Revista Opinión

Samantha Power, a la espera de un “cuento chino” para la diplomacia de la guerra en la ONU

Publicado el 24 octubre 2013 por Norelys @norelysmorales

Samantha Power, a la espera de un “cuento chino” para la diplomacia de la guerra en la ONU

Samantha Power,  a la espera de un “cuento chino” para la diplomacia de la guerra en la ONU Norelys Morales Aguilera.- En el habla popular cubana un cuento chino es un embuste, una mentira, que es lo que podemos esperar de la flamante Samantha Power como embajadora de Estados Unidos ante la ONU, ya que los representantes de Estados Unidos hacen el ridículo desde 1992 en la Asamblea General al tratar de fundamentar su voto contra el proyecto de Resolución “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba”.
El año pasado, al respecto de la resolución que volverá a discutirse este 29 de octubre, Ron
Godard, indicó que esta resolución busca "confundir y oscurecer", e insistió en que el embargo es una "cuestión bilateral". "Nuestro objetivo es lograr un medio ambiente más abierto en Cuba, mejorar los derechos humanos y libertades fundamentales", señaló.
Como la política de Estados Unidos hacia la Isla no ha cambiado, la Power debe venir por las mismas. Y, ya lo ha anunciado. El pasado 18 de octubre se reunía con la bloguera de su país nacida en Cuba, Yoani Sánchez, para hablar de “derechos humanos en Cuba, restricciones a la libertad de expresión y el flujo de información al pueblo cubano”, según comunicó a través de su Twitter, aunque recibió varias preguntas incómodas de varios tuiteros.
El 22 de este mes, se reunió con la hija de Oswaldo Payá y analizaron la necesidad de que se investigue la muerte de su padre, dijo, un tema en el que sospechosamente insiste desde que asumió su cargo en agosto después de declarar en la audiencia congresional de confirmación, donde Power se comprometió a “responder a la represión a la sociedad civil que se está produciendo en países como Cuba, Irán, Rusia y Venezuela”.
Tales declaraciones no fueron festinadas. Una portavoz del Departamento de Estado, Marie Harf, respaldó dichas declaraciones el pasado 20 de junio: “Samantha Power es una candidata sobresaliente e increíblemente competente. La respaldamos completamente”, dijo Harf que añadió: “De acuerdo con los principios de EE.UU., seguiremos alentando al respeto de las libertades fundamentales y la democracia en todo el mundo”.
Algo bien revelador de la politiquería y componendas de la estrategia estadounidense hacia Cuba fue que el senador demócrata Bob Menéndez, conocido por sus posiciones ultraconservadoras y agresivas dijo que Power está "comprometida a denunciar el régimen de Cuba" y "no idealiza las duras realidades del comunismo cubano". Menéndez le pidió, además, centrarse como embajadora en la ONU en "asuntos que no siempre llegan a las portadas" de los periódicos, como la "libertad de expresión en Latinoamérica".
Así que si festinadas no fueron las declaraciones para confirmarla como embajadora ante la ONU, tampoco las reuniones con Yoani Sánchez y Rosa María Payá, que evidencian la madeja que al final siempre desembocan en las agresiones nada diplomáticas y los argumentos de las usinas de la guerra psicológica y otras variantes mediáticas, por no hablar de asuntos que pueden derivarse de estos campos.
Recordemos que la Power fue promovida por Obama desde su puesto de asesora, donde ha sido una arquitecta de la guerra, masacre y asesinatos de libios, con la supuesta intención de poner fin a las violaciones de derechos humanos.
Otras posiciones de la embajadora son:
  • Se comprometió a "trabajar incansablemente para defender" a Israel ante el "inaceptable sesgo y ataques" que se repiten en la ONU contra ese país. "La legitimidad de Israel debe estar fuera de toda discusión"
  • "Los esfuerzos unilaterales palestinos por lograr un estado en la ONU no funcionarán".
  • Continuar con la política de sanciones contra Corea del Norte e Irán.
  • Sobre Siria: “la situación en el Consejo de Seguridad de la ONU es increíblemente frustrante", y su "fracaso" a la hora de responder a la "matanza" acarreada por el régimen de Bachar Al Asad es "una desgracia que la historia juzgará duramente".

Si, es cierto que un fracasado es alguien que ha cometido un error, pero que no es capaz de convertirlo en experiencia, fracasado es Washington contra Cuba, ahora con la embajadora Samantha Power en escena inventando un cuento chino para justificar la derrota en la Asamblea General de la ONU, que muy presumiblemente, volverá a condenar a Estados Unidos por bloquear a la Isla para derrocar la Revolución.


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