No hay cosa que mas aprecie de un interior que un salón luminoso. De esos que te dejan ver cada minúsculo rincón. De los que los colores destacan por su viveza, y la calma se trasmite en épocas dispares como la luz fría del invierno o la viveza y calor del verano.
Sabemos que esta característica no solo se consigue con un gran ventanal, con un campo frente a casa o con la ausencia de elementos. Si no que tan importante son estos elementos, como los materiales y acabados con los que lo planteemos.
Hoy nos vamos a ir de fin de semana, con un espacio que enamora. Delicado, luminoso y con colores pastel. Que se deja mimar en cada elemento y donde (y aunque esto no lo comparta demasiado) no hay ni cortinas.
Si tu casa es de interior, emplea colores claros para la pintura, y muebles, suelos blanqueados y textiles de colores delicados y sin muchos estampados para que no focalicen demasiado la atención. Conseguirás un salón luminoso, ante la ausencia de luz natural, y las cosas se verán ordenadas y equilibradas.
Y aunque haya estancias en las que me pedirían “una pizca de sal” admiro como los toques, captan y llenan la decoración captando de manera perfecta nuestra atención.
Una mesa recuperada, un toque fluorescente en algún textil, o laminas XL por la pared que hace que se vuelva casi una galería.
Y vosotros…¿preferís los salones luminosos o sois mas de intimidad y penumbra?
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