Revista En Femenino

Salir después de los 40

Por Felizenbrazos

Madre mía, ¡qué mayor soy!

La última vez que salí una noche a cenar y tomar algo fue antes de quedarme embarazada, antes de empezar el tratamiento in vitro, así que hace unos 5 años.

Este fin de semana, he vuelto a salir por primera vez en mucho tiempo. Cuando Sara nació, ni Jose ni yo nos planteamos salir sin ella. Nos parecía tan pequeña que no queríamos ni podíamos dejarla. Sé que hay muchos padres que lo hacen y que no pasa nada por dejar a tu bebé al cuidado de los abuelos de vez en cuando, pero nosotros nunca quisimos hacerlo. No siendo ella tan pequeña. Y luego fue creciendo pero yo he estado bastante deprimida y no he tenido muchas ganas de fiesta, así que llevo años sin salir yo sola sin los niños. Hasta ahora.

El sábado salimos a cenar unos amigos y de verdad que creo que estoy muy mayor.

Problema número uno, ¿qué me pongo? Hace años que no me compro ropa arreglada pero informal. Quitando un vestido de fiesta para una boda, y que me parecía demasiado, no tengo nada más que ropa de sport, para ir a trabajar, para el día a día. Recuerdo mi armario de hace unos años, llenito a rebosar. Cuando Jose se vino a vivir conmigo, al pobre no le quedaba casi armario de tantas cosas como tenía yo. Y ahora, mi armario está casi desierto, solo hay vaqueros, camisetas y jerséis de lana. Toda la ropa de hace unos años la regalé o la reciclé, porque no cabía en ella ¡lo que ha cambiado mi cuerpo! Así que después de mirar un poco, ya que no había más donde buscar, me decidí por unos vaqueros y una camiseta de Desigual, vamos, casi casi vestida como un día de diario. Y luego el calzado…pues más de lo mismo. Sólo tengo calzado plano, de ese cómodo, de ese para llevar a los niños en portabebé y no caer en el intento, de ese para saltar en los charcos con tus hijos los días de lluvia, de ese para ir a trabajar y a hacer la compra al supermercado. Que sí, que hay madres muy molonas que llevan a sus hijos con unos taconazos de aguja y empujan el carro de la compra subidas en 10 cm, pero yo no soy de esas, yo siempre he buscado la comodidad. Hace años también tenía algún zapato de tacón, pero también lo deseché y en fin, que mis vaqueros y mi camiseta quedaron perfectas con mis botas planas negras.

Imagen de pixabay

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Después de una cena perfecta, en la que nos reímos mucho, nos fuimos a tomar algo y aquí llegó el problema número dos, ¿qué hace una chica mujer como tú en un sitio como este?

Sé que hay bares de copas y discotecas pensados para gente “madurita” pero claro, si nunca sales, es normal que no conozcas este tipo de sitios. Además, tampoco queríamos andar con el coche arriba y abajo, así que terminamos en una discoteca de la zona.

Ya en la fila, esperando para entrar, veía a la gente y pensaba que eran bastante jóvenes. Pero la chica de la puerta nos dijo que no éramos los más mayores del lugar, así que entramos. Madre mía ¡qué de juventud! Todas las chicas, de veintipico años, iban monísimas, con ropa ceñida, taconazos, escotazos…y yo con estos pelos. Los chicos…bueno alguno era tan jovencito que me recordaba a mi hijo y pensaba que en unos años él estaría ahí ¡qué mal rollo! Hace años, cuando íbamos a discotecas y andábamos entre la gente, siempre había alguien dispuesto a echarte una miradita o decirte alguna cosa. El sábado por la noche, cuando intentábamos acercarnos a la barra, no sólo no nos miraban los chicos, sino que se apartaban y todo para dejarnos pasar. Cada vez que iba al baño, me sentía la hermana mayor de todas las chicas que había allí, yo tan recatadita y ellas tan despampanantes. Pero lo peor fue la música. Canciones y canciones que no me sonaban de nada, música que no había oído nunca y no sabía ni como bailar. Y cuando una canción me sonaba, resulta que era de las clases de Zumba a las que voy. Vamos, ¡que estoy muy mayor para ir a discotecas!

Pero bueno, lo importante es que me lo pasé genial, que nos reímos muchísimo y que se nos hizo tan tarde que hasta fuimos a desayunar chocolate con churros, como en los viejos tiempos. Eso sí, a las 10 de la mañana despierta que los niños no perdonan y yo con un dolor de cabeza….La próxima vez vamos a tener que quedar para comer y tomar café.


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