Ver Salzburgo, una sinfonía de Mozart en un mapa más grande
Podemos empezar esta segunda parte de nuestro paseo subiendo a la fortaleza Hohensalzburg. Para ello podemos usar el funicular o subir a pie por las rampas que arrancan desde su base, en la plaza del Capítulo. La fortaleza, que fue residencia de los príncipes-arzobispos hasta el siglo XVI, se alza a 120 metros sobre el río Salzach. Para defenderse de posibles ataques, los arzobispos fortificaron el Hohensalzburg con torres, barbacanas y bastiones para los cañones. Y lo hicieron muy bien, pues jamás nadie fue capaz de conquistarlo. Desde los bastiones las vistas son magníficas, tanto de la ciudad (al norte) como de los Alpes Salzburgueses (al sur). En el castillo se pueden visitar los aposentos de los arzobispos, que conservan su mobiliario y ornamentación. En el museo hay una buena colección de armas y armaduras medievales. Desde la fortaleza se puede dar agradables paseos en plena naturaleza por los senderos que recorren el Monte de los Monjes (Mönchsberg), que nos ofrecerán otras asombrosas vistas panorámicas.
El casco antiguo de Salzburgo visto desde el monte de los Monjes (Mönchsberg)
Podemos bajar del monte por unas escaleras situadas al lado del Auditorio de Salzburgo. Desde allí, muy cerca, vemos una iglesia de exterior austero (como es habitual en Austria) y de proporciones extrañas, que muestra claramente haber sido construida en dos fases y estilos bien diferentes. Lo mismo podemos apreciar en el interior: las naves, románicas, son bajas y oscuras, mientras que la cabecera, que es gótica (al igual que el alto y puntiagudo campanario), es alto y luminoso. El contraste es notorio y el resultado sería muy burdo en cualquier otro lugar que no fuese esta ciudad de buen gusto y elegancia. Se trata de la iglesia de los Franciscanos (Franziskanerkirche). Dentro no hay que dejar de admirar el precioso presbiterio gótico rodeado de capillas y sostenido por altas columnas cilíndricas que recuerdan a un palmeral, y en su centro el majestuoso altar mayor obra de Johann Fischer von Erlach.
La fortaleza Hohensalzburg vista desde el monte de los Monjes (Mönchsberg)
En esta parte del casco antiguo encontramos varias plazas encantadoras, algunas abiertas y otras totalmente cerradas y comunicadas por arcos o pasadizos. Por uno de estos arcos desembocamos en la plaza presidida por la iglesia de la abadía benedictina de San Pedro (Benediktinerstiftskirche Sankt Peter). Su alto campanario bulboso, el más emblemático de la ciudad, es casi imposible de fotografiar entero desde la plaza (pero eso no será un problema desde los varios miradores salzburgueses). Se trata de una iglesia que fue en origen románica, pero reformada entre los siglos XVII y XVIII, y hoy su aspecto es casi totalmente barroco. El interior, de tres naves, es de una decoración recargada sin llegar a ser pesada. Llena de esculturas y pinturas de gran valor, es una de las iglesias más majestuosas y elegantes del barroco austriaco.
Altar mayor de la iglesia de los Franciscanos, obra de Johann Fischer von Erlach
A la derecha de la fachada de la iglesia se encuentra el restaurante Stifftskeller Sankt Peter, que afirma datar del año 803 y ser por tanto el más antiguo de Europa. Y justo al lado, otro arco que nos lleva al cementerio de San Pedro (Petersfriedhof), anexo a la iglesia anterior. En muchos lugares de Austria, incluso en las ciudades, las iglesias siguen teniendo su cementerio. Suelen ser de gran belleza, y éste es quizá el mejor del país. No es muy grande pero sus tumbas, muy decoradas y con predominio del hierro forjado, crean un ambiente encantador en pleno corazón de la ciudad. No hay dos iguales y están siempre llenas de flores que les añaden aún más colorido. Por si fuera poco, este cementerio está al pie de la roca, en la que se han excavado varias capillas. El lugar es sugerente al máximo. Al fondo del recinto una puerta nos lleva a un callejón donde encontramos una noria que sigue funcionando en la actualidad y seguidamente otra plaza, una de las cuatro que rodean la catedral.
Plaza e iglesia de la abadía benedictina de San pedro (Benediktinerstiftskirche Sankt Peter)
Aquí vemos de nuevo la subida al monte de los Monjes y al castillo de Salzburgo. A los pies del monte, otra plaza, la del Capítulo (Kapitelplatz), con una impresionante fuente barroca coronada por una estatua de Neptuno que fue abrevadero de los caballos arzobispales. A la izquierda, la enorme catedral de muros austeros. Por unos pórticos accedemos a la plaza de la Catedral (Domplatz). En el centro de esta plaza, frecuentemente utilizada para celebrar grandes conciertos al aire libre, hay una grandiosa columna barroca de la virgen. Entre todos los personajes de dicho monumento no hay que perderse el estupendo demonio cayendo.
Fachada de la catedral de Salzburgo y columna de la virgen
Tres lados de la plaza los cierran los palacios eclesiásticos y el cuarto la fachada de la catedral barroca. Esta fachada, de mármol blanco, es diferente del resto del edificio. La catedral fue mandada construir por el arzobispo Markus Sittikus von Hohenems, sucesor de Wolf Dietrich von Reitenau (ver la primera parte de este artículo) en la primera parte del siglo XVII, y terminada por el sucesor de aquél, Paris Lodron. El interior es de gran amplitud y majestuosa sencillez. La magnífica cúpula hubo de ser reconstruida tras el salvaje bombardeo a que sometieron la ciudad los anglosajones en 1944. Bajo ella, consta de cuatro grandes órganos diseñados cada uno para interpretar diferentes tipos de conciertos. No podía ser de otro modo en la catedral donde fue bautizado Wolfgang Amadeus Mozart…
Interior de la catedral de Salzburgo
Al otro lado de la catedral está la plaza de la Residencia (Residenzplatz). En su centro, una espectacular fuente decorada con un grupo de caballos, tritonesy atlantes. Al oeste de la plaza se yergue la fachada de la Residencia de los príncipes-arzobispos desde el siglo XVII. Es visitable y son de gran interés sus salones y su colección de pintura. Justo delante de la fachada de este palacio se estacionan las elegantes calesas salzburguesas, que el turista puede alquilar para recorrer las encantadoras calles del casco antiguo. En el costado norte de la Residencia se abre la preciosa plaza del Mercado Viejo, donde podemos ver la casa más estrecha de la ciudad y la Farmacia Imperial (Hofapotheke), cuyo interior conserva una rica decoración rococó. Por otro lado, el hijo más ilustre de Salzburgo debía tener en su ciudad natal una plaza con un monumento dedicado a su memoria. Muy cerca está la plaza de Mozart, presidida por una estatua del genial compositor. Pero no todo podía ser perfecto en esta ciudad: cualquier parecido de esta estatua con el hombre que homenajea es pura coincidencia...
Calesas salzburguesas en la plaza de la Residencia (Residenzplatz)
Nosotros terminamos aquí nuestro recorrido, pero las posibilidades son inagotables. Salzburgo es una ciudad de ensueño, llena de encanto y rincones inolvidables. Una ciudad para recorrer despacio, para observar con calma la armonía de sus formas. Una ciudad que te envuelve como una melodía. De Mozart, por supuesto.
Texto y fotos © LAGARTO ROJO
Permitida su reproducción previa autorización y siempre que se cite su procedencia.
Para más información:
http://www.salzburg.info/esArtículos relacionados:
SALZBURGO, UNA SINFONÍA DE MOZART (I)
Síguenos:Lagarto ROJO
Promociona también tu página
Seguir por correo electrónico
Premios 20 Blogs 2012: pincha aquí y vota por LAGARTO ROJO
(del 14 de diciembre de 2012 al 28 de enero de 2013)
Premios Bitácoras 2012: pincha aquí y vota por LAGARTO ROJO.
Viajes y vivencias: Austria - Alemania V: Salzburgo, Hallstatt y Múnich
Donde me dejes llevarte: De un lugar llamado Salzburgo...
Viajeros callejeros: Ruta de 11 días por Austria