Revista Sociedad

Salud a la Venta

Publicado el 16 abril 2010 por Eko
salud a la ventaLa crisis que se ha acomodado en el mundo gracias al capitalismo feroz y sin control de los países desarrollados, ha llevado a los políticos a hacer uso de su ya limitada imaginación para sacarnos de ella. Pero no piensen que los políticos tienen mucho margen de acción. La verdad es que ellos no son más que los títeres que vemos en el triste escenario de los medios de comunicación. Hay que pensar, que para que la farsa sea creíble para la masa descerebrada que mora nuestro planeta, quienes manejan los hilos de esos títeres deben permanecer ocultos en la oscuridad del escenario. No digo nada nuevo, ni nada desconocido, si digo que es el capital quien maneja esos hilos. No digo nada que casi todo el mundo ya sepa, bueno, salvo aquellos que tan solo tienen neuronas porque venían con el cuerpo y la utilizan para poco más que pensar en que tiempo hará mañana y que se pondrán para salir a la calle.
Cuanto más dinero mueve un sector, más poderoso es. Esta claro que cualquier sector al que haga referencia tiene un nexo con nuestro día a día, pero me gustaría hablar especialmente de las farmacéuticas.
El mercado mundial de medicamentos en las economías capitalistas, está estimado en 170 billones de dólares anuales, y es un mercado basado fundamentalmente en el lucro, controlado por una docena de multinacionales, las cuales hacen de la salud su particular patio de recreo y extorsión. En un informe final, publicado por la Comisión Europea el pasado 8 de julio, sobre los abusos en materia de competencia en el sector farmacéutico, venia a decir que, -en el comercio de los medicamentos, la competencia no está funcionando, y que los grandes grupos farmacéuticos recurren a toda suerte de juegos sucios para impedir la llegada al mercado de medicinas más eficaces y sobre todo para descalificar los medicamentos genéricos mucho más baratos-. Lo dicho se traduce en un retraso del acceso del consumidor a los genéricos y por lo tanto en importantes pérdidas financieras no sólo para los propios pacientes, sino para la Seguridad Social a cargo del Estado (o sea de los contribuyentes). Además, ofrece argumentos a los defensores de la privatización de los Sistemas Públicos de Salud, a los cuales acusan de ser fosos de déficit en el presupuesto de los Estados.
El objetivo de las grandes marcas farmacéuticas consiste, por consiguiente, en retrasar por todos los medios posibles la fecha de vencimiento del periodo de protección de la patente; y se las arreglan para patentar añadidos superfluos del producto (un polimorfo, una forma cristalina, etc.) y extender así, artificialmente, la duración de su control del medicamento.
Mientras en gran parte del planeta se muere por enfermedades ya erradicadas o con tratamiento en los países desarrollado, aquí, en países que damos por llamar de primer mundo, en su afán por conseguir beneficios, las empresas farmacéuticas no sólo influyen a los médicos y a los investigadores médicos. Cada vez con mayor frecuencia se dirigen directamente a los clientes potenciales e intentan despertar su necesidad por un tratamiento médico, inventando enfermedades y dolencias cuya existencia es dudosa o, como mínimo, relativa.
Las farmacéuticas, escudadas en el poder que le dan las patentes, se meten en pleitos millonarios contra las empresas que deciden crear medicamentos genéricos, aun a sabiendas que los van a perder, con el propósito o bien de arruinar, por medio de los altos costes de los juicios a dichas empresas que suelen ser mucho más pequeñas y modestas, o retrasar, gracias a la lentitud de la justicia, la salida al mercado de dicho genéricos.
Las grandes farmacéuticas se defienden diciendo que las patentes les da la posibilidad de seguir investigando en nuevos y mejores medicamentos, ya que de no ser así, y no existieran las patentes, ninguna empresa farmacéutica invertiría en investigación. Pero resulta que sus beneficios son superiores a los obtenidos por los poderosos grupos del complejo militar-industrial. Por cada euro invertido en la fabricación de un medicamento de marca, los monopolios ganan mil en el mercado. Creo que el margen de beneficios es exageradamente desorbitado. Y más cuando resulta que el dinero invertido en investigación no es tanto como se nos dice. Xabier Barrutia Etxebarría y Patxi Zábalo Arena, profesores del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad del País Vasco en un artículo re-publicado por CIDOB:
"el gasto en marketing es un elevado coste fijo que, al igual que la investigación, dificulta la entrada de nuevas empresas en el sector y facilita el monopolio. Así, el marketing es muchas veces un área de colaboración y alianzas estratégicas entre las empresas farmacéuticas. De hecho, los gastos de marketing son cada vez mayores. En 2000, las empresas farmacéuticas innovadoras de Estados Unidos empleaban un 81% más de personal en marketing que en investigación y desarrollo (I+D). Y ésta es una proporción creciente, puesto que en 1995 el personal dedicado al marketing sólo era un 12% mayor que el ocupado en I+D, que incluso ha descendido ligeramente desde entonces (Sager y Socolar, 2001)."

Después de todo esto lo que cabe pensar es que no solo nunca se acabaran con las enfermedades, sino que cada día habrán más, y que si vivimos más tiempo es solo para poder seguir estando más enfermos. Acabo con un dato para la reflexión:
"El 90% de los gastos de la gran industria farmacéutica para el desarrollo de nuevos fármacos está destinado a enfermedades que sólo padece el 10% de la población mundial."

También os dejo un documental emitido en Odisea y que deja bien a las claras hasta que punto estamos en manos de las farmacéuticas. Tal vez se os haga un poco largo todo dura 51 minutos y consta de 5 partes, pero os aseguro que verlo os dará mucho que pensar:





Este último también os ayudara entender hasta que punto llega la manipulación y el negocio de las multinacionales farmacéuticas:

Volver a la Portada de Logo Paperblog