“Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adonde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.”
La editorial Seix Barral va a ser la encargada de publicar en nuestro país ‘The Private War of J.D. Salinger’, una obra adquirida a precio de oro por la productora The Weinstein Company, Simon & Shuster y la compañía de televisión PBS American Masters. La edición norteamericana vio ayer la luz y la película se estrenará este viernes en los Estados Unidos. En 750 páginas se condensan 15.000 folios de entrevistas a unas 200 personas relacionadas con el autor, junto a 167 fotografías inéditas, además de diarios, cartas y otros documentos.
Cuando Salinger desembarcó en Normandía lo hizo con los seis primeros capítulos de su obra más emblemática, ‘El guardián entre el centeno’ (1951), en sus bolsillos. El escritor reconocería en una carta que hizo llegar a un antiguo profesor de Literatura que la historia de Holden Caulfield siempre le acompañaba como su razón principal para sobrevivir. Suponía un canto a la rebeldía juvenil en un mundo ‘falso’ que diseñan los adultos. Sin embargo, determinadas circunstancias (algunas de ellas trágicas) acrecentaron la leyenda de esta obra. El lunes 8 de diciembre de 1980, el asesino de John Lennon, Mark David Chapman, llevaba consigo un ejemplar de la novela cuando cometió el crimen a las puertas del edificio Dakota. Cinco balas disparadas con un revólver 38 Special de Charter Arms acabaron con un sueño. Tras acribillar al cantante, la policía localizó a un Chapman circunspecto, sentado en la acera, con el libro en sus manos y una enigmática dedicatoria en su interior, escrita por él mismo: “Para Holden Caulfield. De Holden Caulfield. Ésta es mi declaración.”