Me encantan las novelas gráficas, sobre todo si además de entretener tienen un mensaje importante entre sus página, y en el libro "Sana, sanita. Diario de un enfermero de pediatría" de la Editorial Grijalbo podemos leer la historia de Salva, un enfermero pediátrico que comienza su nuevo trabajo en un ambulatorio. Conocemos el día a día de las consultas, cómo se atiende a las madres y cómo algunos sanitarios no son todo lo profesionales que deberían. Aunque Salva quiere hacer bien su trabajo de manera informada y actualizada, los pediatras (o pedisaurios como los llama) no le tratan con mucho respeto, infravaloran sus consejos y no le facilitarán su trabajo.
Lactancia materna, vacunas, obesidad infantil, crianza o periodo posparto, son temas que trata esta novela a través de varios personajes que acuden a la nueva consulta de Salva, pero el tema central es la lactancia y las trabas que muchas mujeres encuentran para seguir dando el pecho cuando realmente quieren hacerlo.
También conocemos la vida privada de Salva y su pareja, ambos son padres primerizos y pronto se dan cuenta de lo difícil que es conciliar la vida familiar y la laboral. Y por si fuera poco, deben luchar con la madre de Salva para que deje de dar chucherías a su nieta y las cambie por una merienda más saludable.
El autor de este libro que se publicó en primavera de 2019 es Armando Bastida, que también es enfermero de pediatría y es muy conocido por su trabajo de divulgación en redes sociales sobre salud infantil, lactancia materna, crianza, etc... primero en la web Bebés y Más, y actualmente, en su página Criar con sentido común. Tiene casi 190.000 seguidores en su fanpage de Facebook y también es autor de Soy papá. Cómo criar a tus hijos con sentido común - Volumen 1
- Armando, ¿qué porcentaje de biografía tiene este libro? ¿Cuánto de Armando hay en Salva?
Armando Bastida: "Pues... quizás un 70-80%. Obviamente la vida de Salva es muy diferente a la mía, pero cuando se pone la bata comparte muchas cosas conmigo, o yo con él. Ambos nos hemos visto en situaciones que no desearíamos o deberíamos haber vivido, pero que son relativamente frecuentes, y otras le han sucedido a él, y no a mí, pero las he querido plasmar para mostrarlas porque considero que vale la pena ser transparente."
- Aunque en tu libro se tratan muchas situaciones que un enfermero pediátrico vive o puede vivir en consulta y en su propia vida cotidiana, el tema central del libro parece la lactancia materna. Según tu experiencia, ¿es fácil encontrar personal sanitario en los centros de salud que valoran y ayudan a las madres que quieren dar el pecho?
A.B.: "Con la lactancia materna sucede algo muy curioso. Es el alimento para bebés más antiguo que existe, el más nutritivo, el que le ayuda a tener el mejor desarrollo y a pesar de eso sabemos muy poco sobre él todavía (o mejor dicho: sabemos mucho, pero aún queda mucho por conocer). Esto es así porque cuando más podríamos haber aprendido de ella, hace décadas, la alimentación habitual de los bebés resultó ser la fórmula infantil, y ahora vamos a marchas forzadas intentando saber todo lo relacionado con la lactancia natural, el amamantamiento, cómo cambia el cuerpo de la mujer y el bebé con ella, etc...
Con esto quiero decir que si no estás un poco al día, te puedes quedar atrás, y si no hay un interés claro del profesional por actualizarse, puedes llegar a decir cosas que ya decían a nuestras madres, que ahora son ya mitos de la lactancia y que se han demostrado no solo son soluciones inadecuadas, sino a menudo perjudiciales. Dicho de otro modo: hay profesionales de la salud que, con sus consejos, consiguen que muchas mujeres dejen de amamantar a sus bebés cuando se supone que están tratando de ayudar. Y por desgracia, hay muchos de estos, en un entorno en el que no debería suceder. Porque los bebés amamantados y las mujeres que amamantan tienen que poder recibir apoyo de personas expertas en ese proceso, y en demasiadas ocasiones no lo están encontrando."
- ¿Te has visto en la obligación de denunciar alguna situación como la que encuentra Salva en su nuevo trabajo?
A.B.: "No. O al menos no tan bestia. Sí he hablado de ello con compañeros/as y también en redes sociales o en posts, porque es algo que sucede. La industria tiene mucho poder y es consciente de que entrar en los centros de salud es una muy buena manera de acabar llegando al consumidor final, que son los bebés, a través de sus madres y padres. Los profesionales tenemos que ser modélicos en estas situaciones, porque las familias depositan una confianza en nosotros basada en la creencia de que somos expertos imparciales y objetivos. Pero ya no solo por eso: existen leyes y regulaciones que nos dicen cuáles son nuestras obligaciones con respecto a los alimentos para bebés y las fórmulas infantiles y la lactancia materna, y debemos regirnos por ello."
Muchas madres lo desconocen, pero el código internacional de comercialización de sucedáneos de leche materna (1981), que regula la publicidad y defiende la lactancia materna de prácticas comerciales poco éticas, señala que los profesionales sanitarios no deben distribuir muestras gratuitas ni regalos a las madres. Pero los comerciales tampoco deben facilitar a los profesionales sanitarios muestras, ni regalos, ni incentivos, etc... De hecho en España, está regulada mediante un Real Decreto la publicidad, el etiquetado, la información, etc... indicando que las irregularidades de los puntos que señala, tendrán consideración de infracción grave.
La lactancia materna es un problema de salud pública, ese mismo código lo señala, y es necesario protegerla de publicidad engañosa y de personal sanitario desactualizado y sin escrúpulos. En este libro se cuenta que estas cosas pasan, porque realmente suceden, y es completamente inmoral y denunciable. De hecho dejo por aquí la web dónde se pueden reportar estos casos.
Me ha gustado la manera de representar varios personajes y situaciones en la consulta del pediatra: la preocupación de las madres y sus dudas, la condescendencia con la que algunas veces son tratadas, el nivel de Dios que alcanzan los pediatras a los ojos de los progenitores cuya palabra es misa, etc...
Algunas de estas situaciones las hemos vivido en primera persona, otras las hemos escuchado en testimonios cercanos, y muchas de ellas hemos temido vivirlas: que te manden una ayudita de biberón cuando tu bebé está perfecto de peso, que te metan miedo con ese mismo tema cuando no hay de qué preocuparse, que te manden quitar tomas de pecho cuando comienza la alimentación complementaria o que te den una hoja con pautas completamente anticuadas, el trato antipático que algunos peques reciben el consulta, etc...
- ¿Es difícil implementar actualizaciones sobre alimentación infantil en los centros sanitarios?
A.B.: "Yo creo que no. De hecho es bastante simple: si se hacen cursos de actualización a los profesionales y comisiones dedicadas a mejorar nuestra actuación de cara a las familias es fácil. Incluso se pueden establecer protocolos de acción, hacer sesiones con casos ficticios para aprender sobre estos temas, velar por que en el centro no se exponga material de las multinacionales que crean alimentos poco saludables como calendarios, pósters, bolis, etc... si las direcciones y los profesionales nos ponemos de acuerdo, podemos actualizarnos y mejorar lo necesario en esta y otras cuestiones. El problema es que a veces no hay medios, o no hay tiempo, o nadie da el primer paso porque no se sabe que no se sabe. Y es que el primer paso para querer aprender es ser consciente de que hay algo sobre lo que tienes que aprender y actualizarte. Si no, imposible."
- ¿Cómo surgió la idea de contar esta historia? ¿Crees necesario que se conozcan estas situaciones?
A.B.: "Yo tenía una sola indicación: hablar de las vivencias de un enfermero de pediatría en el centro de salud. Con eso tenía suficiente, pero obviamente había que crear un hilo narrativo para toda la historia, así que pensé que el mejor modo de presentar a Salva era plantándolo el primer día en un centro desconocido con profesionales desconocidos, y a partir de ahí ir mostrando los diferentes conflictos y problemas. El más habitual, creo yo, es la falta de consenso en lo que a los bebés se refiere. Y sobre esto los que hemos tenido hijos somos muy conscientes: cada persona te dice una cosa diferente, y curiosamente, también en los centros de salud, donde si te ven 4 profesionales cabe la posibilidad de que te vayas con 4 consejos diferentes."
- ¿A quién está dirigido este libro? ¿Intenta avisar a madres y padres de lo que pueden encontrarse en la consulta de su pediatra?
A.B.: "En teoría va dirigido a los profesionales de la salud, enfermeras/os y pediatras, aunque me consta que hay quien no le acaba de hacer gracia que se visibilicen ciertas cosas que suceden en algunos centros (no todos, quiero que quede claro, porque no es una generalización). Pero quise que fuera un libro también ameno y entretenido para madres y padres, que de algún modo se vieran reflejados en las vivencias de quienes pasan por la consulta de Salva, y que comprendieran también que en las profesiones de salud, como en muchas otras, también hay problemas entre compañeros, debates, ciertas jerarquías, malentendidos y conflictos. Que somos todos, con nuestra bata de trabajo, humanos, y eso significa muchas cosas.
No quiero que con el libro madres y padres piensen que no somos de fiar en absoluto, pediatras ni enfermeras, pero sí que sean conscientes de que es importante que se informen que aprendan y que traten de ser los mejores padres y madres para sus hijos. Al otro lado de la mesa, en la consulta, tendrán a un profesional que intentará ayudar del mejor modo posible y con buena intención, aunque a veces, como digo, esa solución será paternalista o no será adecuada (y de ahí que incida en ello en el libro, para meter el dedo un poco en esa herida que deberíamos todos intentar curar lo antes posible).
Los profesionales tenemos la obligación de informar para que cada madre y padre haga en su casa lo que considere mejor, pero venimos de una época en la que ofrecíamos la información para que hicieran lo que nosotros considerábamos mejor, y esto debemos superarlo también porque los máximos responsables del bebé son sus madres y sus padres, y no nosotros."
Aunque la visita al pediatra suelen ser unos pocos minutos cada ciertos meses, la información que en estos momentos se trata es muy importante. Padres y madres confían en el personal sanitario, tanto que en algunos momentos, igual que refleja el libro, sirven de desahogo para verbalizar situaciones que se están viviendo y repitiendo varios días. Confían en pediatras y enfermeras para solucionarles los mil problemas que surgen en las primeras semanas posparto, en las crisis de lactancia, en la introducción a la alimentación complementaria y en las fases de desarrollo de su bebé, de ahí la importancia de estar bien actualizado. Y a veces, es estupendo que sean humanos, tengan empatía y nos digan un "lo estás haciendo bien" como hace Salva en varias ocasiones, porque a veces solo quieres alguien que te comprenda y que te asegure que no te estás volviendo loca.
LA ILUSTRADORA
Raquel Gu (Raquel Garcia Ulldemolins) es filóloga y traductora, pero dibuja desde que cogió un lápiz. Colabora habitualmente con ilustraciones y viñetas de humor en medios como Jot Down, Jot Down Kids, El Salto, Principia o El jueves; es autora de libros de humor gráfico como ¡Estoy estupenda! (2018), de libros infantiles como Dragonario (2015), Monstruopedia (2016) o Más que mascotas (2017).
Raquel también dibuja para otros autores y ha participado en otras obras colectivas. Además, es miembro del colectivo Autoras de cómic. Ha dirigido revistas y ha editado coleccionables.
MI OPINIÓN
Esta novela gráfica con formato de cómic, además de leerse con mucha facilidad, manifiesta en pocas palabras problemas importantes de los que, como padres y madres, debemos ser conscientes.
Tiene ilustraciones cómicas y realistas, que consiguen que la historia fluya a buen ritmo. Personalmente me encantan los dibujos y cómo representa situaciones cotidianas y maternales.
"Sana, sanita. Diario de un enfermero pedriátrico" valora mucho el trabajo que se realiza en los centros y a sus profesionales, porque también existen los sanitarios preocupados, involucrados y debidamente informados, pero denuncia claramente que hay muchas cosas que mejorar en la atención a bebés. Como madre me he sentido identificada en algunas ocasiones y me he enfadado en otras, pero me gusta que libros como este, manifiesten que algunas veces podemos encontrarnos con personal sanitario desactualizado, que un mal consejo puede destrozar una lactancia y que madres y padres deben informarse y tener criterio propio. Como bien dice Armando Bastida, al final, los responsables de nuestros hijos e hijas somos los progenitores, y somos los que debemos decidir sobre la alimentación y crianza.
Tal vez este libro sea un granito de arena para que los y las pediatras no se olviden de su motivación profesional y mantengan las ganas de hacer las cosas bien.
Tengo que agradecer a Armando Bastida que estuviera tan dispuesto a contestar a mis preguntas de una manera tan amplia y desinteresada. Escribí sus preguntas al mismo tiempo que esta entrada, y me resulta muy satisfactorio saber que estamos de acuerdo en muchos puntos y que sus respuestas cuadran perfectamente con la dirección que he querido dar a esta reseña del libro. Y también tengo que felicitarle porque está perfectamente representado y explicado lo que ha querido transmitir con la historia de Salva y ojalá este libro tenga muchísimos lectores que igual que yo reciban el mensaje.
Un libro estupendo para regalar a futuros padres y madres, porque también aprenderán cosas necesarias y seguro que les despierta la curiosidad para investigar e ir preparados a la consulta del pediatra.
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