Relieve conmemorativo de
la iglesia de San Pedro de Plouvorn.
En 1507, el papa Julio II le nombró obispo de Rennes a instancias de la misma princesa, ya reina. Ivo apeló a su Ministro General, aduciendo su compromiso con la Orden de Santo Domingo y su incapacidad, pero el General le conminó a obedecer. Y así, obediente, pero contra su voluntad, tomó posesión de la sede. Como suele pasar con los santos, en la obediencia ven la voluntad de Dios y no se resienten cuando no se hace la suya, así que Ivo vio en su nueva misión la voluntad divina y a ella se entregó sin resentimientos. A pesar de las rentas de su dignidad continuó viviendo pobremente, y no dejó su hábito dominico jamás, usando bajo toda la vestimenta episcopal, litúrgica o no. Se preocupó por la formación del clero, como venía clamando la necesidad de la Iglesia, vigilando el funcionamiento del seminario. También halló tiempo para abrir una escuela de jóvenes artesanos. Su caridad era inmensa, siempre dispuesta y a costa de sí mismo. A unos mendigos dio su capa, a una viuda dio un pan con monedas de plata dentro. Y así, se cuentan muchas anécdotas.
También fungió como legado de los reyes de Francia. Se le conocen algunas composiciones poéticas, como la realizada con motivo de la coronación de Francisco III de Francia, celebrada en Rennes en 1532. Fue amante de la cultura, el progreso y todo por el bien de Rennes. A su labor se debe la fundación de la primera imprenta de Rennes.
Después de una vida entregada al Evangelio, falleció el 20 de septiembre de 1541, con 79 años. A su muerte, sus funerales fueron muy concurridos y hubo una disputa por sus reliquias. Los canónigos de la catedral de Rennes le querían entre ellos, por ser su obispo, y los dominicos de la ciudad, cuyo convento fundó él mismo, lo querían en su iglesia. Peleas y discusiones terminaron con la cesión de los frailes a favor del capítulo de los canónigos: Ivo fue sepultado en la catedral, junto al altar de San Sebastián. En 1637 se inició el proceso de canonización por petición conjunta de los canónigos de Rennes y los dominicos. En 1684 ya se habían documentado lo menos treinta milagros. La documentación fue enviada a Roma, pero la canonización nunca tuvo lugar, pero aún así se le venera como santo, cosa rara para los santos tardíos del siglo XVI, a los que se les exigía la canonización.
Fuente:
-"Yves Mahyeuc, 1462-1541. Rennes en Renaissance". GEORGES PIC.
A 20 de septiembre además se celebra a San Agapito I, papa.