Al pensar en la República Dominicana como destino para las vacaciones, con toda seguridad vendrán a la mente resorts y hoteles de lujo con todo incluido. No es de extrañar que este país caribeño esté a la cabeza del turismo de masas que busca playas de arena blanca, cocoteros, aguas turquesas y todo lo que puede ofrecer las infraestructuras turísticas más equipadas.
Pero con siempre puedes descubrir un país de una forma distinta, alejado de los resorts y conociendo el país desde dentro, más cercano a sus gentes. Y hoy os queremos hablar de una región del caribe que no está ocupada por las grandes compañías hoteleras, una pequeña península de irreductibles hombres libres todavía resiste al invasor.... No, no es el principio de un comic de Asterix y Obelix, pero se le asemeja bastante. Se trata de Samaná, la península norteña perteneciente a República Dominicana que mantiene un entorno natural idílico, donde todavía se respira autenticidad y la verdadera idiosincrasia de los pueblos caribeños. Un entorno privilegiado que, aunque existe presencia hotelera, crece respetando el lugar, sin la injerencia de la avalancha de turistas que azotan al resto del país.
Cómo disfrutar de una visita a Samaná
Samaná tiene aeropuerto propio, infraestructura hotelera, pueblos pesqueros y pequeñas ciudades... nada que lo diferencie, a priori, de cualquier otra parte de este país caribeño localizado en la zona central de las Antillas. Pero sí, la diferencia es enorme, ya que aquí todo ese crecimiento e implantación humana se hace respetando el entorno, cuidando la naturaleza y la cultura y tradición dominicana.
El norte de la península está reservada a viajeros independientes, alejados de los circuitos organizados por las grandes compañías, especialmente enfocados a esos turistas que prefieren el contacto con la naturaleza más salvaje, amantes de la aventura y del lujo que solo pueden dar los entornos vírgenes.
La forma de disfrutar este lugar es, por tanto, la más pura y natural posible, con la idea de protección y respeto siempre en la cabeza y en la forma de actuar. La forma genuina con la que Paso de Noroeste hace sus viajes y lleva a cabo sus visitas y estancias, conociendo a fondo la verdadera cara, la más noble y natural de los destinos que elige. Una oportunidad única para compartir la vida sencilla, tranquila, amistosa y hospitalaria de sus habitantes.
En cuanto a lugares que ver, estos son los más destacados.
1. Parque Nacional de los Haitises
Con una extensión de 600 kilómetros aproximados, con la sola visita a este espacio natural ya merecerá la pena el viaje a Samaná. La biodiversidad existente, sobre todo la enorme cantidad de colonias de aves, dejará sin aliento a los amantes de la naturaleza salvaje en todo su esplendor.
En estos ecosistemas se presentan bosques de manglares, cuevas, selva tropical, costa idílica a base de ensenadas e incluso unos espectaculares islotes de roca kárstica completamente recubiertas de exuberante follaje. Llegar a este lugar solo es posible mediante un barco, pero merece la pena sin lugar a dudas.
2. El Salto del Limón.
La cascada más famosa de todo Samaná se localiza en el interior de su sierra y está considerada como una de las caídas de agua más hermosas de todo el Caribe. El Salto del Limón termina en una maravillosa piscina natural después de una caída de más de 50 metros de altura, creando un rincón idílico donde bañarse al más puro estilo Lago Azul. El trayecto puede ser bastante divertido y cómodo si se opta por hacerlo sobre un caballo o sobre una mula a través de la selva.
3. Cayo Levantado
Antes de llegar a Los Haitises se suele parar en esta isla que reúne todos los encantos de una isla desierta tropical; arenas blancas, aguas transparentes, cocoteros en las orillas ... Es el lugar perfecto para deleitarse con la gastronomía marítima de la zona, aquí espera al turista un almuerzo de todas las especialidades locales ofrecidos en puestos en primera línea de playa.
4. Playa Rincón, Las Galeras y Las Terrenas
A través de la sierra de Samaná y cruzando alguna plantación de cocoteros se llega a una de las playas más espectaculares del todo el Caribe, uno de los arenales más famosos también. Se trata de Playa Rincón, varios kilómetros de arena fina y clara que invitan a un romántico paseo junto a cocoteros y palmeras o para relajarse frente al océano y bañarse entre la innumerable vida que ofrece.
Toda la zona noroeste está sembrada de hermosas playas, aunque la gran referencia en cuanto a entorno natural es la que se localiza en el antiguo pueblo pesquero de Las Galeras, el lugar ideal para perderse en un remanso de paz, hacer snorkel o disfrutar de su fabulosa gastronomía pesquera. Este pueblecito solo es comparable al de Las Terrenas, también de pescadores, donde se vive plenamente la tradición y la simplicidad de la vida, un lugar que se destaca por su artesanía y la forma como preparan el pescado con salsa de coco, una verdadera delicia.
5. La capital, Santa Barbará de Samaná
Es Santa Bárbará una ciudad ubicada en la pintoresca bahía de Samaná, tranquila y agradable. Sus casitas de colores de la Avenida de la Marina es lo que más llama la atención de un lugar que parece que fue creado para que las personas puedan volver a creer en la paz y en la serenidad del mundo. También son llamativos el edificio de la Churcha, el más antiguo de la ciudad, llamado a ser su símbolo, y los Puentes de Samaná que comunican esta pequeña ciudad con Cayos Linares y Vigía.
Por último, no hay que dejar de ver el Museo de la Ballenas, un lugar emblemático que promueve la preservación de la especie y de los ecosistemas que habita. Y es que Samaná es un santuario natural de las ballenas, entre enero y marzo acuden a esta zona para tener a sus crías, por lo que es un importante reclamo del turismo más ecológico.
A turismo y ecología no nos gana nadie, será por nuestra forma de hacer las cosas, de visitar y descubrir nuevos entornos de la manera más respetuosa posible. Desde Paso Noroeste queremos que te unas a nosotros para que compartas momentos únicos con tus compañeros de viajes y con los lugareños de cada sitio que visitemos, grandes recuerdos de lugares únicos como los descritos aquí, en este artículo, sobre uno de los lugares que todavía se conservan puros de República Dominicana y de todo el Caribe.