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San Andrés de Luca Giordano

Publicado el 11 junio 2024 por Rmartin
San Andrés de Luca Giordano

Realizado hacia 1658

Óleo sobre lienzo de 120,5 X 104,4 cm

Depositado en otra institución

El santo aparece sentado y absorto en la lectura de las Escrituras. Apoya su mano derecha en la cabeza, gesto con el que resalta su actitud meditativa. Su codo se apoya sobre unos gruesos volúmenes. Sobre la mesa aparece el pez, atributo del apóstol, y al fondo, a la derecha, se vislumbra la cruz en aspa de su martirio.

Se trata de una pintura muy temprana, difícil de encajar en el conjunto que conserva el Museo del Prado. La figura procede de una cabeza presente en su Cristo entre los doctores, pintura de Lucacorrespondiente a su momento más pretiano y, por ello, fechada con justicia por Ferrari y Scavizzi en 1658-592. Allí, efectivamente, aparece en el extremo izquierdo de la composición un anciano que apoya también su cabeza en su mano derecha, cuyos dedos adoptan una postura idéntica a los del cuadro del Prado. Incluso, las Escrituras sobre las que debaten los doctores, presentes a los pies de Cristo, recuerdan lejanamente las que el santo lee en el cuadro que aquí se estudia. A esta misma fase corresponde otra importante pintura del Prado: Rubenspintando la alegoría de la Paz, también esencialmente pretiana, aunque correspondiente a un momento ligeramente posterior, como muestra la mayor habilidad para construir anatomías y para resolver la apariencia de los objetos presentes. Muestra de ello es el brazo derecho, construido con la impericia propia de un artista en fase de formación: desproporcionado, con numerosas dificultades para integrarlo en el conjunto de su anatomía y que apoya los dedos torpemente en su cabeza. Por lo demás, en todo se acomoda a las características de esta breve y fructífera fase de su producción, como es el uso de una base oscura, que otorga a las obras de este momento un aspecto negruzco, quizás ahora más de lo pretendido por el artista originalmente.

No resulta clara la relación entre esta pintura y Cristo entre los doctoresantes citado. Podría considerarse que Giordano tomó figuras de esta última para adaptarlas a pequeños cuadros de devoción, añadiendo para ello los atributos que permitieran identificar al personaje. Sin embargo, los problemas cronológicos advertidos permiten sospechar que el procedimiento seguido fue exactamente el contrario. Es decir, Giordano, probablemente, integró en Cristo entre los doctores ciertas figuras procedentes de pinturas anteriores, sobre todo, como es este el caso, aquellas que no tienen intervención alguna en el relato bíblico y que le permitieron rellenar espacios de escasa relevancia narrativa. Aunque Cruzada Villaamil anotara en 1865 (y, con él, Ferrari y Scavizzi en 1966) que este cuadro estaba firmado, la firma no es visible actualmente3. A pesar de ello, no existen motivos para dudar de su afirmación, puesto que tuvo la oportunidad de contemplar la pintura antes de su largo depósito y antes de que los barnices oscurecidos y la suciedad ahora existente hicieran imposible su lectura.

TEXTO: Web del Museo de El Prado

Ramón Martín 

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