San Julio I, papa. 12 de abril. Julio fue romano de nacimiento, hijo del presbítero Rústico y fue presbítero cercano al papa San Marcos (7 de octubre), al que sucedió en la sede de San Pedro, luego de ser elegido el 6 de febrero de 337, imperando San Constantino (21 de mayo). Si bien la Iglesia gozaba de paz con el imperio, se abría al mismo tiempo una época de pugnas teológicas y doctrinales dentro de la Iglesia, que acentuaron las diferencias entre Oriente y Occidente, entre las distintas sedes apostólicas. El primer hecho se hizo evidente con la entrada del arrianismo en la Iglesia, muy fuerte en la sede alejandrina.
Con Julio se da el hecho curioso de que es el primer sucesor de San Pedro al que se le llama "papa", título que antiguamente era dado a los demás obispos y prelados orientales, pero nunca había sido usado en Occidente. Sería San Siricio (26 de noviembre), quien lo haría exclusivo del obispo de Roma. Otra de sus innovaciones de su pontificado fue evitar que los clérigos fueran juzgados por los tribunales civiles, haciendo que fueran juzgados por los obispos, aunque al mismo tiempo se dio a sí mismo el derecho de juzgar por encima de dichos sínodos locales de obispos, pues los presbíteros podían apelar al juicio del papa directamente en algunas situaciones.
El segundo hecho, relacionado con esta última prerrogativa quedó evidenciado cuando en 339 el legítimo patriarca, el gran San Atanasio (2 de mayo), fue expulsado de su sede por los arrianos, lo mismo otros prelados fieles a la verdad católica. Atanasio fue a Roma a apelar ante el papa por lo injusto de su expulsión. El papa Julio recibió al santo con amor y en 340 convocó un Sínodo en el cual se afirmó el Credo de Nicea y se condenó formalmente el arrianismo. Como este Sínodo se celebró con solo obispos occidentales y algunos de África, los obispos de Oriente se reunieron en Antioquía, alarmados por su exclusión de tal reunión, en la que se había hablado de la situación de la Iglesia sin contar con ellos. El papa respondió planificando otro Sínodo en Sardica, con la anuencia de los emperadores Constante y Constancio, al cual se enviarían legaciones de todas las sedes. En 343 se celebró este Sínodo, que reafirmó la fe católica, pero que sin embargo, no pudo concluir que la expulsión de Atanasio era ilegal, pues muchos obispos de Oriente la aceptaban. Por otro lado, recordaron al papa que él tenía alojado al desterrado en su propia sede contra el parecer de la sede alejandrina, igualmente de tradición apostólica.
Este Sínodo introdujo un canon que Oriente no aceptó que decía: "Cada vez que un obispo depuesto afirme que se le ha hecho injusticia, el Sínodo que lo condenó escribirá al obispo de Roma, quien designará jueces para renovar la investigación, y ninguna otra persona será nombrado para ocupar el lugar del obispo depuesto sin la concurrencia del obispo de Roma". Fue una jugada arriesgada por parte de Julio, pues poco antes, los obispos de Oriente, alarmados con este aumento del poder del obispo de Roma sobre los demás, le habían escrito: "Aunque admitimos y expresamos respeto por el papel preeminente de la sede romana, los obispos orientales negamos a la Iglesia de Roma el derecho de darnos órdenes. La importancia de una Iglesia no se mide por la grandeza de la ciudad en que se encuentre. ¿Por qué ha de inmiscuirse el Occidente en las cuestiones privativas de las diócesis de Oriente? Antiguamente, el Oriente aceptó sin discutir las sentencias de Occidente sobre los problemas ocasionados por Novaciano y Pablo de Samosata. De ahora en adelante será distinto, y empeñarse en lo contrario supondría una ruptura". Julio les contestaría en una carta, dirigida a los "eusebianos", seguidores de Eusebio, obispo usurpador en Constantinopla: "No sabéis acaso que la regla canónica era desde luego, recurrir a nuestra autoridad, y que de nuestra autoridad había de salir la decisión? Tal es la tradición que hemos recibido del apóstol Pedro, y la creo tan universalmente reconocida, que no la mencionaría ahora si no me obligaran a ello deplorables ciscunstancias (…) ¿No sabéis, acaso, que la costumbre manda contar con nosotros, en primer lugar, para que la justicia se administre en todas las Iglesias desde aquí?"
Desilusionado de ver fallida su intención de devolver la sede de Alejandría a San Atanasio, que aun tardó tres años en retomarla, Julio se dedicó a cuidar de su grey de Roma. Construyó una basílica en el Foro de Trajano, la conocida como "Basílica de los Santos Apóstoles", y además, se le atribuye la construcción de la primitiva iglesia de Santa María en el Trastévere. Igualmente es probable construyera la basílica de San Valentín en la Via Flaminia, que aparece mencionada por primera vez en 359. También en la Via Flaminia construyó un cementerio, y otro en la Via Aurelia, y un tercero en la Via Portuensis. Su pontificado, además se caracterizó por la caridad que demostró cuando la peste asoló Roma. Murió en 352, amado por los romanos, siendo sepultado en el tercer milliario de la Via Aurelia, en el cementerio de Calepodio. Fue sucedido por el papa Liberio.
Fuentes:
-"Liber Pontificalis". COLUMBIA UNIVERSITY PRESS. New York, 1916.
-"Lives of Popes". Volumen I.
-"Vidas de los Santos". Tomo IV. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
-"Historia General de la Iglesia". Tomo I. D. J. DARRAS. París, 1862
A 12 de abril además se celebra a
San Víctor de Braga, mártir.
San Erkenbod de Sithiu, obispo.