Autor: Oscar Wilde
Esta es una obra en el dominio público, por lo que hay cientos de ediciones en castellano. Yo utilicé esta; en Freeditorial también están las versiones en inglés y francés.
Portada y sinopsis extrídas de GR.
Sinopsis: Escrita originalmente en francés en 1891 y censurada por adaptar libremente un texto bíblico, Oscar Wilde realizó para Salomé –drama sobre la fuerza destructora de la pasión y la venganza–, una tragedia decadente y transgresora que despertó admiración y escándalo, y que renovó las tendencias artísticas de su época. La presente edición con traducción de Rafael Cansinos Assens, reproduce las magistrales ilustraciones que realizara Aubrey Beardsley para la edición inglesa de 1894.
Cuando he intentado hacer la reseña de Salomé, me he dado cuenta de que no es tanto un pequeño comentario con mi opinión respecto al libro, como suelo hacer aquí, sino algo más parecido a un análisis corto. Advertidos quedáis.
Salomé es una obra de teatro escrita por Oscar Wilde y publicada originalmente en Francia en el año 1891. No es, claro, el primer intento de analizar el personaje titular, aunque quizñas sí es el más famoso junto con al ópera de 1905 compuesta por Richard Strauss, basada en el texto de Wilde y con el que comparte nombre.
Salomé sorprende por su complejidad, y también por su extrañeza. Dentro de la obra de Wilde, esta es una pequeña rareza. Lejos de ser un cuento corto o un pequeño retrato de la época que le tocó vivir al autor, Salomé es una verdadera tragedia, muy corta (un sólo acto), ambientada en el siglo I en Judea, centrada en un personaje biblíco y por si fuera poco, escrita en francés.
Aubrey Beardsley hizo una serie de ilustraciones para Wilde
Wilde nos plantea en su obra algo un tanto distinto, en el cual Salomé tiene una voz propia y no es un mero objeto en las luchas de poder de su madre y su padrastro y el resto de intrigas palaciegas y el juego político de la Judea en época romana. En esta obra, Salomé pide que Juan Bautista sea decapitado no movida pro las quejas de su madre sino por su propio deseo. Las quejas de Herodías y las reticencias de Herodes, así como los juegos políticos tienen también cabida en la obra de Wilde, pero es Salomé, Salomé y su deseo terribel y destructivo lo central en el relato. Salomé es movida por algo distinto, más oscuro y a la vez má sbrillante. La mueve su propia voluntad, su propia lujuria.
Para Wilde, Salomé es una mujer que (dentor de lo que cabe) hace todo lo que quiere hacer en todo momento, sin dejar que la interrumpan la moralidad, los consejos o las profecías. Ni siquiera la muerte parece suficiente para evitar que consiga sus objetivos. Y así, sorprendentemente a través del deseo y la mierte, Salomé se transforma en la verdadera dueña de sí misma.
Es interesante ver cómo en esta historia tan sangrienta, macabra e incluso incómoda, Salomé no es un mero objeto de deseo. Este es un dilema muy interesante y un problema que, aún en la actualidad, seguimos arrastrando. La mujer siempre se ve como un objeto de deseo y no se constituye como sujeto del mismo, ni en la ficción, ni en los medios o incluso en la realidad. En nuestra herencia histórica y cultural, el sujeto es masculino, y no femenino.
Aubrey Beardsley
En Salomé, se observa lo siguiente: Salomé es deseada por muchos, principalmente por Narraboth (el joven capitán de la guardia sirio) y Herodes (su tío y padrastro). Narraboth anhela a Salomé a pesar de que eso significa peligro y un destino trágico y Herodes la desea (ante el desagrado de su madre) a pesar de todos los impedimentos morales.Pero Salomé también tiene agencia, ella también desea, y desea a Jokanaan (Juan el Bautista), a quien transforma en un verdadero objeto de su ansia, un objeto sin voz ni voto. Salomé desoye a Jokanaan y se centra sólo en sus propios sentimientos hacia él, llevándolo hasta la última consecuencia. Otros han notado (en diversas reseñas, ensayos, etc. de muy fácil acceso), que el deseo de Salomé está planteado como un deseo muy "macsulino" (de aquí y varios simbolismos que se hable de un subtexto homoerótico en la obra). Esta idea es interesante sin duda. Salomé objetifica a Jokanaan, no lo ve como a una persona o siquiera como a un hombre, lo ve sólo como álgo que ella ansía conseguir. Objetifica a Jokanaan de la manera más extrema y terrible (como se ve cuando, por fin, besa los labios de Jokanaan una vez le sirven su cabeza, hecho que horroriza a todo el mudno y termina con su propia muerte). Jokanaan desprecia a Salomé y no está interesado en ella, pero eso a Salomé no le importa. De hecho, Salomé de algún modo se justifica culpándolo a él. Dice, por ejemplo, "¡Si me hubieras visto, me habrías amado! Yo siento sed de tu hermosura." Prefiere tenerlo muerto para satisfacer su deseo que no tenerlo. Salomé, además, es poderosa y sin duda muchísimo más que Jokanaan. Ella es una princesa de Judea y Jokanaan no es más que un preso. El único poder de Jokanaan es la palabra y, encerrado como está, no le sirve para nada. Pero Salomé utiliza su poder, todo el que tiene, para obtener lo que quiere.
A medida que leía, debo decir que me resultaba extraño, desagradabel e incluso incómodo que Salomé se "enamorase" (si es que a eso se lo puede llamar así) de Jokanaan, un hombre que la desprecia profundamente, que la insulta de manera terrible y que parte de esos insultos se centran en ser hija de su madre y en ser mujer. Casi parece, al leer, qeu cuanto más repudia Jokanaan a Salomé, más quiere ésta tenerlo.
Aubrey Beardsley
Por otra parte, a pesar de esa sexualidad codificada como típicamente "masculina" y del subtexto homosexual, Salomé también ejerce su poder de una forma, típicamente "femenina" por así decirlo: Salomé aprovecha el deseo que Herodes siente por ella y lo convierte en algo a su favor. Sabe que ser objeto del deseo del rey puede darle un poder que no tenía antes. Hace uso, por así decirlo, de sus armas de mujer y Herodes acaba haciendo lo que ella pide aunque esto condenará su linaje, aunque su madre le suplica que no lo haga, aunque sea una maldición.Debo decir que, aunque al leer la obra me resultío extraña, bastante ajena, algo fría y el lengaje no me apasionionó, aunque incluso me decepcionó un poco (dado que amo tanto a WIlde como la mitología bíblica), cuando leo sobre Salomé o me pongo a analizarla la disfruto mucho más. Para mí es una de esas obras en las que se disfruta más al discutirla cuando acaba que viéndola (leyéndola, en este caso). Es haciendo esta reseña cuando por fin he aprendido a amar Salomé y empezar a verla en su complejidad.
Es posible que no sea la mejor obra de Wilde, pero presenta un relato curioso, una versión de la vieja historia que ha marcado toda la visión posterior sobre Salomé y que realiza un tratamiento complejo y fascinante de un personaje (histórico, bíblico, legendario) del que sabemos muy poco.