Revista Cultura y Ocio

San Bademo, abad y mártir.

Por Santos1
La vida y martirio de San Bademo lo conocemos de primera mano, pues fueron escritas en latín por un contemporáneo, traducidas al griego y ampliamente difundidas. Las copias que se conservan no difieren mucho entre sí y se ve parten de un documento original.

San Bademo, abad y mártir.

Ilustración realizada
en Corel Draw

San Bademo, abad y mártir. 8 de abril (9 según los griegos).
Era el santo originario de Bethlapat, reino de Persia, y nacido en familia noble y cristiana, a mediados del siglo IV. Desde niño sintió llamado a la perfección y cuando tuvo mayoría de edad, al ser huérfano pudo disponer de su herencia, que dio a los pobres para tomar el camino de la vida monástica. Se construyó una pequeña celda a las afueras de la ciudad, donde se empleó en el estudio de las Sagradas Escrituras, la oración y la penitencia. Largas noches las pasaba en oración, con las manos extedidas, sin moverse Al poco tiempo sus virtudes atrían a los pobres, los pecadores, que buscaban socorro unos, y palabras de amor de Dios los otros. Esto hizo que algunos quisiera ser sus discípulos, por lo que amplió el recinto que se convirtió en un pequeño monasterio, del que el santo fue elegido abad por sus siete compañeros.
Cuando estalló la persecución del rey Sapor II, a finales de 375 los ocho monjes fueron apresados, encadenados y conducidos a la cárcel. Durante cuatro meses padecieron azotes varias veces, para que renegaran de la fe. Había en la corte un cristiano prominente, llamado Nersan, que aunque al principio se había mantenido firme, finalmente había flaqueado y sacrificado a los dioses, por respetos humanos y miedo a perder la vida. No se fiaba Sapor de este cristiano (como no hay que fiarse de ninguno de los que abandonan la fe) y para probarle, le mandó que matase al abad Bademo. Cuando estuvieron frente a frente, Nersan tomó la espada, pero no pudo hacer nada, pues un pavor enorme le dominó y no se atrevía a cometer el crimen. El santo le dijo: "Infeliz, ¿hasta dónde pretendes llevar la fealdad de tu atentado? ¿No te basta renunciar a tu Dios, sino que es necesario que aún te hagas más reo de muerte, quitandor la vida a sus siervos? Miserable, ¿qué harás tú en aquel día terrible? ¿Adonde irás tú para evitar aquel tremendo juicio? ¿Qué responderás tú a este gran Dios, a este Dios eterno, quando seas citado ante él? Por mí, yo corro con alegría al martirio, y doy de buena gana mi vida por mi Señor Jesucristo. No obstante, te aseguro que mejor quisiera recibir la muerte de otra mano que de la tuya, porque ¿es posible que seas tú mi verdugo?".
Estas reprensiones irritaron a Nersan, que aún con temor, comenzó a dar golpes de espada al santo. Era tanta su cobardía y temblor, que no era capaz de acertar, por lo que cometió una carnicería, que horrorizó a los presentes aunque estuviesen acostumbrados a estos espectáculos. La persecusión de Sapor fue tremendamente cruel, como vimos hace unos días con San Benjamín de Ergol (31 de marzo). Sufrió San Bademo estos cortes terribles con paciencia, sin exhalar una queja y mirando fijamente a su asesino, que ante esto redoblaba su furia. Solo después de varios cortes, acertó y le rebanó la cabeza Este martirio se consumó el 8 de abril de 375. El cuerpo del santo mártir fue arrojado a un despeñadero fuera de la ciudad, pero algunos cristianos lo vieron ocultos, lo recogieron y enterraron piadosamente. En cuanto a sus discípulos, sufrieron vejaciones y maltratos durante cuatro años más, hasta ser liberados luego de la muerte de Sapor.
Fuentes:
-"Historia eclesiastica". FR. JOSÉ AGUSTÍN ORSI, OP. Madrid 1754.
-"Las verdaderas actas de los mártires". TEODORICO RUINART. Tomo III. Madrid 1776.

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