Revista Viajes

Sallent de gállego

Por Taconeti @Correndoabulixa
Al norte de la provincia de Huesca, muy cerca de la frontera con Francia, está Sallent de Gállego. Pequeño pueblo típico del Pirineo Aragonés, ideal para practicar deportes de montaña y aventura, y para disfrutar de la paz y tranquilidad que reinan en el entorno.

SALLENT DE GÁLLEGO

Sallent de Gállego. Huesca


Es cabecera del precioso Valle del Tena y está a orillas del Embalse de Lanuza. El término municipal del mismo nombre es atravesado por el río Gállego y por su afluente el río Aguas Limpias, que se unen en las proximidades del pueblo.
SALLENT DE GÁLLEGO

El núcleo urbano está a los pies del impresionante pico Foratata (2.295 m.), y es un lugar muy tranquilo con preciosas y cuidadas edificaciones, que encierran estrechas calles. Cuenta con una iglesia gótica y un puente medieval sobre el río Aguas Limpias, ambos del siglo XVI, y un montón de casas blasonadas.

SALLENT DE GÁLLEGO

Río Aguas Limpias en Sallent de Gállego


En el municipio está la urbanización de Formigal y su estación de esquí, y también el pequeño y coqueto pueblo de Lanuza, de reciente construcción a la orilla del embalse del mismo nombre tras haber quedado el pueblo viejo bajo sus aguas. Es una pequeña localidad que parece de cuento, supertranquila; sólo tiene un hotel y un bar; con unas casas preciosas adornadas con flores. Si estás escribiendo un libro y buscas tranquilidad para acabarlo, es el lugar perfecto.
Por la zona hay un montón de cumbres, algunas de ellas alcanzan los 3000 metros, y hasta ellas llegan varias rutas, y también hasta algunos ibones como el de Anayet.
También se puede pasar el Portalet y llegar hasta el vecino Valle de Ossau en Francia, donde se puede hacer una bonita ruta turística en el Trenecito de Artouste viendo unos paisajes increibles.
A unos 15 minutos está el pueblo de Panticosa, con su estación de esquí. Y siguiendo el curso del río Caldarés durante 10 Km. por una carretera con algunas curvas cerradas y con una pendiente importante, llegamos hasta el famoso Balneario de Panticosa, en un circo precioso. Está situado a 1600 metros al lado del Ibón de Baños, que recoge el agua de los torrentes que bajan desde las montañas formando espectaculares cascadas.
Junto al balneario hay edificios modernistas, la mayoría de los cuales pasaron mejores épocas, de hecho alguno está en ruinas. Desde aquí salen rutas que suben hasta otros ibones o hasta picos como el Argualas, los Infiernos Occidental, Central y Oriental o el Arnales, todos ellos por encima de los 3000 metros.

SALLENT DE GÁLLEGO

Ibón de Baños al lado del Balneario de Panticosa.


El día 5 de agosto es la fiesta grande en Sallent, en honor a la Virgen de las Nieves. Y en la segunda quincena del mes de julio se celebra en Sallent y Lanuza el Festival Pirineos Sur, dedicado a músicas populares y del mundo. Se coloca un escenario flotante espectacular en el embalse de Lanuza, donde hacen los conciertos. Este año tocaron artistas tan conocidos como Suzanne Vega, Buika, Martirio, La Mala Rodríguez o Amaral.
DONDE DORMIR
Reservamos en el Apartahotel Tres Quiñones con Booking, y la verdad es que estuvimos encantados. Por 50 € tenía un salón comedor grande con tv de pantalla plana, cocina totalmente equipada, Wifi gratis, baño moderno, y un lugar para guardar las botas y los esquís, aunque obviamente al ser junio no lo necesitamos. Todo limpísimo, encima el dueño era encantador e hizo todo lo posible para que estuviésemos muy cómodos, y desde los dos balcones que había, se veían unas vistas alucinantes de las montañas, de Sallent y del Embalse de Lanuza.

SALLENT DE GÁLLEGO

Vistas desde el hotel

SALLENT DE GÁLLEGO

Vista del pueblo desde el hotel

SALLENT DE GÁLLEGO

Cocina del hotel

SALLENT DE GÁLLEGO

Salón del hotel


DONDE COMER
Se ve que junio no es la temporada fuerte en el pueblo, porque había poca gente, y para cenar no tuvimos mucho para elegir, casi todos los restaurantes estaban cerrados. Al final cenamos en Casa Martón, al lado del río, en la plaza. El comedor era pequeño y sencillo, con una chimenea que lo hacía acogedor. Tenían un menú de 20 € y fue lo que pedimos: guisantes con jamón y ensalada caliente con queso de cabra de primero, solomillo de cerdo y magret de pato de segundo, y flan casero y crema de yogourt con arándanos de postre. Cafés y dos cañas. Todo muy rico y con una cuidada presentación.
Al día siguiente intentamos comprar algo en un supermercado del pueblo para hacer unos bocatas y llevarlos a la ruta del Tren de Artouste, pero estaba desabastecido. Definitivamente no es época alta para el turismo.
Ya veis, para disfrutar de la naturaleza y de los deportes de montaña o acuáticos, Sallent es perfecto, y en invierno todo nevado tiene que ser un sueño. Me encantaría repetir.

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