Revista Historia

Sant Josep, historia del barrio que creció en tierra de nadie (2)

Por Ireneu @ireneuc

(Viene de parte 1) El cambio de siglo llevó al crecimiento descontrolado de los barrios que estaban más cercanos a Barcelona ( Collblanc, Torrassa y Santa Eulàlia). Un crecimiento que, si bien no afectó en exceso a Sant Josep, significó la consolidación de todo el núcleo alrededor de la Carretera Provincial (conocida desde el 1918 como calle Enric Prat de la Riba - ver El invisible y superviviente mojón histórico de la calle Enric Prat de la Riba) y la Riera dels Frares. De esta forma, calles como Rodés, Sant Josep, Estrella, Muntanya o Miquel Romeu comienzan a crecer sobre todo a partir de 1912 cuando se construye la vía del Carrilet. Con todo, Ramón Puig i Gairalt -arquitecto municipal- realiza en 1926 un proyecto de ordenación urbanística de todos los barrios de L'Hospitalet, entre ellos Sant Josep. Planificación que, desgraciadamente, no llegaría a llevarse a cabo por la llegada de la Guerra Civil.

La colectivización de los campos y las industrias del barrio a partir de 1936 llevó a la construcción de refugios antiaéreos y a la conversión de la bóbila de Cosme Toda en la fábrica de obuses más importante de la retaguardia republicana. Un papel estratégico que pudo haber acabado en tragedia para Hospitalet cuando, en noviembre de 1938, sufrió un aparatoso incendio que provocó la explosión de parte del armamento almacenado en aquellas instalaciones. La explosión, que se vio desde Sant Vicenç dels Horts, por suerte pudo ser controlado ( ver La explosión de Cosme Toda, la fortuna que evitó la destrucción de L'Hospitalet), ya que si hubiese estallado la gran cantidad de trilita que había almacenada en las minas subterráneas de arcilla del complejo, hubiera desaparecido la ciudad entera. Por suerte, el incidente acabó con solo 4 muertos y unos 20 heridos. Poca cosa para lo que podía haber llegado a pasar.

Con el final de la guerra, la situación vuelve poco a poco a la normalidad. No obstante, los 2.000 habitantes del barrio en 1940 han de pasar aquel mismo año una inundación del río que llega hasta las mismas vías del tren de la costa y, hasta el 1945, una epidemia de tuberculosis que hace que la posguerra en Sant Josep sea aún más dura si cabe. Situación que no evita que, al igual que el resto de la ciudad, cada vez sean más los inmigrantes que deciden establecerse en el barrio, haciéndolo crecer en población. En 1953 se oficializa el nuevo Plan Comarcal que busca organizar urbanísticamente el municipio, lo que comportará la progresiva abertura hacia el Torrente Gornal y hacia la estación de la RENFE (ya en el Centro) de la calle Alpes -antiguo camino de Sant Joan rebautizado en 1932 como "Alps" y, en 1988, como Av. Josep Tarradellas- y, en 1957, la construcción de la Av. Isabel la Católica. Año en que también se abrió al público el apeadero de Sant Josep del Carrilet, dando un nuevo impulso a la ocupación del barrio. Un barrio que, salpicado de huertas activas, recibió un duro varapalo climático con las heladas de 1956 ( ver Ola de frío de 1956, cuando Siberia invadió Europa... y se quedó) que, arrasando con la agricultura que aún quedaba, hizo decidir a los propietarios a dejar los cultivos y dedicarlos al mucho más rentable negocio inmobiliario. En 1960 la misma promotora que levantará poco después Bellvitge construye los bloques Ciutat Comtal en terrenos de Cal Cuca (masía que fue destruida) y Sant Josep alcanza los 8.000 habitantes.

A partir de aquí todo se precipita. Las oleadas inmigratorias que afectan a otros barrios de la ciudad, también afectan de lleno a Sant Josep que, aprovechando la tirada de las industrias cercanas (Tecla Sala, Cosme Toda, La Farga...) empieza a ocupar todo el espacio disponible. El Canal de la Infanta, convertido en una cloaca a cielo abierto desde 1968, se cubre progresivamente y los pocos campos que aún subsisten acaban por desaparecer bajo el peso del cemento de las nuevas edificaciones. En 1970 nace la asociación de vecinos de Sant Josep (que luchará sobre todo por el cierre de La Farga, que contaminaba todo el barrio con sus humos), en 1971 se construyen las conocidas como Piscinas de Hospitalet al lado del campo de fútbol del "Hospi" y en 1973 se inaugura el túnel bypass de Bifurcación Gornal ( ver Bifurcación Gornal, el misterioso túnel fantasma de L'Hospitalet).

La llegada de la Democracia y de la crisis del sector textil catalán fuerzan el cierre en 1979 de la centenaria fábrica Tecla Sala, que será adquirida por el ayuntamiento en 1982 para la creación de un gran centro cultural municipal con vistas de acoger la que será la Biblioteca Central de L'Hospitalet. En estos años, la barriada de Sant Josep alcanzará su máximo histórico de población con 22.651 habitantes en 1981 (39.738 hab/km2). Una población que, al contrario de otros barrios, no bajaría en exceso en los años siguientes debido a su continuidad urbana con el centro de la ciudad y su proximidad a la Rambla Just Oliveras. Situación que lo que lo hace un barrio especialmente cotizado y que, por lo tanto, no se haya visto tan afectado por la oleada inmigratoria de principios del siglo XXI.

La construcción de grandes bloques de pisos en los pocos solares no ocupados todavía, ya sean por acoger industrias que cierran ( Cosme Toda) o bien por extraños cambios de usos (caso del antiguo campo de fútbol del C.E. L'Hospitalet) hacen que, pese a las insistentes protestas vecinales en reclamación de servicios, zonas verdes y de mantenimiento del patrimonio histórico, la especulación urbanística desbocada (y promocionada por el ayuntamiento) aúpe la densidad de población de Sant Josep hasta los 34.726 hab/km2 gracias a los 19.794 habitantes que había a 31/12/2021. Una tendencia al alza que no parece querer cambiar en los próximos años y que, pese a la buena imagen aparente del barrio (que esconde una hiriente falta de ambulatorios, guarderías públicas o residencias de ancianos), promete a sus habitantes un agitado futuro por la mejora de la calidad de vida del vecindario.


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