Aunque el viernes ya cumplí con mi reflexión semanal, no quería dejar que pasaran más días para hablar de un tema que está causando bastante polémica: la presencia de muchos autores mediáticos firmando en Sant Jordi. Por "mediático" se entiende alguien que, en principio, vende porque es conocido por una profesión ajena a la escritura, como Mercedes Milá, Mario Vaquerizo o Risto Mejide. Los escritores que se han hecho muy populares gracias a los libros, como Ildefonso Falcones o Carlos Ruiz Zafón, quedan excluidos de este grupo. La polémica se debe al hecho de que el Gremi de Llibreters, al hacer pública la lista de libros más vendidos en esta fecha tan señalada, decidió separar a los escritores mediáticos del resto, aunque después rectificó y publicó una única lista.
En las redes sociales, autoras como Gemma Lienas y Maite Carranza constataron que Sant Jordi se había convertido en una celebración peculiar (por no decir carnavalesca) al tener que compartir mesa con gente como Carmen Lomana o Mª Teresa Campos. Entre los mediáticos, Pilar Rahola se enfadó porque la colocaron en esa categoría (a ella y a Albert Espinosa): argumentó que su libro es literatura, buena o mala, pero literatura. Soy consciente de la diferencia entre publicar una creación literaria o un libro sobre asuntos personales del autor; no obstante, me parece incuestionable que tanto lo uno como lo otro, con independencia de su calidad, se vende más de lo normal gracias a la popularidad del autor.
Entendí perfectamente la maniobra de los libreros: más que perjudicar a los mediáticos, a mi parecer lo que intentaron fue reivindicar el trabajo de los escritores conocidos únicamente por su obra. En otras palabras: al publicar una sola lista, los libros de los autores mediáticos ocupan puestos que podrían dedicarse a promocionar novelas que se venden por ellas mismas y/o por éxitos anteriores del escritor, no por una popularidad ajena a este mundo. La lista definitiva tiene pocos libros de autores mediáticos, pero, si no hubiera sido así, para nosotros sería bastante lamentable tener que ver cómo todos los medios de comunicación se hacen eco de novelas que no han sido publicadas por su contenido, ¿no os parece?
A todo esto, que conste que no me opongo a que los famosos publiquen. Ya he comentado alguna vez que sería injusto que alguien dejara de tener oportunidades por el hecho de ser mediático, ya que ser popular y tener vocación de escritor no son cosas incompatibles. Ahí están Risto Mejide, Màxim Huerta o Boris Izaguirre, por ejemplo, que serán buenos o malos, pero hacen literatura y ya tienen unas cuantas novelas publicadas. Lo que nos gusta menos a los lectores, creo, es que algunos publiquen libros sobre su vida o cualquier tema banal, porque todavía resulta más evidente que venden por ser quienes son y no por lo que escriben. Aun así, insisto: tienen derecho a existir, se dirigen a otro público y, en un momento tan complicado para el sector editorial, esas elevadas cifras de ventas son muy buenas para las editoriales, para que sigan apostando por obras de calidad que tienen una acogida menor. No lo olvidemos: del dinero ganado nos beneficiamos todos los lectores.
De todas formas, tampoco negaré que los comentarios que leí el día 23 sobre famosos que firmaban me dejaron un poco pasmada, y mucho me temo que la situación se repetirá en las próximas ferias. Tienen derecho a existir y son útiles para el sector, pero como lectora me gustaba creer en Sant Jordi como un día de homenaje a los libros y los escritores. Creo que los mediáticos, sobre todo los que no hacen literatura, no reflejan este espíritu y son vistos como "intrusos" en la gran celebración de los lectores. En cualquier caso, esto no deja de ser una simple idea romántica sobre el mundo literario, y ya sabemos que con esto no se va a ninguna parte. Me quedo con el hecho de que para nosotros, los lectores habituales, no hace falta esperar a este tipo de acontecimientos para disfrutar de la lectura.