Vivió en el siglo VII, y era monje del monasterio de San Omer, fundado por San Audomar (9 de septiembre). En 717 due electo cuarto abad del monasterio. Fueron tiempos dorados para la comunidad: enriqueció el monasterio, lo dotó de terrenos, reliquias insignes, y de una importante biblioteca. Esta prosperidad le trajo como contrapartida el interés de los príncipes locales de mandar en el monasterio, controlar elecciones, entrometerse en la vida monástica o pretender privilegios en el culto y en los capítulos.
Uno de sus mayores aciertos fue dejar la estricta regla de San Columbano (23 de noviembre), que seguía el monasterio, para adoptar la de San Benito (21 de marzo y 11 de julio), mucho más encarnada y conocedora de la realidad de la fragilidad humana. Él mismo fue el mejor ejemplo del equilibrio benedictino entre el cumplimiento de la Regla y la flaqueza del hombre. Paciencia y caridad no le faltaron para encaminar a los monjes por la senda del "ora et labora". Era todo un cambio de espiritualidad, de mente, un acercamiento más profundo a Cristo y su humildad. El trabajo era considerado un enemigo de la vida de oración, una distracción y solo era contemplado como una necesidad, por lo que muchos monasterios empleaban siervos o esclavos, a gente baja. Ladrones que se redimían, desechos de la sociedad campeaban por los monasterios, trabajando para sobrevivir.
Grabado con varias secciones
del sepulcro de San Erkenbod
En 723, San Erkenbod fue nombrado obispo de Thérouanne. Como obispo su mayor reto fue extender el Evangelio entre los muchos paganos que aún quedaban por la zona. Construyó varios santuarios y fundó monasterios desde los cuales expandir la influencia cristiana y lograr conversiones. A los diez años ya nadie recordaba el paganismo, y la región era floreciente en vida cristiana. En 733 murió, lleno de méritos. Fue enterrado en el monasterio y las reliquias aún permanecen allí y gozan de devoción. Se le invoca contra el reuma y es habitual ver sobre su tumba zapatitos de niños pequeños, que las madres dejan allí en petición para proteger a los niños pequeños, especialmente los que tardan en caminar.