Mariadela Linares
Barrio Adentro fue, sin lugar a dudas, el más contundente logro del Gobierno en sus primeros tiempos. El derecho a la salud subió cerro y llegó a los más necesitados, para brindarles atención primaria y resolver aquellas situaciones que no ameritaban el ingreso a un hospital. A pesar de los innumerables detractores que le salieron al programa, su éxito fue indiscutible.Después siguió la saga con los CDI, las Salas de Rehabilitación Integral y los Centros de Alta Tecnología; la creación del Hospital Cardiológico Infantil y la remodelación de algunas áreas hospitalarias. Hasta allí el proyecto luce hermoso y el nivel de atención brindado, en lo cuantitativo, alcanza cifras millonarias de personas beneficiadas. Pero, como suele suceder, esa punta de lanza de la revolución bolivariana no ha contado con el seguimiento y evaluación constante necesarios, de allí que en todas sus etapas las fallas están a la vista, comenzando por la escasez de insumos, el deterioro de la atención y hasta el cierre temporal de algunos centros.
Contradictoriamente, el Gobierno decidió amparar con seguros de HCM a todos los empleados públicos.
Consecuencia: dramático aumento de la demanda en clínicas privadas y su consiguiente congestionamiento. Nadie va a un hospital si se puede dar el “lujo” de que le paguen una cama en una institución de caché.
A Barrio Adentro le ha faltado, no solo consolidación de todas sus etapas, sino tal vez la más importante de ellas: la adecuación de los hospitales, su dotación, su ampliación, la contraloría constante para evitar que el personal mismo se robe los costosos equipos y, fundamentalmente, la construcción de nuevos centros en todo el país. Hoy en día no se puede pisar ninguna institución, pública o privada, sin encontrarse con un dramático atasco que impide el derecho que todos tenemos a recibir atención médica. Antes que cerrar clínicas, verifiquemos primero qué pasó en el Pérez Carreño con el bombero, o qué sucede en la Concepción Palacios, donde atienden parturientas pero no hay cuidados intensivos neonatales, por citar dos ejemplos. Señora ministra: en ninguna parte hay cupo y donde lo hay, la gente tiene que llevar hasta el algodón. Sin salud no hay revolución.