¿Sabías que Miguel Ángel García Guinea vio la ermita de Santa Cecilia de Vallespinoso de Aguilar caída y dejo constancia de ello?
"Recuerdo otra tarde que, después de haber comido mi bocadillo sobre el asubiadero de una de las rocas calizas que el sol parecía querer que explotase de blancura y ponerme en camino, sin camino hacia el pueblo de Lomilla, me di de bruces con una pequeña iglesia románica, que aparecía casi en equilibrio sobre otra roca y que tenía su muro norte, todo de sillería, completamente caído hasta sus cimientos. La emoción fue tan fuerte que lo mismo podía ponerme a llorar que a cantar. El sol, paciente y radiante, la iluminaba desde el presbiterio, dejándola tan exageradamente desnuda y rota que no pude contener mi admiración y me oí exclamando en voz alta: ¡Que maravilla!. Desde ese momento, a pesar de su ruindad, o por eso mismo, y a pesar del desprecio que no merecía, la iglesia de Santa Cecilia en Vallespinoso de Aguilar y el rincón donde se alza, junto a un arroyo de esos que gimen y no se ven, porque tienen bóveda de mimbres y helechos, les he puesto como paradigma de la belleza que nace cuando se junta el arte sentido por el hombre con el paisaje natural que nada y nadie impurifica. Entre en la iglesia, saltando sin mucha dificultad los sillares del muro caído. La puerta estaba al mediodía y seguía abierta. Después he vuelto muchas veces, cuando ya estaba restaurada, pero nunca volví a sentir ese instante que goce y sufrí también, pero que ya no volverá [...].
Una serie de Cristina Párbole para Curiosón-©-2018