Set halla a Adán muerto
y parte a sembrar la rama.
Y podría terminar aquí con el santo Patriarca, pero la leyenda le ha querido más allá y en el medievo la Leyenda Áurea del Beato Santiago La Vorágine (13 de julio) recreó una "historia" con respecto a Set y la Invención de la Santa Cruz de Cristo, en un precioso simbolismo. Según esta leyenda, tomada del llamado Evangelio de Nicodemo, cuando Adán estaba para morir, Set se acercó al Jardín del Edén, con vistas a extraer óleo del árbol del Bien y del Mal, para ungir a su padre y que sanara. Sin embargo, el arcángel San Miguel, que custodiaba el jardín, dijo a Set: "No supliques por el ungüento de este árbol, ya que no será salvífico antes de se cumplan 5150 años". Sin embargo, San Miguel dio a Set una ramita del árbol para que la plantara, diciéndole "cuando esta rama de fruto, tu padre será salvado".
Set regresó adonde Adán, pero este ya había fallecido. Entonces plantó la rama sobre su tumba, excavada en una roca. Allí la rama creció y se convirtió en un árbol que duró hasta Salomón, el cual lo cortó para construir un puente para que pasara la reina de Saba. Una vez destruido este, el tronco pasó años sepultado hasta que los judíos lo hallaron en la fuente salvífica de Siloé, y de él se construyó la cruz en la que crucificaron al Nuevo Adán en el Monte Calvario, sobre la tumba del primer Adán. Y así, una vez que el dulce fruto del redentor volvió a colgar del árbol, Adán y toda su descendencia hallamos la salud eterna.
La idea de esta leyenda fue trazar una serie de acontecimientos lineales en los cuales la providencia de Dios quedara mostrada, así como su acción salvífica, en medio de las adversidades. Hay un bello símbolo entre los dos "adanes" y los dos árboles, por medio de la "historia" de la rama y luego convertida en trozo de madera.
A 1 de marzo, además se celebra a San Rosendo de Celanova, abad y obispo.