Llega el verano y es hora de tomarse un pequeño descanso disfrutando de los lugares abandonados que por ausencia de historia, documentación, fotografías o contenido, han ido quedando fuera de a lo largo del año.
Aún así, todos los lugares visitados tienen cabida en Esperando al Tren y en julio, agosto y septiembre daremos un paseo por tres de esos abandonos.
La capital francesa ofrece a sus visitantes un montón de lugares icónicos a los que se “peregrina” una y otra vez, pero para todos aquellos que tengan previsto viajar a París queremos recomendarles una visita muy especial aunque ésta no figure en ninguna guía de la ciudad.
En 1884, en la tranquila localidad de Saint-Martin-du-Tertre, el Duque de Massa encargó la construcción de una réplica del château de Maison-Laffitte.Seguía así la costumbre decimonónica de nobles y potentados de construirse viviendas en plena naturaleza y un tanto alejadas de las grandes ciudades.Así pues, al poco tiempo, el duque pudo disfrutar de su residencia campestre, a la que llamó château de Franconville.
Tras la Primera Guerra Mundial hasta las familias más acomodadas se vieron obligadas a moderar su estilo de vida y el esfuerzo de la guerra, los gastos de mantenimiento y otras cargas hacían imposible que pudieran conservar todas sus propiedades.
En 1924 el château fue adquirido por el département de la Seine y convertido en un hospital para el tratamiento de la tuberculosis.El aumento de los casos de tisis propició la construcción de un nuevo ala, anexo al château, consistente en gran edificio de ladrillo que aumentaba la capacidad del centro hasta las 500 camas.
Esta es precisamente la parte que vamos a visitar.
Aún a pesar de que la tuberculosis fue controlada a mediados de los años 50 con el uso de nuevos fármacos, el sanatorio, que debe su nombre al médico francés Fernand Bezançon, estuvo en funcionamiento hasta 1992.
Sala de rayos
Habitaciones y otras dependencias
Las últimas actuaciones tuvieron lugar en 2006, cundo se separó el sanatorio del château al estar éste clasificado como monumento protegido.
Se pueden apreciar las marcas en ambos edificios en estas dos fotografías.
Texto: Tomás Ruiz
Fotografías: Daphneé García