Bote Puerto Obaldia-Isla Franklin (San Blas): 90 dólares. Duración: 7 horas
Costo del alojamiento: 20 dolares con las 3 comidas.
Luego de 7 horas llegué desde Puerto Obaldia a una isla de forma circular. Exquisitamente circular. Casi arificial. Se estaba haciendo de noche, el mar Caribe se mostraba picado y el largo y angosto bote que me transportaba, saltaba, debido a las olas, hacia arriba y chocaba hacia abajo con cierta virulencia intentando, sin éxito, herir mi espalda. De lejos el capitán señaló la isla y gritó por encima del sonido grosero de los dos motores de 200 caballos de fuerza: "Isla Franklin". Era chiquita, redonda como un pezón y con luces alrededor de ese lugar de ensueño. Lo primero que se me ocurrió era que iba a ser caro aunque no perdíamos nada preguntando (mas allá de algún grito de queja de otro antipático panameño). Arreglamos con los Kuna (tribu indígena panameña) que viven ahí y por 20 dólares nos quedaríamos en una cabaña con las 3 comidas incluidas. Aceptamos sintiendo que los estábamos estafando: el cielo por 20 dólares por día. Tan contentos estábamos que nos bañamos en ese mar que, incluso de noche, se veía trasparente y limpio como el agua de un manantial. Con pocos turistas a la vista y alrededor de 20 personas en esa isla de 100 metros de diámetro no podíamos sentirnos mas afortunados. Éramos 3: Cata (de Chile), Severin (de Suiza) y yo. Los siguientes días nos invitarían a disfrutar de una de las 365 islas del archipiélago de San Blas con tan solo 49 comunidades y un 95% de islas deshabitadas.
Imagenes desde el bote por el archipielago de San Blas.Los Kuna son una tribu indigena panameña con gran recelo hacia las fotos.
Viven en pequeñas comunidades con casas con techos de palma y estructura de caña.
Una niña Kuna en la isla Franklin.Las canoas son el transporte de los indigenas que, principalmente, viven de la pesca y cultivos como cocos, platanos y cacao.San Blas consiste de 365 islas de las cuales el 95% estan deshabitadas. En esta foto una de las tantas islas paradisiacas deshabitadas en San Blas.
El bote de Puerto Obaldia a la isla Franklin dura 7 horas.
Caminando en una foto Caminaba una tarde por el perímetro de ese circulo casi perfecto de arena, adornada de palmeras y chozas con techo de palmas y solidas construcciones de caña. Sin querer hacer el ejercicio empecé a notarme caminando, como flotando en el aire, en una foto. Ese lugar era tan exacto a las mejores fotos de Google que me sentí en el aire mientras las fotos se me acercaban y se alejaban. Noté lo divertido, a pesar de los peligros que conlleva viajar, vivir dentro de las fotos y conocerlas en lugar de solo verlas. Por cosa como esta estaba viajando. Era un afortunado. Sentí que la vida es un juego repleto de belleza y yo elegí, por el momento, viajar para poder jugarlo.
La isla Franklin en San Blas.Severin de 31 años tiene la capacidad de mostrar continuamente a su niño interior.
La timidez de un niño ante los turistas.
Un egocéntrico paisaje nocturno Noten algo que yo noté. La noche está llena de significado: la oscuridad, el miedo, la confusión. Es una parábola de la vida y, como un espejo, puede ser tan bella como nosotros nos lo propongamos. Cuantas veces estando en el campo, en una playa o en una montaña esperamos la noche para apreciarla? Cuando se la mira con ojos positivos puede ser, incluso, mas hermosa que el día. La noche es tan preciosa (y ella lo sabe) que no permite retratarla de forma justa con una cámara normal. La única cámara que haría justicia a tan atractiva dama es la retina de nuestros ojos. Las palmeras de la isla Franklin se veían oscuras como sombras con formas y la luna iluminaba el mar que estaba calmo con miles de minúsculas arrugas como una anciana sonriente. Y luego uno intenta sin exito expresar con palabras lo que solo los ojos pueden detallar.
Snorkel en San Blas sin tiburones a la vista En uno de los costados de la isla (aunque si prestaste atención sabrás que no es posible hablar de "costados" en una isla circular) había arrecifes y decenas de distintos tipos de peces. Con un snorkel salí a disfrutar una vez mas (y aseguro que no la última) de la vida marina. Los arrecifes estaban cerca de la costa a una pequeña profundidad asi que había que nadar con cuidado pues mi cuerpo casi que rozaban esa fauna marina. Lo disfruté mucho y me sentí mas que nunca en "La Playa" ya que antes me habian contado que podia llegar a haber tiburones. No olvidé a Leo Dicaprio haciendo snorkel en el otro paraíso (el Tailandés) cuando recibió el ataque inesperado de este asesino animal. Cada vez que yo salía a "caretear" miraba hacia todos lados aunque, por supuesto, ningun tiburón apareció para opacar esta aventura latinoamericana. A veces me preguntaba para que miraba total era en vano: mi velocidad de nado iba a ser menor y las chances de escapar casi nulas. Hubiera preferido que no me contasen la verdad. Mentime que me gusta, pensé, no, no hay tiburones ni loco.
Irnos fue lo que un niño diría "feo" o "caca" pero el camino de este loco deseo debe continuar. Próxima estación: Ciudad de Panamá.
Nota: estas fotos son de Sev y Cata. Las mias? ya te contare.