Revista Viajes

San Gimignano, la otra cara del medioevo

Por Vagabond
San Gimignano, la otra cara del medioevoSan Gimignano es famoso, sobre todo por sus quince torres medievales que se destacan en el paisaje y que le han valido el apodo del Manhattan de la Edad Media.
En varias ocasiones he observado que algunas ciudades y pueblos medievales, sobre todo cuando cae la noche, trasmiten una atmósfera especial quizás porque la antigüedad parece emerger de sus luces suaves para sumergirse poco a poco en el silencio.
San Gimignano nos ha dado las emociones más intensas desde este punto de vista. La ciudad es hermosa de día, con sus calles estrechas llenas de numerosas tiendas, en su mayoría artesanales y dispuestas con un gusto exquisito. Pero en la noche la ciudad devela su espíritu más auténtico y evocador. Con la llegada de la oscuridad, las torres poderosas adquieren una apariencia fantasmal: callejones sombríos y plazas parecen tener ojos inquietos que lo vigilan todo. Es imposible no sentir una emoción al ver los cuervos que rodean la parte superior de las torres, sobre todo cuando lanzan su graznido que resuena y evoca los aspectos más oscuros de la Edad Media...
Incluso las lámparas se conjugan con el ambiente para brindar una sensación inquietante ya que las luces tenues brillan como si estuvieran prisioneras en estrechas jaulas de hierro.
Por otro lado, los aspectos históricos y artísticos de gran interés se centran en la visita a la Catedral y en especial el Ayuntamiento, desde donde se puede acceder a la mayor de las varias torres que hacen de San Gimignano un lugar único: la Torre Grossa, construida en el siglo XIV, con 54 metros de altura.
Pero aparte del indudable valor cultural del pueblo, lo que lo hace la visita memorable es la singularidad de su casco antiguo (que es patrimonio UNESCO): las bellas tiendas que se ven fuera de los portales de los edificios antiguos, las calles estrechas y plazas medievales que se ofrecen para sacar fotografías.
Otro aspecto a tener en cuenta es la tradición del vino Vernaccia: un vino cuya fama ha atravesado los siglos, ganando el interés de algunas de las figuras más distinguidas de la historia de Italia, para convertirse, en el año 1966, en el primer vino italiano en recibir la marca (DOC-denominacion de origen controlada). No por casualidad, paseando por San Gimignano, se pueden encontrar numerosos viñedos y bodegas donde se puede degustar y comprar vinos.
En resumen, la razón para visitar San Gimignano, un pueblo de apenas 7.000 habitantes, es que el mismo es capaz de ofrecer diversas atracciones únicas.
Fuente: Infinite Strade el Blog de Rick, un amigo

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