Revista Opinión

Salud y República

Publicado el 25 diciembre 2010 por Javiermadrazo

Vaya por delante la verdad. Soy republicano por convicción y, por tanto, no concedo ninguna legitimidad ni al rey, ni a sus palabras. No he visto el discurso en televisión porque no quiero que ese señor entre en mi casa, ni aunque sea a través de la pequeña pantalla. Si he leído, en cambio, su intervencion esta mañana en la prensa digital. Juan Carlos I, como no podía ser de otro modo, se ha puesto, una vez más,  del lado del fuerte frente al débil. Su alianza con la banca y la patronal le ha llevado, en esta ocasión, a defender las políticas antisociales del Gobierno Zapatero, avalando todas y cada una de las reformas emprendidas por el PSOE contra el conjunto de la ciudadanía. El rey hace suyo el abaratamiento del despido, el retraso de la edad de jubilación, los recortes en prestaciones públicas, la eliminación de las ayudas de 426 euros a personas sin ingresos  y la reducción de los salarios en la Administración.  Qué fácil es pedir esfuerzos y sacrificios al pueblo desde un palacio y rodeado de privilegios, pero que falta de coherencia, integridad, moralidad y dignidad implica.  

Sólo espero que algún dia Wikileaks o quien sea publique toda la información secreta que seguro existe sobre la complicidad  entre el rey y los herederos del franquismo en la transición,  su papel en el golpe de estadod el 23-F, su nivel de conocimiento sobre el terrorismo de estado, el origen presuntamente ilícito de su fortuna, su protagonismo en varios de los mayores escándalos financieros de nuestra historia más reciente, su intervención en el conflicto del Sáhara,…..  Ojalá sea más pronto que tarde. Seguro que Juan Carlos I también ha compartido confesionario con el embajador de Estados Unidos en España y seguro que en todos estos documentos más de uno hará referencia a materia sensible de la monarquía.  Todavía quedan instituciones intocables, y curiosamente son aquellas que carecen de toda legitimidad democrática porque nos han sido impuestas con carácter hereditario y sin posibilidad de devolución.  Salud y República.

  


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