Revista Cultura y Ocio

San Tadec, el de la muerte fructífera.

Por Santos1
San Tadec de Bretaña, abad y mártir. 2 de diciembre.

San Tadec, el de la muerte fructífera.

Martirio de San Tadec.

Floreció en Bretaña a finales del siglo V y durante algunos años fue ermitaño en la Baja Bretaña. Sobre los 40 años pasó a un monasterio de Cornualles, de donde fue elegido abad al poco tiempo. En estos tiempo el paganismo aún campeaba por sus anchas entre los fieros bretones, y muchos se resistían a convertirse a Cristo. Los monasterios eran focos de fe, cultura y caridad que poco a poco iban sembrando el Evangelio entre los fieles. Su lejanía de las ciudades les acercaba a las gentes rudas del campo, que a cuenta gotas se convertía. 
Un día, Faou, señor de las tierras cercanas al monasterio de Tadec, sabiendo que había una catequesis para el pueblo, se lanzó en tromba con una escuadra de caballería contra la iglesia donde estaba reunido el santo y muchos fieles que le escuchaban. Y no se detuvo ante nadie, hasta que llegó al altar, donde el santo abad recién comenzaba la misa y decía las primeras palabras del “Confiteor”. Faoud se lanzó contra él y le enterró su sable en la cabeza, y el santo cayó desangrándose. Antes de morir pudo expresar palabras de perdón para su asesino. El pueblo huyó, pero los monjes que estaban en el coro fueron todos masacrados, y el abad San Judol de Landevennec (18 de diciembre), que se hallaba de visita, logró salir corriendo pero Faou le persiguió e igualmente le dio muerte.
La leyenda cuenta que al poco tiempo de este crimen, un monstruo terrible hizo presencia en la región, asolando los campos y matando a las personas. Todos, incluso Faoud lo vieron como un castigo del verdadero Dios por asesinar a sus siervos. Entonces llamaron a San Pol de Léon (12 de marzo, 13 de marzo, Todos sus Santos Compañeros, y tercer domingo de julio, en Léon) el cual ahuyentó a la bestia (no hay que confundir esta leyenda con la del dragón que dominó en la isla de Batz). Cuando el pueblo vio esto, todos se convirtieron a Cristo, incluido Faou, que donó tierras para la fundación de la abadía de Daoulas. Una vez más se demostró que "sanguinis martyrum, semen christianorum".
Algunas reliquias y vestigios de la devoción a San Tadec quedan aún en la antigua y campestre Bretaña. 
Fuente:
-"Dix mille saints: dictionnaire hagiographique". A. SIGIER. 1991.
A 2 de diciembre además se celebra a Santa Bibiana de Roma, virgen y mártir.

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