Annie Edson Taylor había nacido el 24 de octubre de 1838 en una localidad cercana a Nueva York conocida como Auburn en el seno de una amplia familia de ochos hijos. Cuando su padre murió, Annie tenía solamente doce años pero dejó a su esposa una renta suficiente para poder salir adelante. Annie fue una buena estudiante y terminó convirtiéndose en maestra, se casó y tuvo un hijo, al que perdió siendo un niño.
Cuando Annie se quedó viuda quiso asegurar su vejez económicamente y no se le ocurrió otra cosa que idear alguna acción espectacular que llamara la atención sobre ella y le terminara reportando beneficios. Así que decidió buscar un patrocinador para la hazaña que había decidido realizar, saltar las cataratas del Niágara dentro de un barril forrado con un colchón para que amortiguara los golpes y oxígeno inyectado artificialmente para que pudiera respirar.
El día que cumplía sesenta y tres años fue el elegido por Annie para lanzarse en su barril ante la atenta mirada de una multitud de curiosos y periodistas que se habían congregado en la zona. Unos veinte minutos duró el salto y el viaje por los rápidos del Niágara. Con gran expectación, el público vio salir a la viejecita del barril con una herida en la cabeza y poco más.