San Gorgonio.
Iglesia de Hoegaarden, Bélgica.
El martirio.
Según las Actas, Gorgonio y Doroteo padecieron bajo el emperador Diocleciano en 303, en Nicomedia. La primera referencia la da Eusebio en su “Historia Eclesiástica”. Según esta, Gorgonio y Doroteo pertenecían a la guardia en la residencia que tenía en Nicomedia el Emperador, donde eran tenidos en alta estimación por este y los demás de la corte. Pero esa estimación terminó cuando ambos se confesaron cristianos y fueron ahorcados. Así, escuetamente. En el siglo XIII, la “Leyenda Áurea” del Beato Santiago la Vorágine (13 de julio) se recrea en relatar un supuesto martirio (le parecería poco el ahorcamiento). Según esta obra Diocleciano mandó apresar a un cristiano llamado Pedro, el cual custodiaba los libros y objetos sagrados de la Iglesia. Le martirizó y le hizo alcanzar el premio de los santos. Estaban presentes Gorgonio y Doroteo, lo cual les llevó a confesar abiertamente que también eran cristianos. Así que a una voz, dijeron al emperador: “¿Que es esto, oh Emperador, que atormentes sólo a Pedro por una cosa que, si es culpa, nosotros también la tenemos? Si le atormentas porque es cristiano, también lo somos nosotros, y somos del mismo parecer que él”.
Con esta confesión, el Emperador en persona (sí, seguro) les conminó a retractarse, primero con súplicas y halagos, luego con amenazas. Al ver que no podía vencerles, mandó les colgasen de los pies y les azotasen con látigos de plomo. Como no apostataban, les aplicaron sal y vinagre en las heridas, pero nada, los mártires seguían confesando a Cristo. Les pasaron a unas parrillas sobre el fuego para que quemaran lentamente, pero más podía la gracia de Cristo, que el fuego. Finalmente ordenó les ahorcaran (aunque el Metafraste dice que a Doroteo le decapitaron y a Gorgonio le ataron una piedra al cuello) y dejaran los cuerpos a merced de los perros salvajes y los lobos, pero estos los respetaron. Incluso dejaron que los cristianos se acercaran y enterrasen los santos cuerpos. Y con esto se pierde la memoria de estos santos.
Las reliquias.
Tendría que llegar el año 765 para que San Crodegand (6 de marzo) obispo de Metz y sobrino del rey Pipino trasladase desde Roma al monasterio de Gorze, Metz, unas reliquias de San Gorgonio. Una traslación accidentada y de película, pues al pasar por el monasterio St. Moritz con las preciadas reliquias (también llevaba las de Santos Nabor y Félix, 12 de julio), los monjes de este monasterio le dijeron que “de eso nada, estas reliquias se quedan aquí”. Así mismo, los monjes escondieron las reliquias y se negaron a dejar que se las llevaran. Crodegand pidió ayuda a su tío Pipino, el cual amenazó con entrar por la fuerza al monasterio, pero nada. Viendo que no había solución pacífica, San Crodegand tomó una barra de hierro y comenzó a golpear el relicario de San Mauricio, lo abrió y sacó las reliquias, para llevárselas consigo. Los monjes pensarían “este hombre está loco”, y le devolvieron las reliquias de San Gorgonio, Nabor y Félix (las de estos dos fueron a los monasterios de Avold y Lorsch).
La devoción en el monasterio de Gorze y alrededores se hizo tan fuerte que este tomó el nombre de San Gorgonio, y fue el centro neurálgico de la devoción al santo. En el siglo X ya hay varias iglesias y ciudades bajo el patronato de San Gorgonio en Bretaña, Inglaterra o Alemania. Con el 99% de certeza, hay que decir que serían las reliquias de un Gorgonio romano, desconocido, al que se asimiló con el de Nicomedia. De hecho, luego de esta traslación es cuando se comienza a decir el cuerpo que San Gorgonio había sido trasladado a Roma por el emperador Constantino.
Fuentes:
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los dias del año: Septiembre. P JEAN CROISSET. S.I. Barcelona, 1863.
-“Soldaten heilige”. PAUL W. ROTH. Colonia, 1993.