariencia.
Se están descubriendo muchos casos, centrados en el
mundo de los políticos pero llama la atención que sin salpicar otros mundos
económicos y empresariales. Cuando sale un político al que han untado, nunca aparece
a su lado la mano que se benefició del soborno, los dueños de los terrenos
recalificados, o la empresa que construyó los hospitales, o aquellos otros que
ganaron la concesión de basuras, o a los que se concedió aquella subvención,
etc. etc.
Las
dudas me asaltan ante la insistencia de tantos periodistas y medios de
comunicación en mostrarme la carnaza, lo corruptos que son los políticos, es
como si un mago/ilusionista estuviera actuando en el escenario y dirigiera mi
mirada a una dirección, mientras con la otra mano hace los trucos de magia que
no quiere que nadie vea. Que existe corrupción entre los políticos parece evidente,
que requieren un castigo que debe incluir echarlos no lo duden, aunque no
olviden que las tres cuartas partes de alcaldes imputados volvieron a ser
reelegidos electoralmente, la corrupción valenciana se apoyó en mayorías
absolutas una y otra vez, los ERE andaluces se asentaron en tramas instaladas a
lo largo del tiempo alrededor del poder político…
Pero,
vean un ejemplo, mientras las famosas tarjetas opacas de Caja Madrid, unos 15.5
millones de euros, son agitadas por todo el mundo, al mismo tiempo se producían
las noticias relegadas a tercer plano, sobre los costes de la paralización de
actividades del almacén de gas Castor frente a la costa levantina, nos va a
costar a los españolitos entre 1.500 y 2.000 millones de euros, porque el empresario
de la corporación adjudicataria, Florentino Pérez, presidente del Real Madrid,
metió en el contrato/concesión una clausula/aval para que el Estado asumiera
los costes si el negocio no funcionaba. Por descontado los beneficios de existir,
irían a los bolsillos privados.
En
la misma corporación Bankia-Caja Madrid, podemos comparar los 15.5 millones gastados
con las tarjetas en masajes, lencería, alcohol, ropa, hoteles, restaurantes…
con los cientos de millones concedidos en préstamos ruinosos a inmobiliarias
para suelos o promociones ‘dudosas’, o los créditos concedidos en condiciones
ventajosas a empresarios de renombre, o los negocios desarrollados pagando el
doble o triple del valor de mercado por compras de arte, o de bancos… No podemos
compararlo, porque seguimos sin saber la lista de beneficiarios de las
operaciones de crédito ruinoso, que quizás hasta eran legales. No se debe
minimizar a los sinvergüenzas de las tarjetas, muestran el lodazal que rodea
muchas cloacas del poder, pero no olviden que esas tarjetas tenían como misión
pagar su silencio, se los untaba por callar. ¿Por callar qué?
Supongo
que la profusión de casos de corrupción política que surgen cada día, que aumentarán
de cara a las elecciones, en parte se explican por: la crisis económica que ha
generado el clima de hartazgo en la ciudadanía, antes ante el conocimiento de situaciones
parecidas las apoyaba en ocasiones con mayorías absolutas; por la propia crisis
que ha reducido las oportunidades de trapicheos de algunas tramas, lo cual
produce peleas entre corruptos que tiran de la manta; por la propia existencia
de la UDEF, la unidad especial de investigación que lleva unos cuantos años
trabajando y afloran resultados; por algunos corruptos pillados, novias,
amantes, socios,… los cuales tiran de la manta facilitando pistas a cambio de
pactos de minoración de penas o por despecho; por la propia lucha política
entre partidos, ahora en situación crítica, por lo que sacan algunos dosieres
que fueron acumulando durante años;…
No
descarten que medios de comunicación y periodistas, fueran azuzados por particulares
poderes económicos para que agitaran la corrupción política y así poder tapar
la enorme, la gigantesca corrupción económica, tan cerca de la crisis, tanto
por su contribución a generarla como por utilizarla en su provecho. Así que,
todos a la cárcel, pero no dejen de buscar corruptores y mirar cuanto nos roban
los grandes negocios.