Si nos atenemos a la tradición universal podemos deducir que la enfermedad es un síntoma en si misma derivado de la falta de armonía entre el cuerpo físico, energético y espiritual. Evidentemente existe la enfermedad, la causada por patógenos o por traumatismos por poner dos ejemplos evidentes, pero nosotros nos referimos a ese malestar general, difícilmente identificable que suele ser tratado por la medicina con una medicación de parches contra el síntoma y no contra el problema.
Sanación espiritual
Como seres humanos, estamos configurados como soporte de una forma energética y original que en si misma es parte de la geometría sagrada, somos energía condensada en formas y sus emanaciones permiten verificar de forma rápida si nuestro ser funciona correctamente o es necesario un ajuste energético.Para ello, es necesario valorar la esencia de la persona y su entorno, el estudio del eneagrama, del aura, del estado de los puntos de regulación de la energía vital y tomar las medidas adecuadas, cambios de actitud, cambios vibracionales que conseguirán tener todos tus campos energéticos en armonía para lograr que el cuerpo físico a nivel emocional, energético y mental estén equilibrados y en consecuencia se elimine el problema.
Estoy afirmando, por dejarlo mas claro aun, que una importante cantidad de los problemas de salud y humanos que sufrimos, son en si mismos una disonancia y a veces una autentica estridencia de nuestro estado energético y que el retorno al equilibrio, mediante técnicas espirituales procura la felicidad al ser humano.
Ser felices implica lograr un estado de cierta estabilidad en lo que se refiere a la salud, emociones y sentimientos que nos permite mantener un autocontrol de nuestra propia vida, mejorando nuestras relaciones personales, familiares y laborales así como tomar conciencia de nuestro propio ser.
Es importante que cada uno en su condición humana este libre de fuerzas internas o externas que nos desestabilicen, por ello recomendamos la sanación espiritual y energética.
Como hemos dicho antes, sin desdeñar la medicina moderna, la cirugía y los avances científicos, tan necesarios en la enfermedad del cuerpo humano, valoramos y fomentamos el equilibrio como forma de sanar el espíritu y la mente.