Es frecuente leer sobre el cuidado de la salud física o el cuidado del cuerpo; temas que incluyen prevención y atención de enfermedades, alimentación balanceada, ejercicios corporales para disminuir de peso, etc. Pero es poco frecuente leer sobre el cuidado de la mente y las emociones, tal pareciera que para esta área, que también forma parte de nuestro ser, no son necesarios el cuidado, la prevención o la atención. Por el contrario la mente es la fuente principal de las funciones de todo el cuerpo y las emociones las encargadas de generar la energía para mantenernos en alguna actividad. Por ejemplo sí se siente una tristeza intensa, difícilmente aparecerá el deseo de realizar ejercicio o incluso de preparar una comida balanceada, la energía, la motivación y disposición no será la misma comparado al sentir alegría o tranquilidad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social; y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” y la salud mental “es un estado de bienestar por medio del cual los individuos reconocen sus habilidades, son capaces de hacer frente al estrés normal de la vida, trabajar de forma productiva y fructífera, y contribuir a sus comunidades. Posibilidad de acrecentar la competencia de las individuos y comunidades y permitirles alcanzar sus propios objetivos”
En México la Ley General de Salud, establece las normas para garantizar la salud física pero también mental de las y los mexicanos[1], en el capítulo VII, articulo 72 donde se hace referencia a la salud mental, se enfatiza que: “La prevención de las enfermedades mentales tiene carácter prioritario”, sin embargo una gran parte de la población omite o peor aún no tiene acceso ni al conocimiento de las enfermedades mentales y mucho menos a la atención de su salud mental, generando problemáticas serias de salud pública.
Por lo tanto la salud mental no sólo es en factor importante a atender sino también un derecho humano que requiere accesibilidad, además es un hecho que un gran porcentaje de enfermedades físicas les antecede algún malestar psíquico; incluso que ciertas situaciones sociales que se experimentan cotidianamente pueden generar alguna enfermedad mental. Se tiende a naturalizar e incluso normalizar las afecciones psíquicas[2] , aparentemente se aprende a “vivir” con ellas, pero en realidad se aprende a experimentar sufrimiento como propio de la vida, lo que genera un malestar cotidiano que no permite experimentar sensaciones placenteras en vivir o en despertar cada día. En términos generales cada persona tiene derecho a una calidad de vida, que incluya la posibilidad en la gratificación de necesidades básicas (comida, vestido, vivienda, educación, trabajo, salud) sino también necesidades de auto realización (vivienda digna, salud accesible, un ambiente laboral o escolar placentero) y necesidades afectivas efectivas (relaciones interpersonales sanas, estabilidad emocional, comunicación asertiva con su ambiente) y para ello la salud mental será un requisito indispensable para desarrollar las potencialidades que las personas requieren en el alcance y satisfacción de cada una de estas necesidades.
A continuación se mencionan formas de atender la salud mental:
- Con prevención
- Grupos de autoayuda o de contención
- Evaluación y Diagnostico psicológico y/o psiquiátrico
- Tratamientos psicológicos, psiquiátricos y/o farmacológico
La elección de alguno, va a constar de la accesibilidad -ya sea de información, instituciones y profesionales especializados, dinero y tiempo-, pero sobre todo de apertura y/o disposición al cambio, al deseo de sentirse bien. El resultado no será de cual opción es mejor, dependerá de la persona que busque atender su salud mental
[1] Ley General de Salud. http://www.salud.gob.mx/unidades/cdi/
[2] Las afecciones psíquicas incluyen malestares emocionales, de pensamiento o de conducta, incluso padecimientos neurológicos.
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