Paseando por el cementerio americano de Coleville Sur Mer (Normandía - Francia) puede sentirse la brisa que llega desde la cercana playa de Omaha. Sus 9.387 tumbas se disponen, perfectamente alineadas, orientándose hacia el oeste, como si añorasen desde la distancia al país del que proceden y al que nunca volverán.
Las más son cruces cristianas, aunque también pueden verse algunas estrellas de David, bajo las que reposan los restos de soldados de religión judía.
También son las más las que se identifican con el nombre de un caído cuyos restos señalan, aunque algunas corresponden a soldados desconocidos, en las que puede leerse la inscripción: «Aquí descansa en honrosa gloria un compañero de armas a quien sólo Dios conoce».Entre los que moran en este cementerio cabe mencionar a los tres que fueron destacados con sendas medallas de honor, uno de ellos es Theodore Roosevelt Jr., hijo del que entonces fue presidente de los Estados Unidos.
Todos los inquilinos del cementerio de Coleville Sur Mer cayeron durante la Segunda Guerra Mundial salvo uno, que murió luchando en la Primera Gran Guerra. Se trata de Quentin Roosevelt... Fue voluntad de su padre (volvemos a hablar del presidente Franklin. D. Roosevelt) que los restos de este hijo fuesen exhumados y enterrados también aquí, junto a los de su hermano Theodore.
Cuando visitas la zona de las playas del día D y estos cementerios, no puedes dejar de recordar la escena final de la película "Salvad al soldado Ryan"... La tumba que interesa a Tom Hanks no existe, aunque la historia que se cuenta en la película es real... El soldado al que buscaron se apellidaba Niland: en Coleville se encuentran enterrados dos de sus hermanos, caídos los días 6 y 7 de junio de 1944, en pleno desembarco.Todas las tardes, en el Cementerio de Coleville se celebra la ceremonia de la bandera, acto al que asistí y que recoge la segunda fotografía.