Martirio de San Gombert.
Iglesia de Val d'Or.
A la muerte de Nivardo, Gombert tuvo un encontronazo con el sucesor de este, San Rieul de Reims (3 de septiembre), pues Nivardo había dejado toda su herencia a la catredral y a las abadías de Villiers y Verzy, pero todas estas propiedades pertenecían a ambos hermanos, cosa que defendió nuestro santo frente a Rieul, que reclamaba todo para la Iglesia. Sin pleitos, lo resolvieron como hermanos en Cristo, dividiendo exactamente a la mitad y por su justo valor todas las tierras y feudos, sin perjudicarse uno al otro.
Según avanzaba la vida de ambos esposos, más les llamaba el claustro a cada uno, así que resolvieron separarse y entrar en religión para entregarse enteramente a Dios. Construyeron un bello monasterio femenino en Reims, dedicado al apóstol San Pedro, que no hay que confundir con el fundado por San Baudry (16 de octubre) para su hermana Santa Bova (24 de abril). Luego de esta obra, Gombert tomó el hábito monástico y junto a otros monjes partió a Irlanda, a visitar los santos lugares desde donde tantos santos misioneros habían evangelizado el continente. Otras versiones dicen que fueron a Altenzell, tierra de frisones. Donde fuese, edificó un monasterio con una bonita iglesia, en un territorio sembrado de paganos. Estos estaban molestos por las conversiones que lograban los monjes, y ver como su religión pagana iba a menos, así que, alentados por sus hechiceros, asaltaron el monasterio. Gombert instó a los monjes a no defenderse, sino a ofrendar la vida a Jesucristo. Fue a la iglesia y postrado ante el Sacramento, esperó la muerte. Los idólatras entraron violentando las puertas, le atraparon y le arrastraron a las afueras del poblado, donde le apalearon y finalmente le decapitaron, a 29 de abril de año incierto, a finales del siglo VII.
Relicario de los Santos en Val d'Or.
Bertha, por su parte, se había consagrado en el monasterio de Val-d’Or, en Avenay, donde sería martirizada por unos parientes de San Gombert. Luego de esto, ella apareció a su asesina (Moncie, prima de Gombert) y le dijo que solo hallaría perdón de Dios si trasladaba las reliquias de su marido al monasterio de Val-d’Or. Así se hizo, y los dos cuerpos reposaron juntos en la misma sepultura hasta hoy. Crónicas del siglo XII cuentan que en las ocasiones en que se abrió el sepulcro, aún podían verse las heridas de ambos, como si fuesen recién hechas, incluso que alguna vez sangraron.Fuente:
-“Les Petits Bollandistes”. Volumen 5. Bruselas, 1645.