SAN VICENTE MÁRTIR
En el pequeño pueblo de Revilla Campos se celebra otra de las fiestas exclusivas de la provincia de Palencia. Revilla, con importante pasado, desde hace años es un pueblo en escombros. Menos mal que ya vive alguien todo el año y hasta hay una Casa Rural. Preocupa el estado ruinoso de la imponente torre de su iglesia y sus naves a punto de reventar. Pasear por Revilla es sentir en exclusiva la inmensidad de Tierra de Campos, la soledad, la despoblación, la ruina, el viento, único ruido que se puede escuchar.
Por San Vicente se reúnen en Revilla de Campos los de Villamartín, Mazariegos, Pedraza, Torremormojón, Villerías, Ampudia, Baquerín, y Castromocho, y hasta de Grijota, Villalobón y Palencia. Participan en la fiesta que preparan los carboneros de Revilla el último sábado del mes de enero para honrar a su patrón. Se nota que Revilla está de fiesta y acuden los ciclistas del Grupo de Amigos "Los del Pabellón", y del "Grupo la Ensenada", invitados por los carboneros. Todos vienen a Revilla a probar los manjares del cochino, una vez destazados, y asados sus chorizos y pancetas, a fuego lento en la parrilla, con carbón de encina, materia prima del fogón que los carboneros tienen en exclusiva. La esencia de la fiesta son los exquisitos bocadillos de chorizo, panceta, el vino de Ribera, y el caldo de Paco Obispo, que mata una gallina y la cuece con los huesos de ternera y jamón, secretos de puchero apropiados para finales de enero.
Cuaderno de anotaciones
La festividad de San Vicente tiene muchos atractivos, gracias al empeño de los carboneros y del Ayuntamiento de Villamartín de Campos, que consiguen con la fiesta que los lugareños y forasteros acudan al pueblo, y den vida a Revilla durante dos días. El resto del año es un pueblo moribundo, abandonado y en escombros, pero todavía con esperanzas de vida.