Más larga que un día sin pan. Y eso es un gran problema cuando te enfrentas a una producción como esta. Con unos protagonistas tremendamente simples, siendo imposible no parar de pensar, que en la vida real estarían muertos a los 15 minutos. Y con unos antagonistas que mezclan momentos de violencia con bondad repentina e inexplicable. Por suerte, Benicio Del Toro salva los muebles en todas las escenas en las que aparece. Recemos a los dioses del cine para que Oliver Stone recupere la cordura perdida. Amén.
Mi Puntuación: 5.9