Revista Opinión

San Pablo, esta vez se equivocaba, la muerte es nuestra única victoria, ya que a su través escapamos a todas las tiranías.

Publicado el 28 abril 2011 por Romanas
San Pablo, esta vez se equivocaba, la muerte es nuestra única victoria, ya que a su través escapamos a todas las tiranías.
Mi respuesta a bemsalgado:De vez en cuando, uno se desanima porque está ya demasiado viejo, tiene todos los problemas del mundo sobre sus envejecidas espaldas y siente acuciantemente la pregunta ¿y a ti qué te va realmente en lo que está pasando en Africa, si sólo te quedan 4 putos días que vivir, qué coño haces preocupándote de lo que sucede en un sitio que ni siquiera sabrías situar bien en un mapa, ni quién es el tipo ése que los gobierna?, y de pronto un puñetero amigo, uno que de verdad es un alma gemela, se dirige a ti y te remite a sus blogs, porque el cíclope éste tiene varios, y comienzas a leer y leer y de la mano de eso que algunos sinvergüenzas, cuando así les conviene, llaman entes virtuales, pretendiendo decir que no existen sino que sólo son una especie de fantasmas, acabas por redescubrir lo que siempre has pensado porque no has hecho nunca otra cosa en tu larga y dolorida vida que pensar en el porqué de todo lo que pasa en este jodido mundo de todos nuestros pecados, y te das cuenta de que todo lo que dicen esos desconocidos amigos a los que nunca verás pero que piensan como tú, sólo que mucho más claro y explícitamente, vuelven a introducir en tu cerebro, a martillazos para que no se te vuelva a olvidar nunca, que sólo se trata de la vieja, de la eterna lucha por el puñetero poder, que sólo se trata de esa batalla a muerte por el dominio del mundo y la pregunta que yo, antes, utilizaba para saber dónde situarme era tan sencilla: “¿qui prodest?”, ¿a quién aprovecha?, el viejo método de los viejos sabios que todo lo resolvieron hace ya millones de años: hay que desconfiar del poder, porque, y aquí discrepo rotundamente del que es, sin duda, mi maestro, no hay poderes buenos, todo poder es malo por esencia porque representa la facultad de modificar un “statu quo”, el estado de naturaleza, de modo que siempre tanto el que manda como el que quiere mandar tienen muchos muertos escondidos en sus puñeteros armarios, de modo que tienen razón todos esos que nos han dicho, a lo largo de todos los siglos, que al poder no se llega, no se puede llegar, sin dejar un reguero de muertos por el camino.
Y los muertos, los puñeteros muertos, ¿de quién coño son? Y yo ya lo sé, he tardado 82 jodidos años en aprenderlo, pero, al fin, lo sé, todos los muertos del mundo son míos, quiero decir que cada hombre que muere soy yo, esté donde esté y haga lo que haga, porque la muerte es nuestra íntima e inevitable tragedia, en la que todos comulgamos realmente, si no fuera por eso, por esa muerte que nos une, que nos iguala, por lo menos a los que no tenemos dónde, como dicen en mi jodido pueblo, caernos muertos, lo hacemos en la fosa común que algunos han llamado Humanidad y allí permaneceremos en un abrazo eterno con la muerte.De modo que hoy quiero preguntarles a los usanianos dónde coño está realmente su victoria, es posible que sean por siempre y para siempre los más ricos del orbe, ¿y qué, qué van a hacer con todo su dinero, con ese gigantesco poder que tiene sometido al resto del mundo, si no van a poder evitar que la misma guadaña que va a segar mi vida siegue también la suya y que el resto será igual para él que para mí, de modo que San Pablo no tenía razón cuando formulaba su terrible pregunta: muerte, ¿dónde está tu victoria?, la muerte es la victoria de los débiles frente a los poderosos porque, al fin, nos hace a todos iguales y ya sabéis, si me habéis leído durante algún tiempo, que la igualdad es lo único que merece la pena, lo único que a mí, que ya estoy tan cerca,  me hace no tener miedo a la muerte,  porque creo que allí, en esa inmensa fosa común en la que yacen todos los desheredados del mundo, seremos todos al fin iguales.Gracias, una vez más, bemsalgado, por acudir de nuevo en ayuda de este viejo y refrescarle no sólo la memoria sino también los ánimos.No estoy tan solo como a veces creo sino que allí, en el fondo, toda la humanidad que me precede, espera que me una a ellos, si no a otra cosa, a descansar para siempre.

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