Muchos ciudadanos, preocupados, quieren hacer algo para salvar a España del desastre que la amenaza, pero no saben qué hacer. Sin embargo, la respuesta es sencilla: sustituya el actual sistema, que es una dictadura de partidos corrupta, ineficiente y antidemocrática, por una verdadera democracia de ciudadanos libres y sometidos a la ley ¿Cómo conseguirlo? La receta es amplia y compleja: manifestaciones como la que se está gestando para el 12 de octubre, creación de opinión, espíritu ciudadano crítico, acoso y derribo al político corrupto y al mal gobernante... Piense en un problema de España, ya sea el paro, la corrupción, el abuso de poder, la pobreza, la debilidad económica, el desprestigio de su política, los impuestos abusivos, la justicia sometida, las mentiras del poder, el indepentismo, la injusticia o cualquier otro. Le apuesto cien contra uno a que cualquier problema que pueda identificar es culpa de nuestra clase política, una de las peores y más fracasadas del planeta. Por eso, cualquier intento de regeneración o avance del país pasa, necesariamente, por sustituir este sistema injusto y desequilibrado, que permite que gente sin altura, grandeza, ética e inteligencia se encarame al poder y desde ahí nos destruya la nación. ---
No existe en España una emergencia mayor que la reforma urgente del actual sistema, que debe ser sustituido por una verdadera democracia que otorgue a los ciudadanos, ilicitamente desplazados en el actual sistema, el protagonismo que les corresponde como soberanos, y que no soporte en su cúspide a la enorme cantidad de chorizos, mediocres y sinvergüenzas arrogantes que hoy campean por España, con poder descontrolado y con impudicia, para dolor y vergüenza de los españoles.
Todo lo que los políticos tocan lo estropean y, además de crear los problemas, después los empeoran con sus absurdas intervenciones. Rubalcaba dice que la solución del problema catalán pasa por hacer de España un Estado Federal, mientras Rajoy se enroca y afirma que hay que respetar la constitución. Sin embargo, ninguno de los dos reconoce que la verdadera solución sería hacer de España un país próspero, justo, decente y en el que vivir resulte atractivo. Huir de una España como la que los políticos han creado es lo mas lógico ante un panorama desolador y deprimente marcado por impuestos injustos, poder arbitrario, impunidad de los corruptos, desempleo, destrucción del tejido productivo, privilegios inmerecidos de la casta, injusticia generalizada, enriquecimiento ilícito de miles de políticos, compra de votos, pactos inconfesables con los nacionalistas excluyentes, violaciones continuas a la democracia... En los primeros años de la Transición, los separatistas catalanes eran cuatro descerebrados pero hoy, gracias a los políticos de un lado y de otro, son multitud. Aunque lo silencien, tanto Rajoy como Rubalcaba saben que la solución de España pasa por rediseñar el país y sustituir la presente cloaca por un Estado decente en el que los ciudadanos se sientan respetados, protegidos por la ley, gobernados por gente con valores y a gusto, caminando y soñando justos.
¿Quién va a amar o defender un Estado en manos de políticos rechazados por los ciudadanos, marcados por la corrupción, ineficientes, mediocres, arrogantes y culpables de graves "pecados" contra la decencia, la democracia y la Justicia, como son el de preferir acribillar con impuestos a los ciudadanos, antes de ahorrar en el gasto público y sin haber cerrado una sola televisión pública? ¿Qué español va a sentirse miembro de una nación cuando sus gobernantes cierran los oídos a las demandas ciudadanas, algunas tan abrumadoramente mayoritarias como la que exige el fin de la financiación pública de partidos y sindicatos o la que clama contra la impunidad de los políticos, exigiendo el castigo de los saqueadores y ladrones afincados en el poder? ¿Qué pensar del país que tienen mas políticos aforados de toda Europa y de unos partidos que utilizan el aforamiento para proteger a políticos señalados por la Justicia?
España tiene que ser políticamente rediseñada porque el diseño que hicieron los políticos de la Transición fue una auténtica estafa, que hizo pasar por democracia lo que fue únicamente una inmoral y antidemocrática dictadura de partidos.
Aquel diseño tramposo es el padre de todos los dramas actuales de España, desde la corrupción al fracaso de la economía, sin olvidar la impunidad de los poderosos, el independentismo que odia a España, la escandalosa marginación de los ciudadanos, la mentira elevada a conducta de gobierno y el pésimo funcionamiento de una Justicia que cada día es más imprescindible para limpiar y dignificar el país.
Muchos políticos, obtusos, creen que el independentismo catalán solo crece cuando hay dificultades económicas, como ocurrió a finales del siglo XIX, cuando España perdió sus colonias, o durante la II República, cuando se gestaba la guerra civil, ignorando que el independentismo también se estimula cuando el Estado común deja de ser justo, decente y atractivo, como ocurre hoy en una España carente de una democracia auténtica, injusta y dominada por una casta política minada por la corrupción, creadora de un Estado monstruoso e incosteable en el que los ciudadanos son acribillados a impuestos mientras los políticos son incapaces de ahorrar y renunciar a sus privilegios y lujos. Esos políticos ilusos y dañinos, al creer que tanto el independentismo catalán como el rechazo creciente a la casta política que los españoles manifiestan en las encuestas desaparecerán cuando retorne la prosperidad, sin eliminar previamente las injusticias, desequilibrios, abusos y suciedades que minan el poder político, son los grandes culpables de que el país esté desencantado y avance con paso firme hacia la descomposición y el colapso de la convivencia pacífica.