“Se le apareció un ángel del Señor y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús»” (Mt 1,20-21).
Modelo de oración.
La oración de S. José es la oración contemplativa del amigo predilecto de Dios. Sabe tratar de amistad permaneciendo a solas en la presencia de Dios, adorando el Misterio. Permanece a la escucha de la Palabra revelada, la acoge en su corazón y la traduce en obras. La Palabra sella el estilo de su vida. Se deja amar por Dios y se entrega a sus exigencias para dar testimonio del amor.
Por ello, San José viene a ser como el maestro, el formador y el modelo de la oración para el cristiano.
Modelo de silencio.
El silencio de S. José se entiende como exigencia de su unión contemplativa con Dios. Es el clima que la envuelve. Impresiona el silencio de S. José aceptando el misterio de la concepción virginal de María, contemplando al Niño Jesús entre los brazos de la Virgen Madre, admirando la adoración de los Pastores y de los Reyes Magos, protegiendo al Niño y a su Madre en la huida a Egipto, respetando a Jesús cuando, con María, lo encuentra en el Templo…
Silencio que se hace magisterio para el bautizado empeñado en la propia santificación. Es el silencio que brota de la oración y la envuelve. Permite permanecer adorando el misterio de Dios; de la encarnación del Hijo, de su Vida, Muerte y Resurrección; y de la acción animadora del Espíritu Santo. Hace posible escuchar la Palabra de Dios y acogerla en el “hondón” del alma.
Modelo de pobreza.
La Pobreza material de S. José es condición para la riqueza sobrenatural de su alma. Jesucristo se hizo pobre por amor a nosotros, para enriquecernos con su pobreza (2ª Cor. 8, 9). San José realiza el sentido cristológico de la pobreza. Por eso, vive de la Providencia e, identificado con la pobreza de Cristo, nos transmite la riqueza del conocimiento y el amor del mismo Cristo, la riqueza de la gracia.
La pobreza de San José es prototipo para los más comprometidos con el Evangelio. Se trataría de vivir abandonados en la Providencia, sin seguridades humanas, como Jesucristo, para ser cauce de la riqueza de la santificación para la Iglesia y para el mundo. La pobreza cristológica es clave para la libre entrega al Evangelio y poder proclamar la Verdad y el Bien sin ataduras.
El trabajo manual de S. José es signo de su pobreza. Es trabajo subordinado a los bienes de la redención y favorece el esfuerzo ascético de la propia santificación. Es el sentido evangélico del trabajo que busca ayudar a la propia subsistencia sin dejar de ser pobre, salvando la autonomía necesaria para entregarse a las exigencias del Reino.
De esta manera, el trabajo es corredentor porque se realiza en unión con Cristo Redentor. Es, también, liberador por su dimensión ascética que permite vivir desarraigados y no condicionados por el consumismo. Es el trabajo del pobre, según el espíritu de las Bienaventuranzas, que no desea salir de su pobreza y comparte lo poco que tiene con los que son más pobres.
Autor: Fr. Carlos Lledó López
ORACION. ¡Oh Dios! De generosidad infinita, creador por amor de todas las cosas, que gobiernas al mundo a través de tu Divina Providencia, te adoramos y te damos gracias por los incontables beneficios que has derramado sobre nosotros y muy especialmente, por concedernos el destacado privilegio de la protección de San José.Con la ayuda de tu gracia, nos proponemos ser merecedores de las bendiciones de San José y siguiendo su ejemplo, tratar constantemente de buscar tu aprobación a nuestras palabras y acciones. Que siempre podamos justificar nuestro ruego de considerarnos tus auténticos hijos; hermanos de Jesús e hijos de María. Amén.
Oración por la Familia.
Oh Dios, de quien procede
toda paternidad en el cielo y en la tierra,
Padre que eres amor y vida,
haz que cada familia humana
sobre la tierra se convierta,
por medio de tu Hijo, Jesucristo,
“nacido de Mujer”,
y del Espíritu Santo, fuente de caridad
divina, en verdadero santuario de la vida
y del amor para las generaciones que
siempre se renuevan.
Haz que tu gracia guíe los pensamientos y
las obras de los esposos hacia el bien de
sus familias y de todas las familias
del mundo. Haz que las jóvenes
generaciones encuentren en la familia un
fuerte apoyo para su humanidad
y su crecimiento en la verdad y en el amor.
Haz que el amor, corroborado por la gracia
del sacramento del Matrimonio, se demuestre
más fuerte que cualquier debilidad
y cualquier crisis, por las que a veces pasan
nuestras familias. Por los siglos de los siglos.
Amén.
Bto. Juan Pablo II.
El mes de Marzo esta dedicado a San JOSÉ. Los miércoles, tradicionalmente ha sido considerado el día de S. José. Como parte de la devoción se ofrece la misa para que interceda por la Iglesia.