Revista Cultura y Ocio

Salzburgo, una sinfonía de Mozart

Por Diodenorl @diodenorl

Cuando uno pasea por las calles de Salzburgo no puede evitar pensar que esta ciudad es una sinfonía hecha en piedra y hierro forjado. Ciertamente no se puede imaginar un lugar más adecuado para el nacimiento de un genio de la música universal como Wolfgang Amadeus Mozart. La ciudad y el compositor forman una simbiosis perfecta. Eso ya sería suficiente, pero además los salzburgueses han aprovechado el tirón de su conciudadano más ilustre, cuya imagen es omnipresente: en sus dos casas-museo, en cientos de objetos de las tiendas de recuerdos, en los inevitables bombones Mozartkugeln... Hoy esta ciudad austriaca es un hervidero de turistas, sobre todo en verano, pero sigue manteniendo su encanto clásico.
               
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Salzburgo es una ciudad de unos 150.000 habitantes, capital del Estado Federado austriaco del mismo nombre. Ciudad ligada a la música y a su pasado eclesiástico, debe su nombre a las salinas de la cercana región de Salzkammergut (Salzburg significa ciudad de la sal en alemán) y que constituían su principal fuente de riqueza. Los romanos establecieron en este lugar fronterizo al norte de los Alpes el municipium de Juvavum (cuyo foro se ubicaba donde está hoy la catedral), población que fue abandonada tras la caída del Imperio. Sin embargo, según la tradición, fue refundada hacia el año 700 por san Ruperto, y en muy poco tiempo se convirtió en un arzobispado cuyos prelados ostentaban al mismo tiempo el título de príncipes del Sacro Imperio Romano Germánico

SALZBURGO, UNA SINFONÍA DE MOZART (I)

La fortaleza Hohensalzburg desde los jardines Mirabell

En definitiva, gobernaban un estado independiente, situación que perduró hasta 1803. Estos príncipes-arzobispos fueron y son una de las principales autoridades eclesiásticas de los países germánicos, con privilegios tales como el de poder vestir de rojo ante el papa (a pesar de no ser cardenales); gobernaron como déspotas y algunos de ellos (principalmente tres, como veremos) fueron mecenas de las artes, convirtiendo su ciudad en una de las más bellas al norte de los Alpes. Tras las guerras napoleónicas el principado eclesiástico desapareció y fue absorbido por Austria, cuyas vicisitudes ha seguido durante los últimos dos siglos.

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Los jardines donde se rodó Sonrisas y lágrimas

A su belleza contribuye también su ubicación geográfica y su adaptación al entorno natural. Salzburgo está a orillas del río Salzach, afluente del Eno, que a su vez muere en el Danubio. Dicho río pasa entre dos montes, el de los Capuchinos y el de los Monjes (tantos siglos de teocracia se tenían que notar...) En lo alto de este último, en la orilla sur, se encuentra el Castillo de Salzburgo (Hohensalzburg), y en el pequeño espacio que queda entre este monte y el río se construyó la ciudad antigua allá por la Edad Media. Ahí se concentra la mayoría de los lugares de interés, aunque no los únicos. El pequeño tamaño de la ciudad es otro de sus atractivos: se puede conocer muy bien en un sólo día, sin dejarse nada sin visitar. La ciudad moderna, cómoda y sosegada, se extiende por la orilla norte y por detrás de los dos montes. 

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La escalera barroca del Palacio Mirabell

La perfecta adaptación de Salzburgo a su entorno geográfico nos ofrece unas posibilidades panorámicas fascinantes, que harán las delicias de los amantes de la fotografía. Eso, sin olvidar su preciosa arquitectura... Precisamente vamos a iniciar nuestro recorrido en la orilla norte, que cuenta también con algunos lugares que no debemos perdernos, y al acercarnos hacia el casco antiguo obtendremos dos de las mejores vistas de la ciudad. Como si ella misma nos diera la bienvenida, uno tiene la sensación de que nos susurra y nos dice: "adelante, os estaba esperando". Empezamos por el Palacio Mirabell, actualmente sede del Ayuntamiento de Salzburgo. 

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La orilla norte vista desde el río Salzach

El arzobispo Wolf Dietrich von Raitenau, prototipo del señor renacentista, se educó en Roma, conoció de cerca a los Medici y quiso convertir a su ciudad en la Roma del norte. Proyectó una catedral mayor que la Basílica de San Pedro de la Ciudad Eterna, pero no consiguió realizarla. En cambio, sí vio realizado el Palacio Mirabell, que mandó construir para Salomé Alt, una bellísima judía que le dio 15 hijos (que nadie se sorprenda...) El palacio se incendió en 1818 y se reconstruyó sobriamente. En el interior se puede ver la escalera monumental, que se salvó de las llamas, con una asombrosa decoración escultórica en mármol. Atravesando el edificio llegamos a los jardines, también famosos porque en ellos se rodaron escenas muy recordadas de la película de 1965 Sonrisas y lágrimas (en Hispanoamérica La novicia rebelde). Los jardines fueron diseñados en 1690 por el más grande arquitecto del barroco austriaco, Johann Fischer von Erlach, y decorados con grupos escultóricos de motivos mitológicos. Avanzando por ellos veremos al fondo en lo alto la onmipresente fortaleza, que nos espera. La foto combinada de ella con los jardines es espectacular.

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El casco antiguo visto desde el río Salzach

Al salir de los jardines llegaremos a una plaza presidida por la imponente iglesia de la Trinidad (Dreifaltigkeitskirche), también una obra barroca de Fischer von Erlach. En un lateral de la plaza, justo ante nosotros, veremos la Vivienda de Mozart (Mozart Wohnhaus), donde el genio vivió varios años y compuso algunas de sus más célebres obras. Hoy es un museo muy interesante con objetos y documentos de la familia Mozart. Muy cerca se encuentra el río; al llegar a él tendremos una preciosa vista panorámica de todo el casco antiguo dominado por el castillo. Pero antes de cruzar el puente peatonal fijémonos en una pequeña estatua de otro ilustre salzburgués relacionado con la música: Herbert von Karajan. Tras cruzar el puente, seguiremos a la gente que se mete por los pasadizos que atraviesan los edificios de enfrente. Al salir llegaremos a la calle del Grano (Getreidegasse), la más bonita y frecuentada del casco antiguo, siempre abarrotada de gente (para hacer buenas fotos, es mejor ir muy temprano).

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Uno de los pasadizos que llevan a la calle del Grano

Estamos en la arteria principal del casco antiguo, también la más comercial. Para aprovechar bien el espacio, es estrecha y está comunicada con las dos paralelas a través de galerías y patios interiores llenos de tiendas y restaurantes con gran encanto. En las paredes de la calle del Grano cuelga gran número de rótulos de hierro forjado pertenecientes a los comercios, de larga tradición en Austria. Los hay de gran complejidad y belleza y hasta las cadenas de comida basura gringas han debido respetarlos. Siguiendo la calle llegaremos a la Casa Natal de Mozart (Mozarts Geburtshaus), otro interesante museo instalado en el edificio donde nació el niño prodigio salzburgués. Un poco más adelante se dibuja una graciosa torre: es la del Ayuntamiento antiguo. La calle se prolonga por la calle de los Judíos (Judengasse), que hace curva y termina en la plaza de la Residencia (ver la segunda parte de este artículo). 

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La famosa calle del Grano (Getreidegasse) con sus rótulos de forja

Conviene explorar los encantadores pasadizos entre calles: descubriremos muchos rincones sorprendentes. Los del otro lado de la calle del Grano desembocan en la plaza de la Universidad, con su curioso mercado alimentario donde no debemos perder la oportunidad de degustar las famosas salchichas austriacas en los múltiples puestos callejeros. Las hay en gran variedad con nombres de difícil pronunciación, pero basta señalarlas. Poco importa cuáles elijamos, pues todas están deliciosas. Se sirven troceadas en una bandeja de cartón, con la(s) salsa(s) que escojamos y pan. Sencillo, sabroso y muy austriaco. 

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Puestos de salchichas en la plaza de la Universidad

Hasta aquí la primera parte de este artículo por las calles de Salzburgo. Mientras reponemos fuerzas con unas salchichas podemos planear la segunda parte de nuestro paseo por esta preciosa ciudad. Veremos iglesias espectaculares, plazas monumentales, una noria, una farmacia, fuentes, palacios... y terminaremos subiendo a la fortaleza y paseando por un monte con vistas panorámicas inolvidables.


Texto y fotos © LAGARTO ROJO 
Permitida su reproducción siempre que se cite su procedencia.
Para más información:
http://www.salzburg.info/es 


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